El café con prisas, las historias a medias.
La sarna con gusto y las historias a medias.
El ruido de fondo mirándonos
y nosotros contandonos historias a medias.
Yo aún te quiero,
como cuando recuerdas con anhelo jugar al escondite o el regalo de reyes.
Y si, no miento,
que si te quisiere a ti por tales reyes,
de ti mi dueña y yo tu siervo,
soñar a mi infancia con tan solo tu beso
para siempre.
¡Que putada!
La vida,
que me hizo recordar cuando más llovía
los platos de donde comí antes de conocer tus líos,
y qué putada,
sonreír a media carcajada
al recordar como me veía.
Hombro a cuestas. Y caminos que no caminan, pero invitan. El macuto, la tierra polvareda, y seca; no llueve.
Macuto. De un color verdoso, al hombro, bien sujeto, no caiga.
Al hombro, el macuto, ya duele. Ya empieza el dolor del caminar con la carga a cuestas, casi siempre el lado, el mismo.
Una clavícula más baja que la otra, dolor silente parece que duerme.
Va despertando según vamos caminando.
Quisiera ser más peso pluma e ir un poco más con el viento, ligero.
Tiempo atrás las ciencias
dejaron surcos en sus sueños
y los dueños que nunca les amaron
dejaron
en sus voces un mucho de conciencia.
Con la sombra de la paz y la paciencia
los buenos caminantes anduvieron.
Es la herencia
de los que nunca nada tuvieron.
En la sencillez, está la respuesta.
En la humildad, la pregunta.
La inocencia en la razón,
De que esta alma soñadora,
Convierta mente y corazón,
En dirección y propósito.
En voluntad y firmeza,
En efímera belleza, todo lo que ella ama y por si misma piensa.
El amanecer en la ventana, y lejos, vive, muy lejos, está muy vivo,
en una gran lejanía, desde allí enviando al sol,
desde muy lejos desde la superficie universal, intocable ardiente,
sonríe suave al rostro. Desde allá, también hasta la ventana, sita aquí.
Cada mañana, distancia y cercanía.
Llegué a casa pateando la puerta
tenía llave pero antes de entrar
quise patear la puerta
así
de rebelde que soy nada más
Hace tanto que no escribo en serio
que siento que algo va mal
que nada de esto parece tener sentido
ni importancia
ni razón
Miro hacia atrás del tiempo y soy ausente
Retrocedo hasta el niño que me anduvo el pasado
Con la inocencia a cuestas lo hallo entre los otros
Como un punto de luz
Caído en el milagro
Emergen solidarios a mi convocatoria
Su aventura de sol me viene iluminando.
Es un tiempo de ausencia
El tiempo
ahora
Es un tiempo sin nido.
Perdido en sus carencias
Anda
Repta
Se desespera, el tiempo
Gime
Se acurruca en las márgenes del día
Hambriento
Desolado
Empobrecido
Desconsolado el tiempo
Anda
Va
Viene.
El tiempo hecho pedazos
El pobrecito tiempo sin ternura
Tranquilo,
vas a darme todo lo que pido,
vas a romper con todo lo acordado,
vas a ser mi costilla rota por las broncas,
aquello que jamás verás finalizado,
que de corazón ya sabemos todos mucho
pero seguimos intentando privatizarlo,
voy a caer para drogarme de lado
con esa espalda tuya que vigilo con mis dedos
para que nunca tengas que quemarlo.
Me invitan
Me insisten
Una y otra vez
Que juegue al fútbol
Que participe de campeonatos
Y yo les digo que no
Que soy de los peor jugando
Que no me interesa
Que no me motiva correr tras gente o pelota
Me dicen que es muy sano
Espacio, corazón, durmiente herida.
Dormida la razón y la pereza que el recuerdo
anida con lazos de fiereza.
Orgullo de silencio, amalgama de traiciones,
torcidos corazones en busca de heroísmo.
Patetismo elogioso de copistas furiosos,
de sonrientes elogios al tabernáculo.
Deambulo lentamente entre las cosas inmateriales de la tarde. Pero esta tarde ha sucedido algo, pues me he encontrado un libro. Un libro abandonado, junto a un contenedor de basuras que cada día aparece olvidado.
Parece un libro viejo, posiblemente usado, la cubierta descolorida de tanto contemplarlo. A ciencia cierta no lo sé, pero quizá alguien lo haya pisado, o también, quizá, amablemente, sido haya manoseado; los libros son, están, permanecen cerrados, para abrir y descubrir, y quizá luego, al tiempo, discurrir.
Quizá venga éste de una buena familia, de una buena casa con calefacción y bonitas estanterías y magnifica biblioteca llena de narraciones parecidas a ésta, aunque sea de ficción. Sigue Leyendo...
Sacando versos de tus labios
me encierro contigo entre las alas
de este viento enardecido
donde crecen las olas
y el mar sediento de amapolas
se convierte en roja llamarada.
Tanto afán de sentirte mía
enhebrando poemas en el alma
es como el nido que nos une
en plena estación de primavera.
Palabras que no pesan, palabras que embelesan,
las tuyas, las suyas, las de ella, las de él.
Palabras que sangran, otras que sanan,
palabras perdidas, palabras sentidas,
durmientes, silentes
alegres y danzantes.
Unas llenas de poesía, otras plenas de silencios.
Las que gimen, las que lloran, las que gritan sus lamentos.
Palabras pensantes, asonantes, constantes, brillantes
y hasta galantes.
Palabras que surgen de entre las olas,
otras, el viento las trajo a su hora.
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