part 1. III

Estaba sola en la cama, con el pijama de todos los días, con las sabanas resbaladas en el suelo y las cortinas de la habitación abiertas de par en par.
¿Acaso fue un sueño?
Se incorporó sacó los pies y buscó sus babuchas azules entre las sabanas que caían de la cama al suelo, entretenida tarareando una canción que le vino a la mente.
De repente oyó un ruido que llegó desde la cocina.
No fue ningún sueño.
Cogió una sudadera grande y apresurándose por el pasillo se la puso como pudo.

Eres más que una teoría falsa.

Te observo. Cambias mi visión de la vida. La filosofía de los líderes de ocasión no me interesa para nada. Está la vida tan condensada en ti que, a estas alturas de mi juventud, ya no manejo teorías amorosas. No existen horarios ya para mí… porque la luz de tus ojos es el foco eterno que ilumina mis caminos. ¿Quié fue antes de todo esto? ¿Qué fue aquello que ya no es porque se quedó en las hojas de los calendarios ya ajados por el paso y el peso de los años? ¿Qué sucedió con todo aquel mundo de teorías conspiratorias? No me interesa ni saberlo ni recordarlo. Quedaron ya atrás… muy atrás. Ni las recuerdo con detalles ni me inmuta olvidarlas para acordarme solo de ti. Hallarlas de nuevo sería como una manía de nostalgias que ya ni poseo ni me poseen. Sigue Leyendo...

Historia de un idealista

En un libro que he leído hace muy poco sobre la guerra civil, hay en la introducción una frase del gran Albert Camus, el que fuera premio Nobel francés y también pareja sentimental de María Casares, hija del político republicano Casares Quiroga. En esta cita el escritor dice textualmente “Fue en España donde los hombres aprendieron que es posible tener razón y, aún así, sufrir la derrota; que la fuerza puede vencer al espíritu, y que hay momentos en que el coraje no tiene recompensa….”

Al leer esto me imagino que algo así pensaría mi abuelo en los últimos días de la guerra civil y en su posterior cautiverio allá en la finca de las Boticarias, que a la postre se convertiría en su tumba, aunque como a él mismo le gustaba decir, no en la de sus ideas. Sigue Leyendo...

blableríos

Palabras sordas, sin ningún tema adjunto.
Oler y no saber qué como, porque sin sentido alguno,
no volví a verte.
Que te odio, que no entiendo qué me dices.

Sulfurando en mi habitación, grito, malnacida, no vuelvas.

Monólogo de la lluvia (reeditado)

¿Habéis visto la lluvia?. Esta lluvia de madrugada que ha colgado sus lágrimas en el perchero gris de la sombra de los juncos. ¿No la habéis visto?. ¿Pero si está cuajada en las horas de vuestros párpados sedientos?. ¡Es imposible que no la hayáis visto!. Ha llegado así, de repente, con la tristeza del niño acurrucado bajo el mantón de la abuela. Ha sido una lluvia de pequeños llantos colgados, como la rama del almendro que está ahora sollozando por la larga espera. ¿De verdad que no la habéis visto?. Ha sido una lluvia de mandrágoras saladas surgiendo de un vaporoso lagar de mares en tinieblas. Sigue Leyendo...

Tiempo sin recorrer…

… Al paso de la luz inspira… Expira… Confianza, amor, desilusión… El tiempo va sonando la vida de mi existencia, en este preciso instante porque quieren los peces, porque a la luna se le antoja y el sol no sale por vergüenza a quemarse. Miradas pasan sin temor a ser desveladas bajo luciérnagas voladoras, pues ellas son la luz del camino que nos guía hasta el futuro más próximo incierto.

Gira el mundo gira… sigue girando… y los pies siguen saltando y la mente volando en el firmamento dorado de un amanecer a pie de montañas altas y sin cables como estampados. Sigue Leyendo...

No me fui…

Constancia de vida
que otorgas talento,
la conciencia clama
el camino está abierto;
me llama, me pide que vuelva
para lo que se me ha dispuesto.

No regresa quién nunca se ha ido
no me fui, es que no estaba.
Mi tiempo, mi mente
quedaron atrapadas en una maraña
de mentes que exigen más de lo permitido.

No me fui, es que no estaba.

Ela

Ela era todo, su quién y su cómo,
tal vez la vieron paseando, vestida de azul y tacones altos.
Vuela donde nubes toma té y no quiere compartir su secreto.
Ela es bella y de ella nunca me cansaré.
Carmín sabroso
dueño de mis labios.

Hablando se confunde la gente

Tal día como ayer vino el vino.
Y dijo el vino cuando vino, que no llovía, buen tiempo hacía.
Nos dijo el vino al venir, que lo habían parado en uno de esos controles de alcoholemia, que ponen en la ruta de los vinos que vienen conduciendo; aunque ningún vino sabe conducir, ¡imposible! ¡El vino no sabrá conducir, pero sí sabrá a vino!

Nos dijo el vino que a pesar del aliento, la prueba salió en negativo, ¡cuidado! esto según nos dijo el vino.

La aldea fantasma.

Pues resulta que hace años existía en un país concreto de cuyo nombre no es que no me quiera acordar (como sucedía con Cervantes) sino que de verdad que no me acuerdo, una humilde aldea de sólo 65 habitantes. Se llamaba la aldea de Villalimpia y todos sus habitantes vivían absesionados con una limpieza (para hacer honor al nombre de la aldea) que nunca conseguían por completo. Siempre andaban sucios por culpa de que tenían que ir a las huertas a regar y recoger frutos, tenían que cuidar de los cerdos, se manchaban con el barro de las lluvias o se pringaban con el negro carbón que usaban para sus cocinas. La obsesión por estar siempre limpios era una enfermedad crónica en todos los habitantes de Villalimpia. Sigue Leyendo...

Eres mi amor ideal

Me comprè un par de alas cuando te conoci,
cual cometa me elevè al pensarte,
vendi sueños al dos por uno al hablarte,
la magia fluyò dentro de mi ser con energia sobre natural,
en la ventana de tus ojos me adentro en mundos desconosidos
lleno de colores con solo una mirada,
cuando me sonries mi corazon estalla de alegria y mi mente se confunde,
en mi soledad te pienso y te pienso y escribo lo que pienso,
al abrazarte sabras que tanto te pienso
y al besarte sabras por que te escribo,
y al sonar de tu voz tus labios me muestran el camino.

Lirio acechado

Viento arrogante
Respeta a éste lirio
Aún no ha crecido
El agua anhela
Reflejarlo pleno
Se mece adormilado
no distingue noche o día
Piensa la siesta
como estrella perdida
Mira viento mira
aún no ha crecido
Su pétalo ropa
se teje creciente
Escucha…escucha
Nanas de capullo.

ORACIONES DE OTOÑO

La inquietud del alma precisa sosiego. Hemos esperado demasiadas veces la revelación anunciada, pero somos tiempo que no perdura. Con los ojos cerrados descubro la necesidad de una humilde súplica: estamos padeciendo demasiado dolor y éste se extiende. La dureza de la razón nos ciega y sucumbimos ante la desesperanza, porque hemos renunciado a ser humildes como cualquier hoja que cae y nada dice. En esas miradas que cruzan tantas veces la calle se pierde el brillo, se espera la comida y poco más, pues los días de sueño y esperanza se alejan, como las aves. Gracias a quienes saben sentir en su humildad que lo más pequeño es un
regalo. Gracias a quienes alivian el dolor de los demás, soportan sus profundas contradicciones y callan. Sigue Leyendo...

Corrupcion Justa

“Señor ladrón, buenos días tenga”
“Buenos días señor Juez”

“Soy el juez que tiene que declararle culpable o no culpable”
“Adelante señor Juez, le escucho”

“Vamos a ver. Usted entró en la casa, y sabía que los dueños estaban durmiendo en su habitación. ¿Es así?”
“Efectivamente, está usted en lo cierto.”

frio……

El frió en congelador lanza alaridos de muerte,
en un tenue frió que parece no acabar, así es,
querida, que en noches de frio y soledad,
muero en la oscuridad, puesto,
al amanecer, allí, el frió esta.

no es ausencia es hastió, lo que siente mi corazón, de siempre arrepentirse de los mismo.

Dos maneras distintas de comenzar un relato.

Equivocada: “Una sigilosa sombra apareció en medio de la total penumbra”.
Acertada: “Un sigiloso bulto apareció en medio de la total penumbra”.

Explicación: Si damos por cierto que estamos en un lugar cerrado donde la penumbra es total es imposible que aparezca una sigilosa sombra en dicho lugar porque para que aparezca una sombra se necesita luz aunque ésta sea escasa. Por eso la primera manera de comenzar el relato es equivocada pues es una contradicción que hace no creíble a la escena. En el segundo caso sí puede ser correcto; porque a pesar de que la penumbra sea total un bulto puede moverse sigilosamente dentro de dicho lugar. En este caso no hay contradicción alguna y la escena es creíble. Sigue Leyendo...

parte 1. II

Empezó a dar vueltas en la cama, no podia dormir, estaba nerviosa. Notaba el calor de su piel con las piernas entrelazadas y permanecía inmóvil. No se atreveia a hacer ningun movimiento que pudiera despertarlo o que le hiciese cambiar de postura. Estaba serena, y observaba como respiraba a tan solo dos centímetros de su cara.
Intento adentrarse en sus sueños, se fijo tanto en su rostro, durante tanto tiempo que se creyó capaz de hacerlo.

La cama era cálida ahora que compartian sábanas, se habia combertido en un lugar seguro, estaba convencida de que si conseguía dormir tendría el mejor de los sueños. Pero se detubo a pensar que no quería soñar, que ese instante era mejor que cualquier sueño. Sigue Leyendo...

LA BOMBA, anónimo

Me gusta ver la bomba caer mansa del cielo
Y ya quieta en el suelo, sin vida al parecer
De repente se agite y en rayos mil vomite
La muerte por doquier
Me gusta un cementerio de muertos
Bien relleno
Manando sangre y cieno que impida el
Respirar
Y allí una sepultura de tétrica mirada
Y manos despiadadas los cráneos machacar
Me gustan las queridas, tendidas en sus lechos
Flagelarle los pechos
Morderle los pezones, que goce que ilusión

LAS PALABRAS NOS UNEN

Miro hacia atrás, presintiendo que una parte del recorrido de mi existencia se ha llenado con palabras. Me acepto en este permanecer callado un cierto tiempo, pero sé que la vida nos coloca en espacios que nos señalan hacia lo alto, lo compartido, lo que es comunión en su sentido etimológico. Y llegamos a recordarnos sin rostro, al abrigo de textos y palabras. Somos héroes de un espacio tiempo que otros vivirán como existencia veloz o voracidad de tiburones. Lo más sencillo, lo más simple tiene esa inagotable esencialidad de ser fuente de bien. Miro la vida de los otros y cada vez, encuentro que, en mitad del miedo, la enfermedad y los días grises, de nuestro jardín secreto una voz reclama nuestra atención: ser para esta comunidad humana, diferente en sus formas, lenguajes, modas y estilos…semejante en su necesaria humanidad, y aquí presiento días en los que el valor de las noticias es la muerte de uno, de miles de cientos…y nadie habla del último poema o la primera palabra dicha por un niño. Sigue Leyendo...