Arbol centenario que en la plaza habitas,
de arma blanca en tu piel letras grabadas,
testigo tú has sido de innumerables citas,
de palabras de amantes con besos selladas.
Pequeña vara hiniesta naciste en primavera,
en principio delicado tallo verde oscuro,
paso te abriste separando la dura tierra,
de semilla sóla y triste viniste yo lo juro.
La vida les voy a contar
de una família grata,
que son capaces de reinar
de una manera innata,
cuando salen a comprar
la cosa les queda barata,
si se ponen a mandar
el pueblo su voz acata,
ahora van a vislumbar
a una parte de los Mata.
Al escuchar un crujido
dejo mi libro en par abierto,
de donde éste habrá surgido
tengo el pensar incierto,
mientras suene un alarido
en lo profundo del desierto,
tú nunca te verás perdido
aunque te parezca acierto,
pués viéndote compungido
en el fondo me divierto.
Me quedo inmóvil e inherte
por ver si pasa de largo,
porque veo venir la muerte
no salgo de mi letargo,
teniendo tal vez yo suerte
corra deprisa como el Talgo,
mas estoy muy poco fuerte
y huesudo como un galgo,
quizá la moneda inserte
y ella no me pase el cargo.
Triste princesa Sara,
cuando leo la escritura
de tu sana mente clara,
me alejo por la llanura
apoyándome en mi vara,
y siento con amargura
que tu cuerpo se alejara,
al recordar con dulzura
tu aroma a tomillo y jara,
pues vivo yo en mi locura.
Si funesto fué amortajarte,
más triste fué mi padecer,
al no poder dejar de amarte,
el sentir mi alma fenecer,
al no poder viajar a Marte,
y viendo tu amor florecer,
en la distancia olvidarte,
sintiéndote en mi crecer,
como mi gran obra de arte,
sin poderte dejar de querer.
Los sonidos del bosque elevan mi corazón en la mañana fresca. Los verdes y amarillos matices de las almas que moran en su interior, mantienen la cadencia de mi acelerado pulso.La monótona lluvia insufla mi espíritu de inmortal placidez y los trinos y llamadas de los distintos pájaros me hacen volar a mundos no vivídos.
Mi anima se eleva al infinito, en las noches de antaño, en los albores de la humanidad. Me hacen ser humano primigenio y uno mi ser al espíritu del bosque. El palpitar de mis sentidos, absorbe el influjo mágico de las crepitantes hogueras, de sabiduría y ciencia antigua, al conocimiento arcaico de plantas y pocimas sanadoras.Sigue Leyendo...
La sangre azul
al salir del baúl
tiñó de rojo
al rey Saúl,
llenádose de gozo
al beberse el Red Bull
ganado con tanto arrojo.
El pelo corto marrón
de su ayudante el barón
de punta tieso se puso
cuando sin meter la sanción
le dijo un amigo en desuso
se me parte el corazón
quedando como un iluso.
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