Todas las entradas de: Diesel

El Joaozinho (CUENTO DE LESLIE ORERO)

Se encontraba ahí, en la solitaria sala, sonriendo y dando vida al lugar. El reflejo del sol se encargaba todas las mañanas de recorrer toda su estructura, desde las patas hasta sus teclas. El me llamaba entre sonidos agudos, me tentaba tocarlo, puse muy despacio mis dedos sobre sus delicadas teclas, donde salían sonidos que hacían bailar las rosas del jardín de atrás. Los sonidos más hermosos con los cuales mis oídos se deleitaban y obligaban a mis ojos a cerrarse y empezar a soñar. Todos los días era un sueño nuevo, cada vez más me agradaban sus tonadas y cuando las aves cantaban el Joaozinho silvaba. Sigue Leyendo...

Crisálida

Aquel hombre se pasaba la vida mirando al mar. Siempre mirando al mar. Esperaba que las aguas se derritieran en tenues luces amarillas y después, cuando al fin se levantó, tenía ya cien años de edad y sobre la superficie del mar habían trazado mil rayas las gaviotas. ¿Has visto una mariposa de mar? preguntó el hombre de los cien años de edad al marinero. La vi. Tenía rostro de niña, era una mariposa azul, perseguida por el fantasma de una crisálida extinguida. Y el hombre de los cien años de edad se volvió a sentar, ahora mirando hacia la tierra, por ver si la mariposa se había convertido en mujer y estaba acariciando las flores del naranjo. Sigue Leyendo...

Mucho antes del dolor

Mucho antes del dolor la vieja Estación de Atocha era una entrañable estancia para los cansados y sudorosos viajeros que bajaban de un mercancías o subían a un expreso. Las paredes, de ladrillo rojo bermejo ennegrecido por el hollín, parecían salidas de una antigua mansión o de un caserío castellano, de esos de los de antaños caminares en donde los sillares parecían gemir de nostalgias. Y estaba el redondo reloj colgante, amplio, grandote, generoso, con su esfera acristalada amamantando a unas agujas que llamaban la atención de todos los viandantes. Sigue Leyendo...

Claro que sí.

Madrid. Claro que sí. De Madrid al cielo, como dijo el poeta popular… Madrid de mis amores todos, de mis somnolencias claras y de mis amparos. Madrid de mis emociones todas… No puedo ocultarlo. Quiero recorrer mil y mil veces más todas tus calles, Madrid, porque mi amor por tí no es platónico sino amor de enamorado vivo, de enamorado total, visceral e incandescente. Amor por sentirte, por olerte, por acariciarte, por saborearte en cada calle, en cada plaza, en cada avenida, en cada rincón…

Desde tus guiños coquetos, ciudad metrópoli del castellano y otras mil lenguas más, eres raíz castiza, de colores vibrantes, de sabores dulces, de aromas primaverales, de trepidantes aventuras y de amplísima cultura heterogenial. Tú, madrid de mujeres todas (a cada cual más bella) eres pensamiento de paseos por todos tus caminos. Madrid, corazón vivificante de recuerdos y nostalgias, pero también de alegrías infinitas y infinitos deseos de vivir. Deseos de volver para siempre a ti. Sigue Leyendo...

DIARIO BLANCO (5).- Milk

Es Milk nuestra pequeña perrita callejera, poéticamente peluda y pelosa, de raza indefinida, zalamera hasta el entusiasmo, que lleva ya mucho tiempo dándonos lecciones de camaradería, de amor, de honestidad y, sobre todo, de canina obediencia y humildad sin límites.

!Qué gran ejemplo es la Milk de todos los despertares matinales, de todos los días angostos, de todos los atardeceres luminosos, de todas estas noches pasadas y por pasar en que ella, fiel guardiana de nuestros secretos hasta el exterminio, corre, noblemente gozosa, a lamernos las manos y decirnos, con su fiel mirada, que siempre estará con nosotros y a nuestro lado!. !Qué demostración de lo que deberíamos ser los humanos para con nuestros semejantes!. Sigue Leyendo...

Meditación para una ensimismada

Averiguar en los infinitos ajenos es una pasión soberbia, sapiente, amorosa, única; que caracteriza los gestos trascendentes y, a la vez, desconcertantes, sin importar propósitos ni clausuras. En medio de todas las truculentas necesidades de la memoria, nuestros actos son la sustancia de la noción de todo lo misterioso, es decir, de todo lo humano.

Fidelidad y lentejas

La fidelidad es cualidad del fiel, del leal, de persona cuyo comportamiento corresponde a la confianza puesta en ella o a lo que exige de ella el amor y la amistad.

El Vorem es para mí como el Athletic Culb Bilbao o mi esposa; no lo traiciono ni lo cambio por nada. Ni por todas las lentejas del mundo, aunque fuesen de oro, dejaré de ser fiel a mi querido Vorem. Para mí el vorem, más que un deber (puesto que no se obliga a nadie a pertenecer a él) es un amor y una amistad que no tienen precio (por muchos euros que ponga dendtro de la bolsa el supuesto comprador) y ese amor y amistad es una especie de juramento prestado en vida de agradecimiento. Sigue Leyendo...

DIARIO BLANCO (4).- La canoa

En su semoviente ondulaje yo me embarco, todas las noches, junto a Ella y, remando con los sueños de las cobijas, enfrentamos la fría noche con el calor de los cuerpos enamorados. Es la canoa nuestro pequeño hueco a la esperanza e. ilusionados con los pleamares de sus vaivenes, elaboramos ilusiones nocturnas para el nuevo amanecer.

Esta canoa es algo así como un arca de noé desparasitada y en ella entran todas las afables especies posibles que caben en el infinito; afables especies posibles que se hacen realidades convexas con el Tiempo a medida que vamos enhebrando sueño tras sueño, quehacer tras quehacer… y enrumbados en la orquestación de sus continuos oleajes, Ella y yo dormimos abrazados al sentimiento. Sigue Leyendo...

DIARIO BLANCO (3).- El susto de Jeremías

Jeremías es un gato que viene procedente de los tejados de Las Casas y, alevosamente, lanza zarpazos al lorito de La Gasca para zampárselo de un solo mordisco… pero Jeremías no sabe que don Gonzalo, papá Gonzalito para la familia, está al acecho, siempre cauteloso defensor de sus propiedades, y hoy, en medio de las horas del silencioso atardecer, cuando Jeremías, el de Las Casas, ha bajado turbia y furtivamente para abalanzarse sobre la jaula del lorito de La Gasca, le ha soltado en plenos morros la tapadera metálica de la cacerola. En medio de los estruendosos ruidos de la cacerolada, Jeremías ha dado un triple salto mortal y, bufando con el rabo entre las patas, ha desaparecido por el fondo del callejón, por allí por donde los obreros de los cascos rojos y amarillos están levantando el mastodóntico edificio… Sigue Leyendo...

Pluma Azul

Pluma azul suave y anchurosa
del ave marina de mis sueños,
en ti me hago golondrina
y me envuelvo en la voz de los silencios;
en ti, remedo de madrugada,
recojo el recuerdo de las horas
y, asomado a una ventana abierta,
escribo en la bruma mil palabras.

Rebrinco

Nacido del dolory la tristeza abandoné toda la nostalgia de las penas y me envolvi en la alegría con la que ahora lanzo continuamente besos a la existencia… y que nadie me condene por haber conquistado la felicidad tras una verdadera batalla con la muerte ya que la sublime victoria es vivir y querer vivir tras haber batallado contra el desconsuelo.

Abrazo

Los mil jardines del grande abrazo
que de amantes nos cobijan ampliamente
me llenan de límpida simiente
que engendran en mi alma ya su trazo.

La madeja del tiempo es el brazo
asido al corazón vivo y caliente
y sé que me cuerpo entonces siente
la caña brava reírse en el ribazo.

DIARIO BLANCO (2).- Cuycuycuy

El señor Montalvo de la Palacio hace cuycuycuy a la señorita Valencia de la Baraño y, mientras tanto, mi amigo Jorge está que arde; tanto que quiere tomar al señor Montalvo por la tripa y zarandearle contra la pared hasta que la cal se le quede impresa en la espalda y el señor Montalvo le acoquine los ciento y pico dólares que le debe… y, claro, la señorita Valencia de la Baraño le recrimina al señor Montalvo de la Palacio y por eso éste la hace cuycuycuy, escurre el bulto y ya no va a misa a disfrazarse de santo varón.

Hace frío en la barriada. Son los últimos estertores del invierno. Y mientras el señor Montalvo de la Palacio sigue sin pagar un sólo centavo a Jorge, Ángel, el guardián de todos nosotros, deambula de un lado para otro con su carabina bien dispuesta. Sigue Leyendo...

El amigo imaginario

Ingresó en nuestras mentes con su tesis de Relaciones Interpersonales recién elaborada y allí, en medio de las neuronas del cerebro, celebró sus primeros discursos en medio de las infantiles propuestas de juegos pirateriles en donde él siempre resultaba ir un poco más allá de nuestra conciencia y, grillito de las emociones ocultas, contestaba a nuestros primeros coloquios sintomáticos de la pubertad, de la edad de los descubrimientos. Y nos hacía el favor de dejarnos capitanear la carabela aquella en que nosotros nos íbamos deslizando como por un tobogán de aprendizajes coetáneos. Sigue Leyendo...

DIARIO BLANCO (1).- Quisiera…

De muy pequeñito, de cuando no se tiene conciencia del peligro porque nosotros mismos somos el peligro, de cuando el miedo no existe más allá de la cobija de la cama… quise ser torero y, en las fiestas navideñas, andaba yo siempre dando capotazos al perrito casero y al mono de la botella de anís. Después, cuando ya la conciencia avisa de que un toro no es un mono anisado o un perrito faldero, quise ser futbolista para marcar goles en el estadio de las fantasías de mi adorada ensoñación y, muy pronto, cuando la poesía hizo estragos en mi blanca mente matinal, quise ser poeta, escritor, periodista de sucesos extraordinarios… Sigue Leyendo...

Amoroso pálpito

Te contemplo leve y a escondidas
corazón encendido por las luces
y no te das cuenta de que observo
el presuroso silencio de tu pálpito.

Unido a mi secreto más interno
queda tu jardín henchido de poesía
y en la hiriente madrugada del invierno
un espacio azul se me convierte en vida.

Sólo tú

Sólo tú eres mi mágica conciencia
mi Todo, mi Nada, mi existencia…
y envuelto en tu insigne encanto
me llenas de perpetua consistencia
con tus ojos, con tu risa, con tu llanto.

Sólo tú con tu leve persistencia
le traes a mi cuerpo la esencia
de tu bello y saludable canto
mientras llenas de eterna ciencia
mi alma con tu suave manto.

Ternura

Ternura
suave mano de dulzura
que acaricia la mejilla
del sufriente…
florecilla
que crece de la semilla
de tu vientre
y siempre
tú, ternura sencilla,
del corazón a la frente
das a mi cuerpo sombrilla
para hacerme hombre que siente
cómo vuela el avecilla,

Chilló el gallo

Tres veces chilló el gallo, antes del amanecer, para recordarle a Pedro su triple negación como discípulo de Jesucristo… y desde entonces todas las mañanas chilla el gallo, tres veces tres, para recordarnos, a nosotros, los humanos sumidos en el sueño del Dios Consumo, que no debemos consumirnos en la atonía de los conformismos y que, siempre, todas las mañanas, debemos hacer un acto de reflexión para saber en verdad quiénes somos y qué es lo que queremos saber…

Descansa el ser humano

Fumando la existencia
surgida en los vacíos,
bañándose en los sueños,
anclándose en los ríos…
parado el pensamiento
en las alas del tiempo
perdido entre la nada…
varado en la explanada
de las huellas de su mano…
descansa el ser humano
entre aromas de alborada.
Un amanecer distinto
tropieza en su mirada.

Malloní (Y Tercera Parte)

Mis ojos miraban, sin apenas ver, la sala de la cultura por donde desfilaban los sintéticos fotogramas de la fuente de piedra, el humilladero de la cruz enhiesta a un lado del camino, la laguna y aquella sierra por donde los potros y las yeguas trotaban libres por el campo. Tú volviste de nuevo a mí, siendo ahora una estatua de bronce erigida sobre un dolmen neolítico (no sé bien si el de Menga, el del Romeral o el de Viera) en lo alto del cerro, mientras yo me hundía en el torcal hasta que el huracanado viento que llegaba del valle me izó de nuevo y me transportó a las casas bermejas en donde las viejas del lugar rezaban el rosario. Sigue Leyendo...

Malloní (Segunda Parte)

Los cuatro matarifes bajaron del mercedes para acorralarme contra las aristas de la pared del edificio y yo les dije, todavía sonámbulo de ti, que no se molestasen en penetrar en mis misterios, que me acababa de atropellar el camión de la basura pero que no buscasen sangre porque la embotellé, mezclada con fucsina, en un frasco ambarino con la etiqueta de Malloní para no confundirla con el éter del sueño. Y dije Malloní varias veces seguidas, concatenando significados y significantes en una ilación de ideas yuxtapuestas para formar, con todas ellas, un discurso carente de sepulcros blanqueados, quemando las naves del recuerdo para venderles la primogenitura de mis experiencias junto a ti a cambio de un mayor espacio de soledad. Dije Malloní muchas veces más; intentando abrir una brecha por donde escapar de aquella mala noche… hasta que Luis XIII me comprendió. Te entiendo. Puedes seguir vivinedo todas las noches que quieras y quedarte ahí, sonámbulo contra la pared, muriendo poco a poco de congelación, hibernando tu futuro sin tardanza y en este mismo lugar. “Hit et nunc” apostilló Richelieu. Sigue Leyendo...

A un ex Comisiones Obreras

Quizás pienses de mi que sólo soy un loco vagabundo o quizás vayas diciendo por ahí que soy un ser de otro planeta y que por eso siento amores trasnochados y vivo en un siglo humano que nunca existe. Y todo eso porque renuncié a una jefatura de oficina (que tú aceptastes raudo y sumiso traicionando todas las consignas que proclamabas a tus compañeros) para lanzarme al oasis de los sentimientos y navegar en las ondas de la sencilla trashumancia, codo a codo con esos obreros a los que tú falsamente decías defender y cuyos derechos humanos traicionaste por cuarenta monedas de plata. Yo todavía estoy mojándome con la lluvia de los atardeceres y empolvándome con el sol de todas las duras jornadas. ¿Que fue de tí?. Yo sé que tú sigues ansiando escalar posiciones sociales a costa del esfuerzo de los demás o que ansías ahora ocupar espacios grandilocuentes de orador sin medida, en base, como antaño, al engaño y a la estafa hacia tus compañeros. Sigue Leyendo...

Malloní

La madrugada estaba tan fría que no podría jamás, por más que lo intentara, poder hacértela sentir con palabras ni con signos ni tan siquiera con pensamientos de esos que a veces logran definir lo imprevisto, lo infausto, el aleteo de los sinsabores que se afanan en remover el claustro de las últimas sensaciones desesperadas; pero sé que allí estaba el viejo caserón de los cuatro pisos, que el portal se encontraba abierto y que comencé a subir los peldaños de la angosta escalera sintiendo en cada escalón un inmediato recuerdo y en cada tramo una secuencia completa. Sigue Leyendo...

Siempre hay algo de locura en el amor

Besar ávidamente la boca del enamorado o de la enamorada o abrazarse/abrasarse en una estrecha demostración de apasionamiento, es un acto demostrativo de que siempre hay algo de locura en el amor. Deshinibidos de fríos complejos de culpabilidad, el hombre y la mujer dan rienda suelta a sus calientes emociones en un acto de locura sentimental. Siempre hay algo de locura al escribir versos ardientes o regalar una flor de encendidos colores. Y decir “te amo” así, a quemarropa, sin importarnos otra cosa más que el ser amado sepa lo que sentimos por éel o por ella, con todo el corazón por delante, es un excelso acto que tiene mucho de valentía loca en su interpretación. Por eso llevaba razón Nietzsche cuando decía “siempre hay algo de locura en el amor y algo de razón en la locura”. Sigue Leyendo...

Ya desclavado

Deja que barra yu anclada barca,
marinera de corazón acongojado,
y que aparte la pesadumbre cierta
de tu místico anhelo golpeado.

Deja que se haga olvido tu tristeza
y quede tu doloor en la bahía anclado
para llenarte de la materia inmensa
de todo lo que Dios por ti ha creado.

El Jabato y los ye-yés.

Ya había pasado de moda El Guerrero del Antifaz (recalcitrante represor seudorreligioso), estaba de capa caída Roberto Alcázar (facineroso machista y fascistoide) y se encontraba pasando su apogeo El Capitán Trueno (iniciador de aperturas sexistas) cuando apareció nuestro héroe El Jabato. Hablo de tebeos de infancia, cuando todas las semanas, en medio del marasmo laberíntico del Lenguaje, las Matemáticas, la Aritmética, las Ciencias Naturales y la Formación del Espíritu Nacional franquista, los colegiales corríamos por las calles, emocionadamente ávidos, para adquirir el número correspondiente de aquella serie que tanto excitaba nuestra imaginación. Apareció El Jabato, aquel indómito ibero que, con su inseparable amigo Taurus, hacía estragos -Astérix hispano- entre las filas de los imperialistas romanos. El mismo Jabato que le arrebató Claudia al sanginario Marco y luego se enroló en cientos de aventuras por selvas africanas, territorios hititas, estepas siberianas, desiertos calcinantes, océanos profundos… para guiarnos, con sus intrépidas hazañas, a los territorios de la mágica liberación. Sigue Leyendo...

El lorito de La Gasca

Ha vuelto el lorito de La Gasca a la calle. Después de varios años enclaustrado en el interior de su vivienda, ha sido amnistiado el lorito de La Gasca. Sí. El que piropea a las chavalasm el que imita al vendedor de periódicos confundiendo a los vecinos y el que llama pendejo a todo aquel que se le queda mirando de hito en hito con enormes deseos de estirarle el cuello, desplumarlo vivo o meterlo en la cazuela.