– Hola preciosa, cómo te está yendo el día.
José Roberto besó en la boca a su bellísima esposa.
– Tengo una sorpresa para ti, José Roberto.
– ¡Me has comprado un nuevo balón de fútbol!
– No. ¡Jajaja! Muchos más jugoso que eso.
– ¡Me has comprado una pelota de playa!
– ¡Jajaja! Tampoco. Algo más sabroso.
-¿Me has comprado una esclava para abanicarme cuando me entre la modorra?
– ¡Jajaja! ¡Te he preparado un cocido madrileño!
– Pues entonces vamos a comer que se hace tarde.
– Pero si sólo son las doce del mediodía… Sigue Leyendo...
Estaba en bastante silencio, ultimando un poema sobre las cosas de la vida, algunas, las pequeñas y corrientes; y escribiendo cerca de la ventana casi a un palmo y medio, y mirando el cielo ahí delante; y dicen que es grande oscuro de noche, se engrandece cuando no lo vemos cuando a oscuras dormimos, la imaginación, la ciencia, lo hacen muy grande muchos y muchos pájaros tienen allí espacio; pues cerca de la ventana ahí delante, extendido ahí arriba como una idea fija una idea de varios lados, con su color característico según la noche el día el sol la nube.
De sus moléculas surgía la lluvia seca, el bochorno humedal en el cercano entorno; y entonces cuatro pájaros no palomas no, no gaviotas, tampoco; no buitres, no carroñeros, no; no cuervos ni urracas, no patos de estanque tampoco, no.
Avisté pues, tales seres voladores no identificados, y el poema se detuvo se contuvo, se aplazó, y me asomé, en pie, y no tenía un mirador que catase lejos no, y no acerté a finalizar tal poema acaso fluyera, ya no, pues absorto como una narradora imaginativa visualizando un acto de artesano arte puro.
Y lo dejé así, y las aves que no identifiqué no pude, marcharon, y quedó el poema como con la boca abierta a la espera, y entretanto las aves, el cielo las hizo, diminutas en dimensión pequeñez, en remoto desaparecer, dispar algún lugar, por allá a lo lejos.
Y tal vez en algún más allá de estos o de aquellos en lo bendito inexplicable.
Y ya nada advertí, nada, nada más.
Y el poema no protestó, fiel quedó. Sigue Leyendo...
– Es usted demasiado puntual, “Joro”…
– Es que necesito ir ganando puntos para poder ganar la partida.
– ¿Se toma esto como un juego? ¡Son solamente las nueve y media de la mañana y estábamos citados a las diez!
– Exacto. Estamos jugando una partida de mus contra el misterio y es necesario ir ganando más puntos que él para que el tiempo no nos derrote.
– Ves a alguien cuyo papel crees que tú podrías hacer, y de inmediato no te gusta como lo hace y no te gusta la obra.
– ¿Cuántas copas ha tomado ya, Brandy? Sigue Leyendo...
Cuando Angeline Castell Rouge, José Roberto Ortero de Jumilla y Alain Marlon Brandy Delon llegaron al Café de Nueva Atenas salió a recibirles, en persona, Charles Saura Renoir que, por cierto, era descendiente de españoles por parte de padre pero su madre era pariente lejana del pintor Renoir. Charles se fijó en el bellísimo rostro de Angeline.
– ¡Dios mío! ¿Es posible que tanta belleza se digne venir a cenar aquí?
Le atajó, directamente, José Roberto.
– No solo es posible sino que es verdadero.
– Ante esta belleza sólo se puede pensar que merece la mejor mesa del Café. Sigue Leyendo...
Mis palabras se agotan: son levedades
de un viento que me anuncia adioses
no deseados.
Mis árboles amados, cuerpos de vida,
ajustan su verticalidad para ver nuevos
amaneceres.
Fui lírico, en esos días cuajados de verbo,
verbo en un presente de indicativo,
caminante a lo Don Antonio Machado;
hoy, valoro el pan y el silencio,
leo y presientos nuevos sueños,
callo y respiro el perfume de mil vidas.
Aquí, donde nace el Amor,
la eternidad del verso es árbol que crece.
Eterna presencia de pasados remotos,
constancia en la quietud,
elevación que saluda al nuevo día. Sigue Leyendo...
Cuando el Inspector Jefe de la Policía de París, Marlon Brandy, tocó el timbre de la puerta del domicilio del investigador privado José Roberto Ortero de Jumilla, salió a abrir una joven tan monumentalmente bella que él se tuvo que sujetar al quicio de la puerta para no caerse al suelo. Tras unos breves segundos pudo recuperar la voz.
– Me parece que me he equivocado de dirección.
– ¿A quién busca usted?
La voz dulce de aquella belleza de mujer la hacía aún más sexy…
– Esto… no… me parece que me he confundido de puerta… Sigue Leyendo...
“La multitud se arrastraba como un monstruo ciego y sin mente hacia la entrada del metro. Los pies se deslizaban hacia adelante unos pocos centímetros, se separaban, volvían a deslizarse. Howard odiaba a las multitudes”. Marlon Brandy iba pensando en Patricia Highsmith mientras esperaba la llegada del metro en la Estación de Villiers. Había decidido tomar este medio de transporte hasta la Estación de Pigalle. Ir en su propio automóvil le asfixiaba el ánimo cuando la ciudad se llenaba de tráfico. Ahora estaba inmerso en sus pensamientos. Junto a él, dos jóvenes se besaban en la boca mientras él le hacía promesas de fidelidad eterna a ella. Marlon Brandy sonrió ligeramente en el mismo instante en que la llegada del metro les hizo volver a la realidad. Sigue Leyendo...
Cerrando los ojos
me quedo dormido,
la vida no existe
tan sólo el sonido
de mil corazones,
unidos en un silencio,
en un silencio vencido.
¿ Dónde rodear tu pelo ?
¿ Cuándo dibujar el aire ?
Velo de tarde que viaja callado
en los corazones amados.
Y dejo de preguntar…suspendo
el privilegio del sueño
frente a la verdad.
Dame de tus manos,
limonero callado,
los frutos dorados.
Y regresa el tiempo
sobre un ángel montado.
Horas que son días,
días que son años.
A la rueda rueda…
de un verso cansado.
¿Era Yanko Daucik un buen delantero centro? ¿Era Yanko Daucik un mal delantero centro? Los aficionados al fútbol no se ponían de acuerdo; pero para su padre, el entrenador Fernando Daucik, no sólo era el mejor delantero centro del mundo sino, además, el mejor delantero centro del universo entero. Tanto es así que, cuando Fernando Daucik fichaba como entrenador de cualquier equipo, ponía como condición indispensable que su hijo Yanko formara parte de la plantilla del equipo. Alguna que otra vez rechazó ser entrenador de algún club por no admitirse esa condición. Fernando Daucik amaba a su hijo Yanko Daucik y Yanko Daucik amaba a su padre Fernando Daucik; porque ambos estaban orgullosos de ser quienes eran. Si yo hubiera sido Fernando Daucik hubiese hecho lo mismo. Y ahora recuerdo la singular trayectoria de Yanko Daucik en esto del fútbol. Consulto datos para reavivar mi memoira. Sigue Leyendo...
En el poyete de la ventana
quizás algún día esperaré,
un nuevo regreso inesperado.
Como se espera en la arena
el romper de una ola,
como se espera el sonido
del beso de un niño.
Y mientras llega…
Mientras llega,
te dejaré versos a diario
en todas las macetas de geranios.
Porque cuando no esté,
ellos te esperarán,
envolviéndote en su aroma,
dibujándote los días no vividos.
Y cuando caigan las primeras gotas de lluvia,
te resbalarán por la cara,
dejándote mi olor
a jazmín, albahaca y hierbabuena.
En el patio de la abuela
entre naranjos y limoneros,
nos tirábamos los platos
y hacíamos reales pucheros.
El hermano era el papá
la hermana hacía de hija
y entre líos de familia
peleábamos por ser mamá.
Todo eran risas y alegrías
lentejas por aquí y allá,
el arroz no se pegaba
y el postre siempre se helaba.
Eran años de casitas,
de juegos a ser mayor,
de tiempo dejado atrás
que nunca se olvidará.
Los años han ido pasando
y ahora no hay juego de sueños,
aunque seguimos soñando,
ya no hay peleas por ser mamá
porque ahora… lo somos de verdad. Sigue Leyendo...
Texto.- El mar. La mar / El mar. ¡Sólo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre, / a la ciudad? / ¡Por qué me desenterraste / del mar? / En sueños, la marejada / me tira del corazón. / Se lo quiere llevar. / Padre, ¿por qué me trajiste / acá? (Rafael Alberti).
Comentario.- ¿El mar o la mar? Buena disyuntiva que nos plantea Rafael Alberti ante una decisión definitiva. ¿Somos del mar o somos de la mar? Estar embarcados en la memoria de los mejores poetas de todos los tiempos nos supone afrontar el lado masculino del agua y su vertiente femenina. Leyendo “El mar” de Rafael Alberti uno se siente mecido por las olas de la mar. Significante más significado. Una unidad convertida en una dualidad o, mucho mejor dicho, su viceversa. El temperamento se nos enlaza al leer y hacernos la pregunta más esencial. O somos múltiples propuestas resumidas en una sola dualidad unida a los parámetros masculino y femenino del agua o estamos naufragando sin llegar a costa alguna. Sigue Leyendo...
Pregunta.- ¿Qué parte del cuento te ha gustado más? ¿Por qué?
Respuesta.- La parte que dice: “Tal y como se lo había dicho la nube, por primera vez en su vida sintió lo que era volar”. Elijo esta parte porque soy cristiano y creo firmemente en las promesas de Jesucristo tal como lo ha dicho en su vida. Y es que la primera vez que sentimos algo diferente a lo que siempre hemos sido es lo más bonito que existe en nuestras vidas. Yo fui durante 27 años empleado de Banca pero siempre soñaba, desde que tengo uso de razón, con ser escritor y periodista. Cuando Dios hizo que lograra ser escritor y periodista me sentí mucho más feliz y a gusto que cuando estaba trabajando como empleado de Banca. Supe lo que era realizarse como persona. Sigue Leyendo...
Estoy condenado a amar a las mujeres,
hasta que me duelen;
me encantan,
cada una es distinta.
Todas sin embargo llevan consigo
algo similar,
no puedo amarlas más allá del amanecer
que me limita,
es exasperante soñar con el futuro
al lado de una sola mujer.
No le pertenezco a nadie,
ni nadie me pertenece,
el final funesto simplemente llega,
y la historia se va,
se aleja como los recuerdos
de un anciano que se añejan,
en el olvido,
en el canto desvanecido
entre las sombras, entre el frío.
A veces me parece infinito este ciclo,
y lo es,
y así será,
no hay porque negarse a este destino. Sigue Leyendo...
Vivimos demasiadas entelequias. Esta vida que nos ha tocado conocer desde los tiempos más remotos de la Humanidad está llena de entelequias, rebosada de entelequias, rodeada de entelequias por todas partes menos por una llamada Ilusión. ¿Son las entelequias unas simples ilusiones que nos hacen creer que somos libres? Libertad. Hermosa entelequia compuesta de ingredientes que, al final de todos nuestros caminos, se desvanecen en un conjunto global llamado decepción.
¿Por qué nos decepciona la Libertad? ¿No será que la mayor entelequia en la que nos han hecho creer es precisamente la Libertad? Miramos a nuestro interior y nos vemos como incompletos, como faltos de algo esencial que necesitamos para autoconvencernos de que podemos ser algo más. ¿Qué es lo que nos sucede a los seres humanos para sentirnos siempre como incompletos; como ausentes, a veces, de esta pertenencia al conjunto total de nuestras aspiraciones? Algunos lo llaman Libertad. Es por eso por lo que no podemos entender la gran verdad de nuestras existencias. Sigue Leyendo...
Una mano diminuta como el viento, pesada como el movimiento vuelo de la mariposa, una mano de hierro sin sangre, muerta la mano llamadora y golpe, rígido avisar, pues alguien llama, ¡toque!, ¡toque!, ¡toque!
Han sido tres veces, han llamado.
Espera.
Sigue esperando.
La puerta se abre chirriando.
Melodía extraña que abre y simpática una mujer asoma.
Mujer de edad señora, estatura no mucha, a la altura.
Asoma con cara de miedo, miedo a temer, asustada, pero ojos de mirada avispada.
Y la puerta se va separando, abriéndose y pide el andariego recién llegado, hospedarse quiere, está necesitado; quiere, según cuenta un alto en el camino. Sigue Leyendo...
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