Si todo es luz no hay penumbra;
si todo es penumbra no hay luz,
¿pero qué es la luz sin penumbra?
Nada, como la penumbra sin luz.
Archivo por meses: noviembre 2008
Octava Nº2 – “Al jazmín de mi difunta madre”
Conjugando
Mi pretérito imperfecto se debió al imperativo de otros, hasta que mi propio imperativo entró en la conjugación y acabó con tantos sinsabores.
El presente de indicativo no siempre puedo conjugarlo en primera persona del singular; depende del condicional de los demás. A veces logro imaginar el presente de subjuntivo también en primera persona, tanto del singular como del plural, pero no siempre atino.
Convivir sin violencia machista
En el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (Bogotá, julio de 1981), se fijó el 25 de noviembre como Día Internacio nal por la No Violencia contra las Mujeres recordando el macabro asesinato de las tres hermanas Mirabal, tres activistas asesinadas en 1960 por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
En 1993 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con lo que quedó definido como tdo acto violento basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o mpsicológico, incluidas las amenazas y la coerción de la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada. En 1999 la ONU oficializó esta fecha.
Quiero…
Condenado.
Estoy perdida, y sigo aquí…
No hay sitio que prefiera la tristeza
A mi pecho oscuro y vacío
Ni manera de que se evapore la oscuridad
De mis marchitos pensamientos.
Y sigo sola, y vivo sola
Aterrada al no encontrar la salida
A este laberinto de dolor.
Las ponzoñosas aguas llegan a mis labios
No sobreviviré a la inundación
De las lágrimas en mis ojos
Al ver que se escapa la vida de mi corazón
Eternamente raído, helado, aterido.
Impacto.
Si el mundo fuera perfecto…
Si el mundo fuera perfecto… !qué diantres haríamos tú y yo viviendo en él!. Nada. Absolutamente nada. Si el mundo fuera perfecto sería tan grande el aburrimiento que tú y yo pereceríamos instantáneamente por desidia. No. Que no. Que no queremos un mundo perfecto… para tener que seguir luchando, día tras día, con el afán de perfeccionarlo. Curiosa. Curiosa paradoja esta la de nuestra existencia inconformista.
Cuando cayó la bóveda de Asís
Hace once años hicimos un viaje por Italia, que comenzó en Milán, continuando hacia el Véneto (Verona, Padua, Venecia), bajando posteriormente hacia la Toscana, (Pisa, Florencia y Siena) y visitando Asís (Umbría) en el camino hacia Roma.
Admiramos la bóveda de la basílica superior de Asís cuyos frescos son atribuidos a Giotto y a continuación bajamos a la cripta. En un momento dado, mi hija dio media vuelta y dijo que se iba fuera. Nos preocupamos, porque parecía un ataque de claustrofobia que nunca antes había tenido (ni nunca ha tenido tampoco después), así que la seguimos. Dijo que se había sentido muy agobiada allá abajo, pero se le pasó totalmente al aire libre.
Pienso
En esta nuestra existencia plagada de vivencias, sentimos el aleteo de sensaciones que rodean nuestros sentires.
Envidias pululan, acechando día a día el entorno en que nos movemos. Lugares idílicos. Manchados de actos indeseables. Rompiendo nuestra armonía. Destruyen los sentimientos de los que aquí venimos a compartir.
Más la sensatez y el sano juicio están por encima de toda maldad y resurgiremos airosos ante tales enemigos rabiosos.
!!!Que vivan la concordia y la sensatez !!!
“Querido” maltratador
Un día más llego a casa, cansada de una dura jornada laboral, y al abrir la cerradura mi cuerpo empieza a temblar… ¿qué será hoy? ¿algo no terminé? ¿algo dejé sin hacer?…
Quisiera poder dejar mi alma fuera, en el zaguán de casa, ya es bastante entrar mi cuerpo, curarlo me lleva tiempo, sana sí claro que sana, pero… ¿y mi alma? Para mi alma no hay tirita que la abarque…
Alma mía, sepárate de mí, quédate ahí… espera mi posible vuelta…
Pero mi alma, tal como tú… no escucha, no atiende a mi cabeza, ni puede acceder a los deseos de mi corazón, está conmigo… le falta valor…
Octava Nº1 – “Al jazmín de mi difunta madre”
Tiempo.
Como un humilde labrador arando,
sus tierras haciendo sus surcos,
así va dejando la vida el rostro,
las inclemencias de este devenir,
pleno de transiciones trágicas,
agridulces hermosas o serenas.
Nuestro corazón y nuestra alma,
sufren en silencio sin ellos saberlo,
las arrugas marcan el paso del tiempo,
el pasado el presente también el futuro,
en la cara del que siente su transcurrir,
en el rostro oscuro dibujado a trazos,
en esa pintura difuminada a carboncillo.
Como humanos
No quiero
No quiero que me vuelva a ocurrir.
No quiero volver a sentir, no quiero volver a sentir.
No quiero que mis días sean grises si tú no me miras, si no veo la luz de tu mirada.
No quiero temblar solo con que tú me roces, con que me sonrías.
No puedo aguantar que mi vida esté vacía cuando descubra que no te voy a ver.
No quiero que ocupes todos mis pensamientos.
No quiero llorar solo porque escuche una bella melodía.
No quiero nada de esto, pero ya es tarde porque te quiero.
Te necesito a mi lado, quiero escuchar el latido de tu corazón. Me quiero perder a tu lado, que se pare el tiempo cada vez que te contemplo.
Quiero que seas lo más importante de mi vida, compartirla contigo.
Elegía del Árbol
Él pertenece por la copa a lo sutil del tiempo, al aire de las distancias y al trinar de los pájaros; por el tronco, a la germinación de las ideas y a todo lo que une lo celeste con los dioses del fondo. Lo han dicho los poetas. Por la raíz oscura pertenece a las secretas aguas del misterio. ..
Él dibuja semicírculos perdidos en l atmósfera mientras porta fuegos heridos por el rayo. El árbol. El que es cosa mayor que nosotros porque está en el mundo con más certeza circundada. Árbol. Ciudad, campo y monte. Árbol en lo alto, sobre la lentitud de la subida y la pendiente de una colina colgada en los puntos suspensivos de un momento. Árbol. Nos llevamos a él y nos pensamos con su sombra en la suficiente soledad y en la infinita belelza al mismo tiempo.
Palabras de amor ( acróstico )
Decepción
Sólo recuerdo su nombre: Raquel. Ella era la más alta de una clase de niñas de unos diez u once años, porque repetía curso. Quizá no fuera sólo por eso, sino también porque proviniese de una familia de gente de mucha estatura.
Como yo iba muy bien, ella procuró por todos los medios y consiguió que la sentaran a mi lado. Disimulaba muy bien su ignorancia en casi todos los temas y, al ser mayor y con más picardía que yo, conseguía apropiarse de mis respuestas a los ejercicios y darles una pequeña vuelta para que parecieran originales. Hay que decir que yo facilitaba mucho las cosas y la dejaba mangonear a sus anchas.
Noviembre.
Es Noviembre es tarde ya,
el feliz espíritu del viento,
juega con las hojas secas,
las esparce o amontona,
según siente el momento.
El espíritu solar no calienta,
se encuentra de meditación,
mientras asoma la fría Luna,
que se presenta bella de noche,
su redonda cara resplandeciente,
de un brillo refulgente de plata.
Sombras.
Estados
El amor…
Robótica
Al día siguiente de haber comenzado mis vacaciones tuve que llamar a mi empresa para comunicar a mi jefe un detalle importante que había olvidado decirle antes de mi partida. Suena el teléfono, y en lugar de contestar una voz desconocida, suena en mi oído una voz que identifico rápidamente como la propia.
“Oficina del Sr. … Dígame.” Me quedo callada en un primer momento. Puede que esté equivocada. La voz insiste con cierto apremio:”Dígame”. “Perdón. ¿Con quién hablo?” “Con la Dirección de … Mi nombre es Diana.”
El escondite
El bosque olía a verde, a fresco, a brisa. El sol jugaba al escondite con las hojas de los árboles, colándose entre los más minúsculos rincones y ansioso por llegar al suelo. Los robles cantaban su susurrante canción acompañados de los riachuelos que borboteaban sobre la roca. Las risas de los niños inundaban el ambiente, y sus rápidas y tenues pisadas hacían crujir las ojas bajo sus pies.
-Uno, dos, tres… -apoyada en el tronco del pino grueso, una niña contaba en voz alta, sin poder evitar una risa entre cada número, pues las voces desesperadas de sus compañeros que no sabían dónde esconderse le hacían mucha gracia.