Os estoy escribiendo desde aquí, desde mi habitación, sentado ante el teclado blanco y dejando olvidar mis recuerdos para entrar en el punto “cero” a lo Vorem. Estoy pensando en las largas travesías por algunos de estos laberínticos caminos (hoy embarrados) de la urbanización Los Valientes. A muchos kilómetros de distancia quizás… tal vez… haya ahora algún ser humano (hombre o mujer) que esté, en esta misma hora, escribiendo un texto por los ejes invisibles de este proceso llamado informatización. Un imaginario canal televisivo anuncia: “!Atención!. !Informamos a todo el mundo que ahora, a los tantos segundos de este mismo minuto, dos mensajes se han cruzado para llegar a un mismo destino. Desde un lado a otro del planeta los seres humanos somos y existimos!”. Y un haz invisible de color atmósfera nos invita a una cita común de ideas. Vorem.
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Diarios
El almendro
El almendro del jardín de la casa de al lado ya está totalmente florecido. Empiezan a desprenderse, como si fuera nieve soleada, algunos pétalos rosados. El vientecillo los transporta hasta cruzar el pasillo que separa ese jardín del de mi casa. El almendro cae directamente debajo de mi terraza y me he estado asomando con cualquier motivo para contemplarlo mientras empezaban a apuntar las hojas y yo sólo tenía ojos para ver el milagro recurrente de sus flores en febrero. No quiero que se caigan las flores, el milagro completo sería ver que este año no desaparecen.
La Cuesta de la Vega (segunda parte)
Y llegó el ansiado mañana y después otro y otro más… y durante el mes y medio que faltaba para completar julio y durante todo el mes de agosto estuvimos haciendo escapadas a la Cuesta de la Vega. Cada mañana pasada allí, junto a mi Dulcinea, era una locura de placer y de sentimientos sin fin. Ya no me interesaba contemplar las travesuras de los cercanos gatos de los Jardines Sabatini, ni hacer sonetos a las laboriosas tareas de las hormigas ni tampoco me entretenía ya inventarme leyendas mitológicas contemplando el claro horizonte de la Casa de Campo desde el barandal. Ya mis poemas no los escribía en hojas sino que los dejaba impresos en los labios de Teresa. En los ojos de Teresa comencé a escribir melodías que rápidamente interpretaba en casa al son de la guitarra. Yo, en la Cuesta de la Vega, sólo era un loco quijote más interesado en besar y acariciar el cuerpo de su dulcinea.
La Cuesta de la Vega (Primera Parte)
Hoy, Carlota, me has hecho recordar. Y tú también, Alicia, me has hecho recordar aquellos días de mi más tierna pubertad cuando me escapaba de la Academia sólo para ir a dar vueltas por el Madrid de mis ensoñaciones. Efectivamente, es la Cuesta de la Vega la que desemboca en el Jardín de Atenas.
Allí, a la Cuesta de la Vega, iba yo siempre en primer lugar cuando me escapaba de la Academia Cima (Puerta del Sol) aburrido ya de las Matemáticas, la Física y el Latín. En la Academia Cima era dónde yo estaba preparando estas materias que me habían sido suspendidas en Junio por los feroces profesores del Instituto San Isidro. Total. Adíos vacaciones de verano. A cambio de ello comencé a disfrutar de la abundante compañía de amigos y sobre todo compañeras y amigas que estudiaban Secretariado, Banca y Administración en general.
Estado de evasión
– Señor, nos informan que una horda de jóvenes individualistas están pidiendo el derecho a ser indiferentes.
– No se alarme, señor, indiscutiblemente será otra moda pasajera.
– Pero no nos quedan más libertades para ofrecer, señor.
– No se preocupe, señor, ya se rentabilizará de alguna forma.
– Pero, señor…
– ¡Basta! Ofrézcanles más ocio, ropa, drogas, música; pero deje de presionarme.
En una infinidad de casualidades
Cuando el cielo se vea gris,
búscame en la brisa, porq no dudaré acariciar tu tristeza
entonces lloverá… se levantará ese polvo que nadie ve en la tierra
las nubes llorarán por tí para que no temas el dañarte.
Cuando la tierra sea dorada,
te encontraré en esa calidez extraña, que es solo tuya
nuestras sombras se alargarán… en un abrazo se volverán una
el mundo se oscurecerá y tú serás mi luz.
Mi entrañable amigo y yo…
Mi entrañable amigo y yo jugábamos en el patio del colegio al fútbol y después en el Deportivo Olímpico y en el Atleti. Él de 7 y yo de 8 trazábamos sobre el aire diagonales imposibles sólo comprendidas por nosotros para ganar las espaldas a los defensas rivales y terminar haciendo la magia de que el balón besase suavemente las redes enemigas. Mi entrañable amigo y yo a veces ganábamos y a veces perdíamos (porque estábamos aprendiendo lo que es este problema llamado vida) pero siempre cantábamos en las duchas después de haber mojado se sudor las camisetas del color de los locos con pasión. Mi entrañable amigo y yo…
te extrañe toda la noche
cuanto te extraño q soledad siento
todo vuelve a empezar
yo veia antes veia todo negro,i estaba mal por que la trsiteza me aropaba ,pase unos malos momentos y ahora me odi cuenta de k asi es la vida ,es uan vez tras otra lo mismo ,es el mismo comienso con miles de finales todos iguales pero distintos en formas apasionales.
estube mal muy mal escribi llore mil i una lagrimas k me llebaron aser un mar nuevo de malos tragos.pero todo vuelve a suceder ,me e enamorado otra bes ,es lo k mas kiero me a yudo a salir a delante.
Reencuentro
He hecho cuatrocientos kilómetros sólo para verla. El reencuentro fue muy emocionante. La hermana sabía que yo iba, pero ella no. Está pasando (otra vez) una mala racha de salud. Tienen que volver a operarla. La otra vez, hace año y pico, no nos enteramos a tiempo y cuando se supo yo no pude desplazarme, sólo pude seguir el desarrollo de su convalecencia por teléfono, primero con su hermana y después, cuando ya estuvo mejor, con ella.
Y el tiempo ha pasado, ella aparentemente estaba bien; hemos hablado en ocasiones, pero no había llegado a verla. Es una amiga de la infancia, de los veraneos en el Norte. De cuando íbamos en familia y llegamos a establecer con la suya un vínculo que, ahora se ha visto, nunca llegó a romperse, a pesar de que durante mucho tiempo nos hubiéramos perdido la pista.
Volviendo del Norte
Ayer, regresando del Norte, volví a recuperar los paisajes de los veranos de otros tiempos.
Esas laderas sobre las que parece que alguien ha colgado un tapiz verde esmeralda, impecable, sin que se vea interrumpido más que por casas, por vacas o caballos pastando. Esos campos cubiertos de hierba muy verde, muy brillante, esos altozanos cubiertos de árboles como prestándole su altura a la elevación del terreno. Tan bello todo cuando llueve, maravilloso cuando sale el sol.
Para MORGANA
te extraño por eso:
La más bella canción que jamás canté (para Only)
Hubo un tiempo, amigo Only, en que me entretenía con mi guitarra sembrando gorriones grises en los cafés. Cantaba por las noches allá en las Américas. Había un lugar muy especial en Quito (Ecuador) llamado Café Libro. Allí nos reuníamos los humildes poetas del pueblo llano y sencillo a cantar por las madrugadas nuestros sueños de bohemia. Yo empezaba entonces a escribir en Vorem. Fue una época en que las canciones me brotaban del alma y sentía la verdad de la poesía en cada estrofa, en cada ritmo, en cada cuerda de mi guitarra. Después tuve que seguir caminando…
Génesis
Una parte de él, quizá la más oculta, salió de la oscuridad y lo inundó todo. Aquel chico trató de escapar pero una densa nube negra lo cubrió todo, de pies a cabeza.
Afligido, buscó a tientas la luz. Un interruptor, un pequeño aparato que lo solucionaria todo.
Al dar unos cuantos pasos lo encontró. Lo pulsó sonriente, pero la más oscura de las tormentas seguía rodeándolo.
Entendió que ya nada le serviría, estaba condenado a vagar perpetuamente por el espacio-tiempo.
Se acostó en el suelo, en posición fetal, y lloró. Pero no duró mucho su llanto.
Estrellas de la fugacidad
Anoche celebramos una fiesta en casa con una gran cantidad de amigos y amigas. Estábamos celebrando la nueva casa en dónde vivimos. En el campo. En la Urbanización de Los Valientes. Muy cerca de Molina de Segura. El ambiente era de una gran felicidad y todos cantábamos al son de las guitarras. Llovía ligeramente en el jardín. Pero dentro de la casa estaba encendida la chimenea y crepitaba la leña. Todos estábamos calientes y nuestras células corporales ardían en medio de la pasión ambiental. Entonces hubo un momento en que necesité salir afuera…
SOS del náufrago errante
Hoy mi barca se niega a obedecer mi rumbo. Remo. Remo hacia las islas que tengo perfectamente localizadas en mi hoja de ruta marinera y que sé que voy a ellas con el deseo libre y voluntario de llegar. Pero ¿qué es lo que está ocurriendo hoy?. Todos mis sentidos están atentos y despiertos. Toda mi fe está situada en su punto exacto. Todas mis fuerzas están aplicadas únicamente al camino correcto y… sin embargo… !qué impotencia da ver que no puedo dirigir mi barca hacia allí!. Decidme vosotros, amigos poetas y poetisas del Vorem, si sabéis exactamente cómo poder dominar el rumbo de la barca para llegar seguro allí donde vislumbro y veo las amapolas brillar solemnemente en su humildad profunda bajo la luz de la vida. Decidme, si lo habéis visto, dónde se juntan todos los rayos marítimos del sol en ese punto concéntrico donde se besan con las olas y las almas de todas las cosas.
El desliz de los días
Quiero creer el ser adicto a las casualidades…
Cuando nada parece depender de ellas el devenir de mi existencia se torna gris…
El amplio abanico de la elección… sacudido por la mano del deber no ventila mi vida…y la responsabilidad de lo escogido pesa como el calor sin refrigerar….
La visión de un solo camino entristece, y deambularlo sin mirar a los lados me amortece…. dejar que interseccionen las alternativas bajo el trazo del azar hace que la línea recta de mi día se desdoble en inesperadas formas geométricas… entonces vivo lo que no iba a ser y reinvento lo que debía de ser….
Despertares
Cuando el ruido te supera
Llevo casi dos semanas padeciendo un ruido infernal. Después de unos meses sin ningún vecino en el descansillo, ya que de los otros dos pisos se han trasladado sus ocupantes (con los que, por cierto, me llevaba estupendamente y ha sido una pérdida el que se hayan marchado), ahora han llegado las obras. En el piso que está pared con pared con el mío hace casi dos semanas, como antes decía, se han desatado todos los furores del Averno. No parece posible que seres humanos puedan manejar un aparato que lo produzca en tal cantidad y tantas horas seguidas. Me pregunto si contratarán para su manejo a sordos, o si habrán perdido ese sentido a fuerza de manejar el trasto. Se alternan los bramidos del aparato en cuestión con los martillazos o lo que sea que utilicen como guinda del pastel.
Mi felicidad es tuya…
El mar era azul hasta el horizonte…
El camino se extendía hacia adelante hasta el horizonte…
Juguemos a ver quien tiene la sonrisa más sincera…
La persona a la que más quiero, ahora está sonriendo…
Estés donde estés, ¿sonreirás para mí?…
Cuando cierro los ojos, puedo oler aquellos dias de verano…
Ellos jugaban en el río, cubierto de barro…
Nosotros perseguíamos esa nube y decíamos que quién la cogeriera sería feliz…
Hagamos una carrera hasta la cima de la colina…
Correremos hasta nuestro lugar favorito…
¿Qué has hecho con mi alma?
Por la puerta escondida de los sentimientos has entrado como un vendaval y hasta los geranios de mi ventana oculta se han encendido de luces divinas. ¿Qué has hecho con mi alma que ya no vive en mí?. Miro a los transeuntes que caminan por la vida, abstraídos en sus pensamientos y en sus múltiples ideas y sólo te veo a ti repetida en mil y un pedazos de miradas.
Lloras
Lloras y yo me desespero buscando inútilmente en los bolsillos un poco de consuelo para ti. Lloras. Y no sé que tristeza me embarga cuando no encuentro ni tan siquiera un pedazo de cielo para hacerte sonreir. Lloras. Y solo tengo unos dedos cálidos para acariciarte suavemente hasta dejar tu lindo rostro limpio de lágrimas.
Mi primo
El pan de cada día
Decidido salgo hacia el metro; miro alrededor para convencerme de que es imposible encontrar tranquilidad con las miles de luces en los auncios que se clavan en mi memoria cuando trato de evitarlas.
Las sombras entre las calles ocultan alguna triste esperanza; mientras, la corriente de animales nos dirigimos, con cabeza gacha, hacia los intestinos de Madrid.
La música suena fuerte en mis oidos y un cigarro finalmente se consume hacia mi interior.
Sigo caminando.
Máquina del tiempo (ojalá se pudiera utilizar)
A punto de finalizar el primer cuarto de este siglo XXI de nuestros pecados, en el que hemos visto cómo se desarrollaban tecnologías que unos años antes apenas sí podíamos creer que existieran, hemos visto cómo se han hecho posibles los viajes en el Tiempo, tanto al pasado como al futuro.
En mi juventud sentí siempre curiosidad por conocer cuál sería el desenvolvimiento de la humanidad en los tiempos venideros, y por tanto hubiera dado lo que me pidieran por visitarlos. Sin embargo, pasados los años y visto lo que estos nos han aportado, me he desilusionado totalmente, he perdido la curiosidad y he decidido, por el contrario, viajar al pasado.
El reloj de pared
Mi madre me regaló un reloj de pared. Es un reloj clásico, bastante bonito, de esos que tienen su péndulo de lenteja y sus pesas, y al parecer también bastante bueno.
A mí me gustó mucho el reloj desde el primer momento, pero quien estaba verdaderamente entusiasmada con él era mi madre. En sus últimos años lo controlaba mucho y digamos que no estaba satisfecha si su funcionamiento no era totalmente preciso.
Mi madre murió, casi de repente, pues cogió un resfriado que se convirtió en neumonía y una semana después la enterrábamos. Era muy joven todavía.
siempre se aprende….
En estos días he aprendido que a pesar de desear algo intensamente, las cosas pueden salir de otra manera. Se que algunos pensarán que no he descubierto el mundo pero sí que lo que me ha pasado en esta semana pasada, me ha servido para ver todo más claro.
Cuando siento que mis emociones están a flor de piel, no soy buena compañía ni para mi familia, por eso me refugio en el retiro, la meditación y lectura. Con eso intento serenarme, encontrar la paz tan ansiada.
Cogí de mi biblioteca un libro al azar y lo abrí también al azar. Sé desde hace tiempo que las respuestas nos vienen en forma de palabras oídas, frases, diálogos que escuchas, cuando lees… sin pensar. Pues como decía, en el libro encontré unos párrafos que me ayudan a comprender….
Sentirse…
Cuando sentimos que la vida se nos va desmoronando, sentimos que caemos sin poder sostenernos por ningún lado, y lo único que habita dentro de nosotros es un gran dolor y vacío que no sabemos de donde salieron de repente.
Y nos fijamos en nuestro alrededor y no vemos nada, o más bien no distinguimos que es lo que realmente nos esta haciendo sentir de esa manera tan extraña que si nos pidieran que lo expliquemos lo más seguro es que nos quedaríamos estáticos por unos segundos, meditando, para tratar de hallar en nuestro interior aquella pena lejana, aquel dolor que invade, aquel vacío que inunda nuestro ente más profundo, para al final llegar ala conclusión de que no es un motivo, sino la aglomeración de distintas causas que al unirse nos golpearon tan duro que no logramos despabilarnos por completo…