Al pensar y al hablar del ser humano como posibilidad cierta de esperanza hacia el futuro es un deber moral de todos nosotros tomar parte activa en la construcción progresiva del mundo. No sólo una actitud contemplativa de este mundo que nos rodea mientras estamos vivos sobre esta Tierra, sino una actitud activa para que, de este modo, nuestra vida tenga un sentido total.
No estamos aquí, en esta Tierra, para desaparecer en el absurdo de la Nada. Sólo si nos destruímos a nosotros mismos habremos creado como finalidad de la vida ese absurdo de la Nada. Pero no. No debe ser así. Debemos reaccionar siempre ante el negativismo de la destrucción. La muerte no es un final si la sentimos como un objeto o una causa de esperanza más allá de ella. Sigue Leyendo...
Nuestro cuerpo es un espacio propio y con él somos una parte del espacio que nos rodea. Decía el filósofo Bollnow en uno de sus escritos que “siempre estamos en una “aquí” en relación con un “ahí” y un “allá” dentro del espacio”. Y yo pienso que la ocupación corporal de ese espacio nuestro, de ese “aquí estoy”, trae consigo unos aspectos que vale la pena analizarlos.
En primer lugar, todo ente humano debe tener conciencia de su “aquí” si está sano de salud mental; debe saber, en ese caso, cómo ocupa ese espacio y para qué está en él. En segundo lugar, la esencia de mi “yo” sólo es justificable en el espacio que conozco y a través de mi cuerpo (que es el que está introducido en este mundo). Nuestro “yo” no tiene sentido si no es por el cuerpo que es el que ocupa un lugar en el espacio. Sigue Leyendo...
Se ha ido la luz eléctrica en este pequeño pueblo colombiano de Salenco (en la bellísima ruta cafetera del Valle del Cocora) y estoy escribiendo estas notas de mi diario junto a una vela encendida. Me imagino, traspasando siglos hacia atrás, a los escriotres del siglo XVII fabricando poemas, relatos o novelas a la luz de los candiles en la Vieja Castilla. Hombres enjutos empuñando plumas de aves que mojan en los tinteros mientras van rasgando sobre el papiro los ecos del diapasón de sus pensamientos.
Leemos en los libros de historia cómo debía ser, más o menos, aquella vida en que, no habiendo luz eléctrica, los hombres y las mujeres se recluían al anochecer en sus viviendas, reuniéndose todos ellos alrededor de un candil, un quinqué, una vela o algún otro invento para dar luz de cera y aceite. Así se comunicaban entre las enormes sombras de la noche. Sigue Leyendo...
Tú eres ese sentido que sabe a conciencia,
la llave espiritual de todas mis pasiones,
el eje fundamental de toda mi existencia,
todo aquello que es esperanza para mi inquietud,
la que me aleja de toda nostalgia
y me impregna sus huellas de mujer.
Tú eres aquello que se alcanza con el alma
cuando el cuerpo crepita de ansiedades
junto al fuego sagrado de todos los tiempos
en las noches acrisoladas por los desvelos
y la luz diáfana de las alboradas
anegando los sentidos de mis locuras
e inundando todas mis creencias
de sueños crepusculares y enternecidos.Sigue Leyendo...
Por el sendero humilde
donde las margaritas
y las mariposas
son pequeñitas…
voy con mi Toby
soñando rosas.
Son todas mis cosas
una mochila
mil flores rojas
y la voz tranquila.
No me mires así
con esos ojos de belleza total
que el mundo se me nubla
y entro en la muerte letal.
Más allá de su mirada
su flechazo es mortal…
!me levanto de la silla
y escapo de la fatal!.
Cierro nerviosamente el libro “Hombres sin mujeres” de Ernest Hemingway (escrito en 1939) que estoy leyendo tranquilamente y pago todavía más nervioso cuando me toma de la mano y me susurra tenuemente con voz melosa de boricua: “Vuelve más tarde “jeminguay” que te espero!.
Se inscriben los recuerdos
en los violines del horizonte de las dudas
y los cielos del anhelo se emocionan
con la distancia del tiempo y del espacio.
Despacio
la prontitud de lo pronunciado se entona
con las hojas caídas en la bruma
y luego el encanto amado
de la vida se aflora con ensueños.
El Vaticano acepta, a través de su astrónomo el jesuita José Gabriel Funes, que puede haber casi con seguridad vida similar a la humana en otros planetas. Serían nuestros “hermanos extraterrestres” (como los llamaría San Francisco de Asís). Ahora que ya los astrónomos han declarado que existen planetas en el universo con las mismas condiciones que la Tierra ya es fácil apuntarse a la teoría de que existen los extraterrestres. Y el Vaticano confirma que el Papa Juan XXIII tuvo un contacto telepático con un ser que vino en un OVNI.Sigue Leyendo...
Hoy he sentido la emoción del hálito vital cuando he sido invitado por mis colegas a volver a emitir mis mensajes a través de las ondas de mi viejo micrófono “Camborio”. He podido volver a contactar con mis amigos y amigas radioyentes de la emisora Colón. Y mi voz ha temblado de emoción latiendo al compás acelerado de mi corazón cuando he cruzado palabras con todos ellos. Palabras de fe amistosa. Qué bonito ha resultado la amorosa bienvenida con la que me han recibido mis entrañables amigos y amigas del Catalejo Mundial. Gracias a todos ellos. Sigue Leyendo...
En la historia el ser humano intenta dar continuidad de su autorealización existencial. Todo accionar humano nos remite a una continuidad de realización, cuya integración constituye el tiempo histórico.
Si nos remitimos a la edad antigua de las culturas míticas, vemos que no hay propiamente una historia; pues el ser humano no se realiza en ella, sino fuera de ella. Las acciones humanas no se valoran por sí mismas, sino que se definen y valoran en función de los arquetipos míticos.
Hay, por lo tanto, en el mundo humano mítico una carencia de autonomía para valorar la existencia. Los hechos y las obras no trascienden; no son más que el modelo de lo que siempre se repite, de aquello que siempre tiene que ser así y no de otra manera. En esta edad la historia no es entendida como un ámbito exclusivo del ser humano.Sigue Leyendo...
Si tú me dices ven… me voy contigo hasta el punto infinito de la no existencia, más allá de todos los mundos, allí donde tú y yo sólo seamos una indisoluble esencia unida tan estrechamente que nuestros átomos formen una sola conjunción de amaneceres. Lejos. Tan lejos de todo lo presente que sólo seamos un punto cardinal sin tiempo, sin espacio, sin medida. Tan sólo tu cuerpo y el mío invisibles en el infinito de la no existencia. Para amarte más. Para amarte más y sin medida de circunstancia alguna. Si tú me dices ven… !me hundo contigo en la eternidad!. Sigue Leyendo...
Mirádme bien…
soy ese cúmulo de soledades
cuya tristeza arrojáis día a día
al basurero de vuestras hoquedades,
el frío caminar de los pies desnudos
y los harapos de vuestra sinrazón.
Tengo un corazón hecho a pedazos
de tintas incoloras…
de cierzos ventosos abatiendo
la imposible sonrisa de mi infancia
con la infame salvación de los neutrales
despertándome un hambre de caricias.
Llevo todo el día recorriendo la provincia ecuatoriana de Tungurahua. Aquí he vuelto a visitar a mis viejas amistades de la comunidad de los salasaca. ¿Quiénes son los salasaca?. Los indios salasaca vivían, originariamente, en el altiplano boliviano, a unos 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar y siempre se mostraron indómitos ante la conquista de los incas, contra quienes lucharon , una y otra vez, en forma de guerrillas.
Huayna Cápac, el décimo Inca, los proscribió por este y otros motivos como no aceptar el patriarcado, desterrándoles, a manera de “mitimaes! (pueblos expatriados), a tierras de Colombia y Ecuador. Los afincados en Ecuador fueron un número de 52 hombres y 23 mujeres que quedaron instalados en un sector de a Provincia de Tungurahua. Sigue Leyendo...
Tu historia es una deliciosa fuente de energía espiritual que cuenta, en su interna condición humana, con sueños de esperanza e ilusión. Tu relato ofrece gestas entrañables donde no hay lugar para la insidia. Tu existencia es un intrépido sentimiento “a flor de piel” que compone, sobre las algas verdes de las azules aguas y bajo las blancas nubes de los dorados campos, mosaicos sensoriales en los que viven y perviven los guionistas de la sensibilidad, los directores técnicos de la ensoñación y esos personajes que un día se enamoraron de los humildes gorriones de un escritor. Sigue Leyendo...
Yo he visto la tristeza
semioculta en un hueco
con los vestidos raídos
y la esperanza al viento,
los brazos extendidos,
los labios entreabiertos,
decir unas palabras
que tienen sentimiento…
Ya llevaba cuatro años siendo Presidente de la República de los Triángulos el Señor Don Isósceles y la verdad es que el ejercicio del poder le tenía totalmente estresado. A los múltiples problemas que últimamente habían aparecido en esto de gobernar bien los asuntos de áreas, superficies, alturas, bases, lados, ángulos, vértices, hipotenusas y otros muchos temas triangulares que le llevaban “de cabeza” se unía la terrible crisis de ansiedad que atravesaba el alma de su esposa Doña Isóscelas… y la niña Isoscelina cada vez se la veía más lejana, más ausente de la vida de don Isósceles, más ajena a la familia, más lánguida y perdida por el poco tiempo que se pasaba ahora junto a su anteriormente querido papá. Sigue Leyendo...
Me encuentro a solas en un cibercafé de la ciudad de Quito. Estoy reflexionando sobre la persona ahora que me encuentro tan lejos de mi lugar de residencia. Y empiezo a recordar algunas viejas ideas aprendidas en los cursos de filosofía humana. Medito sobre la persona en sí misma y la persona como individuo, mientras escribo sobre la pantalla de la computadora que transporta mis reflexiones a esa patria universal nuestra conocida como Vorem. Esto es lo que pienso sobre la persona en estos momentos de soledad creativa…
Así como hay motivos para oponer persona y esencia, también lo hay para oponer persona e individuo: hay muchos individuos, incluso perfectamente individualizados y subsistentes, que no son personas; pero, en sentido contrario, toda persona es también un individuo.Sigue Leyendo...
Yo quise ver la luz dentro de tus ojos
cuando una sombra densa te envolvía
y al sentir todos tus lindos sueños rojos
entreabrí la aurora que tanto perseguía.
Yo quise recordar los tiempos del cariño
envuelto en el inquieto camino del anhelo
y al plasmar los colores como un niño
descubrí la pluma de un ave en su vuelo.
Largo viaje aéreo. Todo el vuelo Madrid-Bogotá lo he compartido con un baturro aragonés, nativo de un pueblecito muy cercano a la ciudad de Zaragoza, con quien he hablado de multitud de asuntos. Comono podía ser de otra manera, también hemos hablado del amor. Porque este baturro aragonés es un hombre divorciado que mantiene relaciones de noviazgo con una colombiana de Medellín. Por eso viaja continuamente a estas tierras. Al otro lado de los asientos centrales, a mi izquierda, una linda ecuatoriana no hace más que santiguarse cuando el avión comienza con un extraño bamboleo. Estamos atravesando una zona de turbulencias y ella está asustada. La tranquilizo.No pasa nada. Es muy normal que estas cosas ocurran cuando se viaja sobre el Atlántico. Al final se tranquiliza y me sonríe cuando le cuento un par de inocentes chistes. Los que no se tranquilizan son el joven de la camisa azul y la joven de la camisa blanca que se han pasado todo el tiempo recorriendo los pasillos de punta a punta. Sigue Leyendo...
Fulgor de estrellas doradas. La noche cae como funámbula circense sobre el arco meridiano de las siluetas y las sombras deslizan sus fantasmagorías por las enlazadas esferas del sueño. Una emergente línea azul se pinta sobre el lienzo del misterioso silencio que se cuelga del ramaje de la cercana arboleda. Tras el espejo de un singular estanque de azucenas los ojos verdes de las hojas se introducen en el roquedal de la fuente. Soy pensamiento enhebrado a las agujas del reloj del tiempo mientras subo al ondulado carrusel de las esperas. Ahora mismo la sobrehumana conciencia de lo trascendente se hace hoguera en el ánimo de mi corazón. Ya estoy caminando hacia el compás de la concordia entre mis afanes y mis esperanzas. Y comienzo a dormir. Click. Se apaga el diapasón de la consciencia. Sigue Leyendo...
La calle se ha convertido ya en un espacio para preguntarse qué pasa con la vida. Algunos viandantes quedan embarrancados en el bar de la avenida. Son seres reales examinando con atención el cubierto cielo nuboso de la ciudad. En la puerta de un comercio de perfumería, un coche cubierto de publicidad está aparcado. El conductor come pipas que va sacando de una bolsita mientras su compañero bebe un refresco de cola mientras se mete en la boca un puñado de palomitas de maíz. Los áticos se llenan de protagonistas entre los cuales algunos de ellos están soñando con ser artistas televisivos. Pintura. Fotografía. En la sala cultural varios jóvenes sacan las entradas. Un grupo de “punkis” despiertan la atención de una ancianita que comienza a santiguarse con escándalo. La calle se despierta y yo ya tengo preparado el equipaje. Mañana domingo vuelo hacia Quito pasando por Bogotá. Besos.Sigue Leyendo...
Mañana es un espacio de tiempo donde tendremos que escribir gran parte de nuestro sueño actual. Mañana es el hoy transportado a la ilusión. Mañana todavía cabe la esperanza…
Ví que el árbol existía
dejando huella contada en la historia
del cauce blanco de su sed.
Arriba, en el espacio de la incógnita rama,
un pájaro iniciaba su fulgor
y lo explícito de todas las causas
sobrevolaba aéreo el escenario
imponiendo su verde mensaje.
La sombra del árbol se alargó
haciendo maravillosa su libertad.
A los pies del abeto de la tarde
suavemente se extendió lo íntimo
de la nube en el cielo reflejada
y el rumor de todos los sueños
trajo miles de palabras a la vida
en este espacio de sitio enarbolado.
Cada palabra es un eco de bandoneones consumiendo el sándalo del tiempo. !Mándame metáforas que besen las largas historias de los lugares que habito entre estas paredes blancas, entre estos libros dorados, entre estos enseres de la noche, entre estos sueños de lo por venir!. Espero la prestada luz de tus ventanas azules para vivir en el cálido rincón de lo incansablemente viajero y así, con personas amadas como compañía de la persistente realidad, pretendo fundirme con los días del ahora.
Veo latir la vida y el tiempo en cada hexámero de la magia recordada. Desnudo en el aire de la concordia, entresaco la verdad de las llamas del horno lento de mis sentires y la música del dulce botín de la madera vieja hace que mi guitarra suspire nostalgias necesarias. Y vive en mis folios ya escritos una mirada de ángel en el eco de las olas de esta mi última cálida palabra: cielo. Sigue Leyendo...
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