Igual que muero en cada día digo que aun vivo en tu presencia.
Que surjo en cada poro, que nazco en cada ser que ni me mira, que ni me ve.
Y ahora andando aun sin hacerlo, camino por la bahía de un sueño que contemplé.
Por eso vida mía, que mas que vida pareces mía, dame una raiz…de la alegría.
Prefiero no querer, no saber, no pedir…prefiero acumular aquello que de las copas caen,que de la lluvia renace y de lo que el viento sopla.
Apenas digo nada y tú ya sabes que te amo, apenas una suave caricia para comprender a mi alma.
Te levantas, desnudo, y el sol en tu almohada.
Tez morena, piel dorada.
No hace falta nada,
¡Que se pare hoy el mundo!, que se detenga por entera la ciudad y nadie camine solo.
Somos dos y una sábana de algodón que pareciera de seda fina.
No me importa nada, ni si el mundo se acaba. No me importa caer en el fondo de tus ojos.
Caen cenizas de las hojas, polvo de de tus ropas, humo de tus palabras cobardes al dolor, y no ves el horizonte que camina en tu busca para taparte con una nueva tierra, con el rocío fresco que te bañará la piel.
Porque caminas solo, con los hombros caídos, con el pelo perdido de tanto viento que azotó tu alma.
Tus manos se caen en pedazos por no tocar a la flor roja como la sangre que yace bajo tus pies.
Anímate ruiseñor, que te oiga cantar desde mi balcón, que te sientan las estaciones que te abrieron las puertas mientras morías despierto.Sigue Leyendo...
Dime que sigo siendo joven, que te gusta mirarme,
que te gusta sentir mi suave piel, y escuchar mi risa
imperfecta que es más perfecta que ninguna.
Dime que soy viva con el viento, fugaz como la noche,
serena como la mar, y que por ello eres mío, que me
seguirías hasta donde el sol alcance, que te quedarías
eternamente abrazado a mí.
Se que no soy nadie,
ni me oyes,
ni me sientes,
porque no existo,
porque no existo para ti,
lo sé,
porque te conocí en un breve suspiro,
en una lejana imagen
llegada a mí desde tu mundo,
de un mundo cruel y despiadado.
soy de la penumbra,
de las cenizas muertas,
del edén apagado,
de las hojas sin flores,
de la tristeza, del violín,
y tú de la brisa, de la calma,
de ese reino aparte,
de la gloria dichosa.
Quiero que me lleves a la cima de tu alma y me susurres palabras de amor.
Quiero ser prisionera de las estrellas que iluminan tus ojos en una noche cualquiera, en un atardecer de sombras sin nada que ofrecer,rehén de tus brazos fuertes como las ramas en Otoño.
Ámame, dijeron los duendes cómplices de las hojas, de la eterna dicha abstracta disfrazada de piel, de tu piel morena traída de los más lejanos desiertos a beber de las lágrimas de mi espera, de una espera triste e inexperta que nace ahora con cada beso tuyo.
Y se iluminarán faroles, flores mustias por el pasar del tiempo bajo un ardiente sol, se iluminará mi alma al verte como te veo y sentirte como te siento.Sigue Leyendo...
Tu indecisión me mata, me eleva hacia la rabia por no tenerte, pero tu risa me hace reír, compartir ese pequeño y gran espacio que ocupas en este mundo de color.
Y no me ves, aunque me mueva deprisa para no perderte… no me ves.
No sabes lo que te quiero, que me falta tiempo para ofrecértelo todo, para ser la razón del nuevo día.
Quiero verte conmigo, junto a mí, y recordar por lo que pasé olvidando el dolor de las lágrimas ocultas cuando no me mirabas, cuando bailabas aun sin estar yo.
Tu cariño es la vida que me mantiene, la risa sincera que envuelve mi rostro y acalla mis miedos, y cuando llega la noche, es tu cuerpo quien me protege, tus manos caricias de aire fresco en un mundo de eternas llamas.
Buscaré día a día tu voz para caminar por senderos que no sé, por las rutas del amor para ser huracán que arrastra al desierto hacia el mar.
Viviré siendo mujer, siendo luz de esperanza aunque el mundo se detenga y así sentir tus dedos en mis mejillas sonrosadas de una niña que no crece por la inmensa ternura que me dás.Sigue Leyendo...
El pasado se ensombrece en vagas y lentas palabras,
que breves son en la memoria caduca de este hoy que será
el mañana.
Y sus voces se acallan en una guerra por seguir
viviendo en la prosperidad de los recuerdos, mas solo
las fuertes sobrevivirán al después, hasta que cuerpo y
mente pierdan su fuerza en el suspiro.
El pasado se ensombrece en vagas y lentas palabras,
que breves son en la memoria caduca de este hoy que será
el mañana.
Y sus voces se acallan en una guerra por seguir
viviendo en la prosperidad de los recuerdos, mas solo
las fuertes sobrevivirán al después, hasta que cuerpo y
mente pierdan su fuerza en el suspiro.
Y el pasado se ensombrece,
y las voces se acallan.
En aquella mansión desperté en una larga y espantosa pesadilla. En aquella mansión las almas volaban como penas arrepentidas de las tinieblas y del suspiro colado por entre las rendijas de sus puertas.
Las cortinas penetraban en su interior sin apenas el recuerdo de lo que fueron, y los arañazos de sus paredes desconcertaban al más traidor de los traidores.
No quedaba luz en los candelabros volcados, y las llamas dejaron de quemar fotografías de antepasados malditos por el caos del odio y del rencor.
Hay un soplido en ti, un soplido áspero y amargo que cuando callas se acerca y en voz baja, en una voz camuflada entre las motas de polvo te dice su nombre.
Y en los rayos de sol que atraviesan las cortinas del salón, observas su imaginaria imagen fruto de tus deseos e impotencia.
Nada es como quisiste, nada se asemeja a esos sueños de ayer, pues ella será quien marque el final de aquella etapa, de aquella historia de amor que cada día mereció un te quiero en tu diario viejo y de hojas amarillentas.
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