El caso es que en este día de noviembre Marcelo recordó a “Boby”… tomó una rama seca y amarilla que descansaba su ocio en el ocre suelo (abatida por el glacial invierno del páramo) y miró por última vez el cadáver del perro semicubierto por guijarros de pedernal. Entonces volvió a su mente el hombre vasco, barbudo y con lentes, que caminaba por los senderos de su ensoñación. Y se acordó de los últimos versos de la estrofa: “Eres tú la paz eterna y honda del último suspiro, el apóstol errante y misterioso que en torno nuestro ronda y que nos mete al alma, cuando luchando por vivir padece, la dulce y santa calma que a la par la aquieta y la enardece”.
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Cuentos
El tonto del arrabal (3)
Lo que todos hemos sabido hoy es que un día,hace menos de una semana -precisamente en el presente mes de noviembre- los demás chicos del arrabal agarraron, entre todos, a Marcelo y, utilizando la fuerza física que otorga injustamente la mayoría irracional. comenzaron a decir que si ere marica debían de saberlo… y le bajaron los pantalones y el calzoncillo y, como tenía “pitillo”, se lo salaron con arena.
Cuando Marcelo quedó solo con su propia soledad (!Ay, Soledad, Soledad… en medio de la penumbra… por favor… por favor… alumbra!), se marchó muy lejos de allí. a un páramo donde los aires sentían soledad… a un páramo donde las tardes sentían soledad… a un páramo donde la vida sentía soledad… y vio el cadáver de un perro rodeado y semicubierto de guijarros de pedernal… sintiendo posiblemente soledad.
El tonto del arrábal (3)
Nadie sabe a dónde va Marcelo cuando tiene ganas de llorar. Sólo el viejo álamo blanco donde e refugian los pardos gorriones lo sabe, porque allí, sentado junto al viejo álamo blanco, Marcelo recuerda que tendrá que volver a tumbarse contra el suelo todo lo largo que es -“que este guacho todo lo que tiene de tonto lo tiene de largo, señá Obdulia… Dios mío cuando va a endejar de crecer señá Obdulia..”- para que los fieros empleados del ferrocarril no le abran la cabeza con uno de esos guijarros de pedernal que lanzan contra él .Y todo porque los demás chicos del arrabal apedrean, todas las tardes, al tren de Arganda, cuando pasa por debajo del pequeño desmonte tras haber lanzado su penetrante silbido de “asmático sin fin” en el oscuro túnel del cercano puente donde viven y duermen el Argirmiro y su familia.
El tonto del arrabal (2)
Todas las chicas del arrabal se van con los chicos al cine, a comer pipas con sal, escupir desde el “gallinero” a los de abajo y meter mano los unos con las otras. Y los chicos y chicas del arrabal dicen que Marcelo, además de tonto es raro -“!marica no más señá Obdulia… marica no más!”- porque no le gusta ir al cine a escupir a los de abajo y tocar tetas…
También le llaman marica porque cuando el resto de los chicos del arrabal coleccionan cromos de futbolistas y de El puente sobre el río Kwai, él se compra los de Peter Pan… y mientras el resto de los chicos del arrabal se pelean entre sí por defender a Distéfano o a Kubala él !sueña que te sueña con unas alas verdes!.
El tonto del arrabal (1)
“A los amigos de partidas de cartas y de futbolín por las tardes felizmente hurtadas al estudio”
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Le llaman tonto porque anda siempre despacio (soñado por un “no sé qué habrá sucedido con éste guacho”) y con las manos dentro de los bolsillos del pantalón. Le llaman tonto porque lleva en el interior de su casaca “montonera” (no de insurgencia querrillera precisamente sino más bien de “montón de deslustres y lamparones”) un poema. Pero él anda lento y cabizbajo (“!Ten cuidado Marcelo que se te va el santo al cielo!”) porque siente miedo de dañar a las piedras del camino. De hacerlas daño mientras pasea recordando el verso que culmina con un “Veréis lucir tras la tormenta oscura, un rayo de esperanza y de ventura”.
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cuando la vida ya no es vida
Abres los ojos y lo ves todo o por lo menos todo aquello que te permiten ver tus ojos. Los tuyos, de nadie mas, pero ya no es lo mismo, ya no caminas observando, ni corres para no perderte, ni el tiempo se queda en tus manos, ni los tambores te retumban en el estomago… ya nada es nada…
Y eso que sigues vivo aunque no sepas responderte cuando preguntes como, para o porque. Pero esta escrito o asi lo sientes o quieres creerlo, ahora no hay lagrimas pues ¡que cosa mas estupida! no serviria de nada y se te sigue escapando el tiempo, el aire, las ganas…
Me canse de diecinueve veranos calidos, diecinueve inviernos frios y hemudos. El mundo esta muerto, miralo nada va bien, ahora muchos protestan pero no hacen nada por cambiar sus mañanas, y si el mundo esta muerto ¿que hago aqui? y volvemos a empezar, como, para, porque….
Hablando de Palomas
Vamos a matar al monstruo de hoy o vamos a ignorar al de siempre
contando una historia hablando de palomas.
. En la preciosa ciudad de Santander hay muchas, y comen, muy agradecidas, arroz de la mano. Siempre contentas.
.Una niña iba a comenzar su primer libro de las vacaciones de 1991. Se sentó en la silla de su tía-abuela, dentro de un balcón cerrado de los muchos iguales que, entre esas calles, se enmohecen. Estaba en el último piso del bloque y conservaba un olor muy particular y mágico. Se asomó a contemplar un cielo casi permanentemente nublado y luego miró abajo. Había una paloma confiada en la calle, buscando comida entre los transeúntes. La niña quería mucho a las palomas. Era muy sensible a los animales en general. Eso era AMOR. Corrió rápidamente hacia aquella típica cocina de Santander para coger pan “¿Qué haces?”. Volvió rápidamente al balcón y comenzó a tirar miguitas intencionadamente dirigidas hacia la acera. Allí la paloma no correría peligro. Pero una de las migas cayó en mitad de la carretera. El corazón de la niña se aceleró vertiginosamente. El bús también aceleró. Cuando la paloma se perdió bajo el automóvil hubo un instante de dolorosa duda. Pero la puta mierda de verdad es que salió por detrás convertida en trizas. La niña tardaría casi un mes en abrir nuevamente el libro. Esa irresponsabilidad fue su primer gran fracaso.
LA POBREZA Y LA RIQUEZA
Había una vez un hombre que era tan pobre, tan pobre, tan pobre, que sólo tenía dinero.
Un día al hombre le ocurrió algo bueno y alegre y mientras sonreía y brincaba de euforia, se percato de que no tenía a quien abrazar para celebrar su alegría.
Un día al hombre le ocurrió algo malo y triste y mientras cabizbajo lloraba y se lamentaba, se percató de que no tenía a quien abrazar para llorar su tristeza.
Había una vez un hombre que era tan pobre, tan pobre, tan pobre, que sólo tenía dinero.
Cuando las farolas grises se convirtieron en árboles verdes.
Ocurrió un día que todas las farolas grises de mi barrio se convirtieron en árboles verdes y los enamorados de mi barrio comenzaron a pintar grafitis en sus cortezas bajo la luz de la luna. Decían así: “Me hundí en los senos de tus pétalos”, “Mis orgasmos son palomas”, “Soy vampiro en las ramas de tu cuello” y “No me voy de aquí hasta que crezcan los pichones”. Cosas así. (Con perdón de los curas de la parroquia barrial, los que dan ostias a las beatas).
El cuento de la arena (cuento sufí)
Un arroyo, que manaba de unas montañas lejanas y atravesaba tierras de todas las clases y características posibles, llegó por fin a la arena del desierto. Tal como había cruzado todas las barreras, el arroyo intentó cruzar ésta, pero encontró que, en cuanto se introducía en la arena, sus aguas desaparecían.
A pesar de estar convencido de que su destino era atravesar aquel desierto, no había manera de hacerlo. Entonces una voz oculta, saliendo del desierto mismo, le susurrö:
– El viento atraviesa el desierto, y también puede hacerlo el arroyo.
EL HOMBRE Y La niña
. EL HOMBRE Y la niña.
.Curiosa relación extraordinaria. Ya desde el principio. Hasta los tres años fue su padre su primer hombre. “Superman” (como ella le llamaba) le enseñó a coger insectos y a observarlos, a sentirse única entre la gente, a ser competitiva y a convertirse en el centro de atención de cualquier reunión, de forma egocéntrica.
.Le hizo sentir que ella lo era TODO.
.En cambio, su madre, casi no existía durante esos primeros años, porque por aquel entonces tenía una depresión de caballo (con 22 años, 2 hijas y muchos ideales de repente en un pueblo, casada, donde el único médico era su marido. Un médico recién salido de la carrera todavía incrustado hoy bajo las faldas de su difunta madre)
AMOR MÁS ALLÁ DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo, cuando los dragones eran los guardianes de los castillos, en un pueblecito cercano existió una niña llamada Xenia. Esta pobre niña se encontraba sola en el mundo, sin padres y sin nadie que la quisiera. Ante el abandono de la chiquilla, se reunieron las autoridades de aquel pueblo, y acordaron darla en adopción a un matrimonio muy adinerado, pero con tan mala suerte que aún empeoró más su situación. Aparte de no darle amor, la obligaban a trabajar día y noche sin apenas descanso. La pequeña no tenía tiempo ni para hacer amigos y nunca pudo jugar como los demás niños.
En esta triste situación fue pasando el tiempo, y la niña creció y creció hasta convertirse en una preciosa joven y bella, pero en su cara se podía ver su tristeza y falta de libertad. Sus únicas salidas eran ocasionales, cuando su madre la mandaba a comprar o hacer algún recado. Lo que ésta no sabía, es que la chica esperaba con desesperación la única oportunidad que tenía de salir, para verse con un joven galán que en una de sus salidas conoció, y del que se enamoró entregándole su corazón.
La Carbonería de Don Pedro
Era una vez. No. Érase que se era. Tampoco. Tampoco es así. En un país muy lejano. Nada. Nada. Bueno. El caso es que había una princesa. No. No. No. No había, en principio, ninguna princesa ni ningún país lejano. Pero bueno. ¿Quién escribe el cuento?. ¿Tú o yo?. Yo, por supuesto. Pues si eres tan listo escribe el cuento ya. Verás. No era una vez en un país lejano donde había una princesa… porque el tiempo en los cuentos no existen, porque ya no existe ningún país lejano y porque, en principio, no hay ninguna princesa. ¿Entonces?. Nada. Déjame comenzar…
LA MOTA Y SU ESTRELLA
Había una vez una pequeña mota de polvo que se enamoró de una flamante estrella. La observaba día tras día. Sus movimientos suaves y poéticos, su brillo cegador, su majestuoso esplendor, su posición en el firmamento… Todo en ella le apasionaba.
Un día, la mota de polvo se cargó de valor y decidió alzarse hasta lo más alto dentro de sus posibilidades para intentar alcanzarla. Poco a poco fue creciendo, y su sonrisa le iba transformando cada vez en algo mayor, más especial. Siempre miraba al cielo para sacar fuerzas para seguir creciendo hasta que un día, se descubrió convertido en un bonito castillo de arena.
MI MAR NEGRO
EL MAR SE TIÑO DE NEGRO
Caída libre
En su habitación, mirando a la pantalla releía, una tras otra, cada letra de aquel sencillo mensaje; tratando de descifrar su contenido, los pensamientos y las posibles respuestas.
¿Qué quería decir? ¿Cuál era su significado?
En aquel momento ese era su mundo, su burbuja inexpugnable donde todo lo que quería era tan simple…
Su unico problema, el mensaje.
Se decidió por la intuición y abriendo la opción de escritura dejó que sus dedos hicieran el trabajo. Cada idea se trasladaba a golpe de tecla hacia el infinito, no dudando ni un segundo ante la verdad de sus palabras.
Cuando hubo acabado aquel trance leyó y como tantas otras veces guardó.
Ya al día siguiente, o tal vez semanas, leería de nuevo lo escrito dejando que otro mundo se abriera hacia si mismx.
Un sueño
En un sueño una vez se consiguió avivar aquello que jamás despertará…
un momento de ilusión,dolor,feligreses lágrimas…
Nunca se creó tal fuerza que mezclase ambos: felicidad y tristeza…
La tristeza resbaló remisa entre los cristales rotos del ventano…
rotos desde que la memoria tiene conciencia de su existencia…
resbaló hacia los zócalos y se aposentó sobre una tabla raja en el suelo… inmóvil…
oscureciendo su alrededor haciendo que todo se añejara precózmente…
Con cautela, el charco de tristeza se volcó para observar su alrededor…
El hada azul
Habia una vez un hada que vivia en un bosque de Escocia.Se llamaba Titania,como la reina de las hadas.Titania vivia en un arbol.Titania tenia algo diferente a las demas y es que ella era de color azul y su pelo era de color rosado.Titania era del tamaño de una uña.Un dia estaba en el rio y vio que unos hombres iban a talar el arbol en el que ella vivia y les pregunto:
-¿Por que quereis talar mi arbol?-dijo el hada
-Para hacer muebles-dijo el leñador
-No ves que si talas mi arbol,me dejaras sin un hogar-dijo el hada
-¿Donde vivire?-dijo el hada
-Es verdad,no lo hare-dijo el leñador
El leñador no talo el arbol y titania pudo conservar su hogar
FIN
Dotero (Viene de DotA)
– Acolame ve Silencer
– Frescura, ¡me viste!
– Por ahí esta el otro cripeando, cuidado
– Vale mono ese “Meepo” con una mano amarrada y sin poderes le vi… ¡Ve esa tontera!
Era que avises que el “Tiny” tenía el orbe azul.
– Ya nos dieron como a hijos.
– No me iré sin pelear demonios, aunque sea les aguantamos un buen rato, ya me arme a lo bien.
10 minutos después..
Consejo de Fracasados
Una noche oscura aparentemente triste, en un claro de bosque se reunian 5 figuaras, todas ellas con cara tristona y hablando con poco animo, uno de ellos se levantó y dijo: Bueno señores, creo que todos sabemos por que estamos aquí, verdad?
-Puedes dejar de recrdarnoslo
-SI! Tal vez tu hayas perdido toda esperanza y autoestima pero nosotros no!
-Calma, calma, señores, yo se que todos estamos un poco alterados por por esta reunión….-decia el que estaba parado en el medio del circulo- en fin, sera mejor que comencemos, siga usted señor… “Muerte”?
-La Muerte -respondió un hombre con capucha- no solamente Muerte
-Si, si, La Muerte, siga usted por favor.
Pirata Barba Blanca (No to es lo que parece)
¡Capitán! Las olas son demasiado fuertes, ¡la nave no resistirá mucho más! –Gritaba un marinero- ¡No debimos haber enfrentado aquel barco de la realeza si sabíamos que era una zona de tormentas!
La voz del marinero era casi inaudible debido a los truenos, la gran cantidad de lluvia que caía sobre el barco y a los gritos de otros, que intentaban desesperadamente estabilizar las velas del barco.
-¡Ayy! ¡Que le pasa vieja loca deje de pegarme!, –Decía Loki mientras se levantaba y se cubría la cabeza de los golpes que le estaba propinando una señora, dueña del pórtico en el que se había quedado dormido. -¡Guambrito vago! ¡consíguete una casa o al menos anda a dormir en el parque!
El ladrón de Navidad
Por Jorge Queirolo Bravo
Primera Parte – Buscando dónde trabajar
El Cerradura amaneció con ganas de trabajar aquella soleada mañana del último mes del año. No era para menos, llevaba varios días sin hacer nada y como todo ser humano normal quería comer algo. Y con mayor razón en una fecha tan significativa como el 24 de diciembre. Era la ocasión propicia para procurarse unos fondos y disfrutar de un buen festín. Las jornadas de inactividad a cuestas no fueron por holgazán, sino porque enfermó y eso le impidió salir a ganarse el pan de cada día. Ahora podría recuperarse y juntar un poco de dinero para ir de vacaciones en las semanas venideras.
Improvisación
K baja por la escalera. No sabe a ciencia cierta a que planta del edificio tiene que acudir. La hora de su cita se aproxima. Junto a él hay varias personas que luchan por descender por el estrecho pasillo. Pugnan por adelantarse unos a otros y ganar un peldaño más. Como no tiene una referencia clara del número de planta, en donde tiene que presentarse, se guía por el número de personas que salen de la escalera para ingresar a cada uno de los pisos del viejo edificio. K conjetura, que el que le corresponde, es en donde más personas descenderán. Pero hasta el momento esto no ha sucedido. La bajada se va volviendo ya muy larga. K ni siquiera recuerda ya como ha podido ascender tanto.
Cinco variaciones
Trepé al castaño y observé sin pestañear: en un hueco del tronco, algo se movía, me miraba. Reconocí mi propio rostro, oculto. Abrió la boca. Me deslicé por ese conducto de humedad y ecos. Caí en un extraño páramo de arbustos torcidos. Caminé; lo dúctil de suelo me desagrado: era piel humana, el horizonte entero. Corrí hacía los arbustos. En cada uno, descubrí deformada, mi propia persona. Y en la luna, mi faz, inmensa, grotesca, espiándome. Un viento furioso: mi voz en alaridos. La luna acercó sus fauces a la tierra. Todo se estremeció, en atroz agonía.
El Jardín de Las Delicias
Paraíso
…entonces Fra Angélico por fin dio por término a su obra última, y fue a su lecho en busca de gran reposo. Luego, se le apareció un Ángel radiante que le anunció: “Por el merito de la delicada belleza sin igual, de tus composiciones, Aquel que todo lo puede te concede la opción ahora, de ayudarle a crear el Paraíso mismo, con el uso de tu arte excelso”. Fra Angélico aceptó: y tras esto, los acontecimientos todos de su vida volvieron a darse; cada pequeño suceso, cada gran triunfo. Los retablos, frescos y temples maravillosos de su inspiración fueron apareciendo y dándole hermosura al mundo de los hombres. Hasta que ya anciano, ya más que maestro, se decidió a efectuar una postrera creación: y la hace…entonces Fra Angélico por fin dio por término a su obra última, y fue a su lecho en busca de gran reposo.
Tríptico
Sin título
Sabía que te hallabas en ese bosque de figuras vacías, que se desplazaban sin sentido alguno, por los espacios vastos de aquél piso cubierto de espinas metálicas. Bajo la luz artificial permanente, de las bóvedas inmensas, aprendí a identificar cada gesto incipiente de dolor, de esos maniquíes, apenas expresivos. Así reconocí los tuyos propios. Una ocasión que el azar, en tales mudas corrientes de siluetas, te trajo a mi cercanía, intenté hablarte, pero justo en eso, las púas del suelo laceraron mis pies descalzos. Cuando me recuperé por fin, la configuración de las blancas siluetas era otra de nuevo. Y en aquella dimensión clausurada, ya nunca pude volver a hallarte. Y luego, no mucho después, yo mismo me extravié.
Para las Mamás y los Papás, un cuento
Érase que se era…
Mi abuelo decía que siempre es un buen momento para darse un abrazo, decía que reunirte con la gente a la que quieres y compartir tus sentimientos, recibiendo a cambio su compañía, es el mejor regalo.
Cada año las luces de los árboles se encienden antes, sobre todo en los centros comerciales, indicándonos que la navidad ha llegado.
Mi abuela me dijo que en sus tiempos era distinto, sabían de su llegada por el olor de las chimeneas en las calles y la nieve sobre los tejados.
Vemos cada día cientos de anuncios, tiendas y personas dispuestas a vendernos una nueva ilusión, ¿cuánto cuesta la felicidad?
Barbamocha
El pirata Barbamocha navegó a la deriva, en su pequeño cascarón, durante varios meses en los que se alimentó de ron, manzanas, uvas pasas y algún que otro pescadito. Navegó a la deriva hasta que llegó a la Isla del Tesoro del Capitán Jonathan Flint, del cual había leído en su larga infancia. Robert Louis Stevenson siempre estaba en su memoria.
El pirata Barbamocha recordaba a todos y cada uno de los personajes: los del bando bueno como John Hawking (el niño héroe) y sus padres taberneros; el doctor David Livesey (siempre al servicio del bien hacer); el alcalde de Squire (el acaudalado aristócrata de Bristol); los sirvientes Thomas Redruth, John Hunter y Richard Joyce; el Inspector Dance (peligroso rival perseguidor de piratas como él); el Capitán Alexander Smollet (el otro héroe de La Hispaniola) y Abraham Gray (el calafate servicial). Y los del bando malo: el borracho Billy Jones; el tabernario y peligrosísimo Perro negro (Black Dog); el ciego Pew (Sacristán); los esbirros de Pew (Johny y Dirck); el fabuloso John Silver El largo, el de la pata de palo y el loro, el ejemplo a seguir por Barbamocha; el loro de Silver (Capitán Flint); el Piloto Arrow; los piratas rebeldes Joel Anderson, Timonel Israel Hands, O’Brien, George Ferry, Tom Merson y Alan…
VERITAS REALITATIS
Su madre le había gritado aquella mañana porque sospechaba que se había liado con el Percebes, un mangante del barrio que llebava zapatos de suela y cordones de seda. A su madre le resultaba duro tener que soportar a un tío que fumaba de costado y que abría el bote del café para meter el dedo. Sospechaba que era un marrano que era mejor ver dese lejos. Som Brilla, era adorable, casi impeceptible, como un sueldo a medio mes y la sublime esperanza de cobrar el siguiente. Ella adoraba al Percebes. Ambos habían ganado el concurso de baile en el localito de Esteban el Cortaiyo, un gran galán del cine mudo portugués que llevaba sonotone y te miraba con los ojos muy abiertos. Sonó el timbre de la puerta.