Todas las entradas de: Volskiervers

No contestabas…., te dejo esta nota

Era tarde, esperaba y esperaba, pero no cogías el teléfono.
Luego… ¡por fín! llegaste, te oí, pero ya era tarde. Y como debe ser, por la puerta entraste.
¡Y vaya un buen portazo a la puerta arreaste!

Entraste rabiosa, apresurada, directamente a tu habitación allí entraste. Ni siquiera un monosílabo de bienvenida, de recién llegada, alguna pequeña frase anunciando un soy yo, o algo parecido.

Por la mañana temprano, bien temprano, desapareciste con la misma compostura. ¡Vaya portazo!

Y la tierra no era suya

Lo recuerdo muy bien.
Su manera de caminar me daba miedo.
Su muleta de empuñadura blanca reproduciendo un clic, clic.
Su cara era un rostro como de mayordomo siniestro y sospechoso de.
Ese clic pequeñito se movía mecánicamente, amenazante en sospechoso sigilo.
Un clic, clic, anunciando una cercana cuanta atrás.
Su rostro estaba dolido por el templo y el acomodo de una soberbia rigidez de apretada dentadura y oprimidas encías.
Con su rostro de piedra arrastraba esa dolorosa pesadez vital, lastre y más lastre.

Poema de palabras

Abro el libro por la novena página, empiezo a leer un poema, voy por la segunda estrofa; me distraigo con el movimiento de la rama de un árbol en el parque. El libro queda abierto y sujeto por estos dedos delgados y grises en épocas de frío, dedos que quieren aprender a tocar la escritura. Dedos rajados por diminutas incisiones a carne viva en días de viento gélido, de ese invierno alias equinoccio, que cuando le toque regresar regresará en su caballo preferido color blanco nieve niebla.

Sigo distraídamente atento a la actividad de la mente, sigo leyendo en silencio a esas hojas del verano en el parque caluroso, alias equinoccio; colillas alias pitillo, algunas, sí, en el suelo; haberlas las hay. Sigue Leyendo...

La Biblioteca (Relato breve)

Un hombre entró a la biblioteca, los estantes estaban vacíos; no había ni un solo libro, nada de nada.

El hombre quedó extrañado, creyendo firmemente que detrás de ese panorama había una broma astutamente montada con cámaras ocultas.

Con frustración se acercó a la mesa de información y allí una joven aburrida sentada y medio dormida pasaba las horas sin poder disimular su hastío; la joven encargada procuraba no quedarse aturdida por el sopor…

¡Cuidado con el vecino!

Son las cinco menos cuarto de la tarde y el reloj es redondo.
Con puntualidad cuelga de la pared, sin marearse aun dando vueltas las agujas sujetas a su centro pues no es digital, ¡vaya uno para las modernidades!

El reloj de los abuelos tiene gruesas agujas que se mueven dando diminutos pasos descalzos, haciendo voto de puntualidad, como insinuando que no todo avanza tan rápido en la exitosa y forzada sociedad de la impaciencia.
Colgado en el paisaje blanco de la pared juega artificialmente a ir cosiendo un instante con otro.

Éxito

Estaba sentado en una mesa, la gente esperaba su turno para que les firmara un ejemplar.
La última vez que lo vi estaba sentado en un banco público, era una media tarde; estaba cabizbajo, con un libro abierto entre sus manos. No pudimos hablar. Yo estaba más obsesionado con el éxito, él muchas veces me decía que el triunfo es diferente al éxito. Recuerdo que en una de nuestras últimas conversaciones, me dijo “muchas veces luchamos contra lo que queremos hacer.”

Barato, Barato

Una vez estuve en un mercadillo, cierto que es cierto.
Paseaba por los pasillos que hay entre paradas. Cierto, cierto, se trataba de un mercadillo.

Una de esas paradas tenía cosas variadas. Usado y viejo, en el suelo sobre una lona, sobre la cual también libros, y más libros, mas gritaba el hombre: “barato, barato.”
Libros envejecidos, usados de segunda mano, de tercera y hasta novena mano, colocados en el suelo empero en orden, con el lomo mirando arriba, libro junto a libro.

Desierto

Me gustaría escribir sobre el desierto. Pero…Hay un problema.
¿Cuál es ese problema?
Nunca he estado en un sitio así, aunque sospecho debe ser interesante.
Lo es, yo he estado.
Pero yo no. Y su experiencia es intransferible. Es única.
Cierto.

¿Cómo podría resolver tal cuestión? Usted que estuvo en el desierto.
Buena pregunta, no sé si buena respuesta… Vea películas, lea sobre ello.
¡Pero…! Insisto, no es lo mismo que estar allí en persona.
Cierto, quizá sean cosas del desierto.

A las nueve de la Noche

La oficina va a cerrar ya mismo, en la calle hace frío y para colmo falta poco para que empiece la película de terror ,y María del Mar es una enamorada de ese tipo de películas que tanto afectan y condicionan a ese niño tan necesitado de paz y cariño, que llevamos en nuestro interior.

Ella sale de la oficina con prisas, debe llegar antes de que empiece lo que le atrae; paredes mugrientas, fracturas de huesos, asesinatos, amputaciones, hemorragias, gritos, llantos, estados depresivos, y malos tratos.
El ascensor del edificio se avería entre dos pisos, no hay nadie con ella, su garganta traga saliva por la asfixiante situación…
¡Por fin!, el ascensor reanuda la marcha vertical…En dirección a la calle. Sigue Leyendo...

Trance

El viejo truhán de vocabulario feo malsonante y desagradable, se iba acercando a la céntrica plaza de su pequeña ciudad. Caminaba mirando fijo, con extraños atuendos, vistiendo sin cuidado ni agrado, poca era la gracia. Y…mirada perversa de intenciones confusas, engañosas.

Se decía de éste individuo, se decía, rumoreando de oreja a oreja, de frivolidad a frivolidad, que este hombre sufrió una caída en trauma de accidente, fortuito trance de doloroso resultado y mala cura. Al parecer, sufrió intervención en las caderas.

Hacer malabarismos con Bicicleta

Un hombre caminaba tranquilamente con su perro por el campo, paseando y tarareando una melodía. Estaba contento.
De pronto, encontró una bicicleta tras unos árboles, parecía como abandonada, aunque no se veía muy descuidada… La cogió decididamente, sin ningún miramiento, y se la llevó a su casa, allí la acondicionó. Pero… luego advirtió que desde mucho tiempo atrás no subía en bicicleta, con lo cual…

Recordó que en el centro del pueblo vivía un hombre que había sido maestro de escuela y acróbata en un circo, así que se encaminó hacia aquel domicilio. Sigue Leyendo...

Recuerdo que…

Antiguamente, cuando no tenía derecho a ser un niño pequeño de mi edad, recuerdo que le preguntaba cosas a mi padre…

Muchas veces me decía, me devolvía, un… “Cuando seas mayor”

Cada día al hacerme mayor me iba desengañando.
Algún día dejaré de hacerme mayor, como cualquiera.
El desengaño era y es, en positivo y en negativo, para bien y para mal.

Hablando se confunde la gente

Tal día como ayer vino el vino.
Y dijo el vino cuando vino, que no llovía, buen tiempo hacía.
Nos dijo el vino al venir, que lo habían parado en uno de esos controles de alcoholemia, que ponen en la ruta de los vinos que vienen conduciendo; aunque ningún vino sabe conducir, ¡imposible! ¡El vino no sabrá conducir, pero sí sabrá a vino!

Nos dijo el vino que a pesar del aliento, la prueba salió en negativo, ¡cuidado! esto según nos dijo el vino.

Corrupcion Justa

“Señor ladrón, buenos días tenga”
“Buenos días señor Juez”

“Soy el juez que tiene que declararle culpable o no culpable”
“Adelante señor Juez, le escucho”

“Vamos a ver. Usted entró en la casa, y sabía que los dueños estaban durmiendo en su habitación. ¿Es así?”
“Efectivamente, está usted en lo cierto.”

Noches de Noche

Un descanso duerme en medio de una noche como ésta.
La noche, está hecha un descanso.
El colchón inmóvil, borracho. Tan sólo suspira.
Un cuerpo humano, prestado por la creación a su imagen y semejanza.
Me gustaría mirarme al ególatra y solitario espejo castigado de espaldas a la pared, me gustaría mirarme y ver que no me veo, y ver una ráfaga de viento en vida que se mueve. Tenso como la cuerda de un arco, vulnerable como el arquero, firme y decidido como una flecha, reflexivo y silencioso como el momento de apuntar, mirar. Pequeño como el dedo que sostiene a todo el centro umbilical del arco. Sigue Leyendo...

Sonreir es una cosa que se hace con la cara para…

Entró en la pequeña habitación de su hermana, la luz aun quedaba en el exterior, en la gran casa donde vive el Sol caliente frío en invierno; de rayos bondadosos que todo lo iluminan, cuando así es y no hay nubes generosas.
Subió la persiana suavemente y comenzó a entrar en silencio el solitario Sol con sus rayos casi invisibles. Antes la persiana era levantada con brusquedad…de mala gana, pero eso era cuando convivía con su hermana. En el ambiente ya se notaba ese algo que facilita la libre respiración y el libre pensamiento. Sigue Leyendo...

Verlo para Creerlo

Sacarina era una joven simpática, realista y coherente. Sabía muy bien que en la vida había de dedicarse a cosas que realmente valiesen la pena, y ciertas otras cosas, mejor dejarlas pasar en otras direcciones y lugares, donde tendrían muy buena y aceptable acogida.
Había logrado romper el cordón con su madre, que se llamaba la señora Paquita.

Desde que hizo la mudanza, para descargarse de esa presencia materna, descuidó bastante a propósito, el retrato de aquella mujer madre, en una acartonada caja de… cartón. Todavía no estaba de ánimos positivos para buscarle un lugar en la decoración externa, entre los bastidores de la existencia cotidiana y no menos sagrada o crucial. Sigue Leyendo...

Un Nuevo Acontecimiento

El bebé y su mamá estaban bien, acababan de llegar a casa. Había sido un parto normal.
¡Vaya revuelo se había armado entorno a ese hermoso acontecimiento!
Carrerillas de una esquina a otra de la casa.
Incluso la vecina de arriba bajaba, y se ofrecía para lo que fuese necesario.
“¡Si necesitáis algo pedídmelo! ¡Cualquier cosa!”

La suegra, la cuñada, correteando de un sitio a otro de la casa, dispensando solidaridad y apoyo… y nerviosismo.

En Venta o Alquiler

La luz de la escalera de un inmueble, se ha encendido, se oyen unos pasos, alguien va subiendo los escalones, parece un pisar algo ligero.
Se detienen… se oye lo que parece una llave girar dentro de una cerradura. Después de un chirriar frágil esa puerta queda abierta. El individuo no tiene el detalle de limpiarse las suelas de los zapatos. Y accede al interior.
De inmediato un portazo, sin delicadeza, ¡¡BAM!! El estruendo inunda al silencio. ¡El silencio nunca huye, espera paciente!

No es una adivinanza. Pues….?

Hay dos ríos, ambos están descansando sobre la tierra. Duermen mientras flotan sobre el agua, y no precisamente sobre una balsa. En cuanto llueve ya están empapados, prefieren tener la piel siempre hidratada, les va mejor.
Su piel es profundamente superficial. Sin anzuelos ni trampas. Las presas que los retienen se las inventaron los vendedores.
Sus pensamientos siempre son transparentes. Nunca discuten de algo que podamos comprender. Siempre nos cuentan cosas que dentro de dos o tres futuros entenderemos.

Félix

Me encontraba en el pequeño balcón de la casa de piedra, mirando en dirección al sureño medio día, según el Sol. Se decía que la casa podría tener más de trescientos años de antigüedad.
El calor pegaba fuerte. Pero valía la pena. Allá arriba no había humedad, se notaba y se agradecía en voz baja y sin euforias ni fuertes desmadres.

Al paso de unos cinco minutos, veo al gato de la casa, por allí lo llamaban Félix. Estaba saliendo del pequeño pueblo que carecía de servicios mínimos, ni siquiera tendido eléctrico y con dos o tres personas empadronadas. Sigue Leyendo...

Selmo

En la guardilla de la casa tenían las palomas, todo estaba bastante dejado y sucio, las aves estaban ahí, de cualquier manera, no había demasiada higiene. El olor no era el más adecuado.

Selmo tenía la mente de un niño, pasaba de los cuarenta. Su padre lo dejaba horas encerrado en lo alto, junto a las palomas, él no podía hacer nada más que sufrir esa humillación por parte de aquel hombre padre, siempre en compañía de gente de mal y de peor. Selmo, ni siquiera sabía bien, bien, lo que era una humillación.

Celos

El pomo de la puerta comienza a girar muy lentamente, muy despacio.
La puerta se va abriendo, con gran lentitud. Poco a poco.
Sigilosamente ella va asomando la nariz.
Cuidadosamente, sosteniendo la respiración, va entrando, metiendo su cuerpo encogido.
Los pies descalzos, en punta, sin hacer ruido, unos pasitos muy cortitos. La habitación está muy oscura, ella se va girando sobre sí misma con cautela y cierra la puerta, evitando hacer el menor ruido. Muy lentamente se va aproximando a la cama, con mucha cautela.

El Zapato y la Calle

El señor que estaba sentado en el en banco cercano a la esquina se a levantado y está caminando por en medio de la calle, no vienen coches, la calle es estrecha. El señor va muy bien vestido. Con traje y corbata. Es de estatura mediana, centímetro arriba centímetro abajo, es delgado sin gorduras. Camina con cierta lentitud pero no a cámara lenta. Parece que sabe a donde a de ir.Eso parece.
Su mano está en el bolsillo de su chaqueta, allí… ¡algunas monedas sueltas!
¡Seguro que sí!

¡Dicen que algunos trastornos se aprenden!

Mientras aquel brusco y distante padre desayunaba sobre la mesa, de la habitación salía su hijo adolescente, en lugar de dar los buenos días dijo: “Padre, yo de mayor quiero ser científico”.

El padre de la criatura respondió: “¡Estás loco!”
De inmediato añadió en tono desafiante: “¡Que harás!”

El chico, desacreditado por su padre, replicó: “¡Pues seré un Científico Loco!”

Tecla Mágica

El profesor de música de la escuela municipal había estado escuchando con atención y cierto deleite. Miró su reloj, suspiró, antes de levantarse se despidió del chico, y éste desde el suelo dijo: Profesor, ¿me explicará como empezó en su carrera?
Y el hombre, en tono distendido, colocándose bien la parte inferior de la chaqueta respondió: “¡Mañana, a esta hora! ¿Le va bien?…

Las promesas y compromisos se mueven en la memoria y en el reino de la responsabilidad para poderse cumplir. Así que al día siguiente, más o menos a media tarde, bajo un árbol con esplendida sombra de primavera, y ardillas alejadas por una inteligente prudencia, profesor y alumno se encontraron en aquel pedazo de mundo, en aquel lugar donde el día anterior ya había pasado con lentitud a través del tiempo vital. Sigue Leyendo...

Las Niñas tendrán que saberlo

Mientras las adolescentes subían por la cuesta amable, con una mezcla de sonrisa y cansancio de haber estado jugando, el abuelo sonriente en la tumbona se sonreía de alegría contemplando la escena, como si fuese un cuadro con una pintura plasmada.
Su pipa estaba vacía de fuego y vacía de humo, y vacía de tabaco, ya no quería fumar más según prohibiciones de su amigo el doctor.
Influido y atemorizado por las no tan nefastas prescripciones médicas, reprimía su deseo por fumar.

Tecla Magica (Continuacion )

Al cabo de una semana, en que la rutina académica regresaba a su ritmo oficial, el profesor Deviene, cruzando el jardín para adentrarse en el edificio, advirtió que a unos metros, bajo la sombra de un árbol, había un alumno sentado, como desconectando del horario o quizá del brío escolar, del asedio escolar.
El profesor se miró el reloj y acto seguido se acercó a ese alumno, antes de llegar a su vera hizo algo muy poco común en él ¡Preguntar si podía sentarse allí…! ¡Era la primera vez que aquel hombre valoraba el espacio vital de un alumno…! Incluso otros alumnos que se adentraban a la escuela y veían aquel hombre allí sentado, en el jardín de la escuela, con otro estudiante, miraban con rostros de sorpresa. Sigue Leyendo...

La Fabrica de Utiles Incongruencias

Se me acaba de escurrir de entre las manos un alterado invierno, una estación que no sabía como comportarse o que hacer. Un alterado invierno de fríos apresurados, de ida y vuelta. Cada invierno las manos grises, cada invierno las manos agrietadas con gotitas de sangre. El viento y el frío castigan nuestras manos, unas manos que se diseñaron para cuidar la tierra madre. Y para otras muchas cosas.

Cada año hago lo mismo, entrar en la industria farmacéutica con bastante ánimo de lucro y…Me planto dentro del establecimiento y… ¡Tengo las manos cortadas por el frío! ¿Tiene usted algo que vaya bien? Sigue Leyendo...