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Aquel viejo bar.

Me tome un café, me fumé un cigarrillo y las horas pasaron mezcladas entre el gris de mi respiro y el gris de la ciudad.

Me quedé sola, mirando, pensando tras la ventanilla de aquel viejo bar que te quiero, que me equivoqué…me equivoqué.

Mírame a los ojos y vuelve otra vez que si no muero, que si no jamás volveré a pedir perdón.

Sentir.

Igual que muero en cada día digo que aun vivo en tu presencia.
Que surjo en cada poro, que nazco en cada ser que ni me mira, que ni me ve.
Y ahora andando aun sin hacerlo, camino por la bahía de un sueño que contemplé.
Por eso vida mía, que mas que vida pareces mía, dame una raiz…de la alegría.
Prefiero no querer, no saber, no pedir…prefiero acumular aquello que de las copas caen,que de la lluvia renace y de lo que el viento sopla.

Un desayuno para dos.

Apenas digo nada y tú ya sabes que te amo, apenas una suave caricia para comprender a mi alma.

Te levantas, desnudo, y el sol en tu almohada.
Tez morena, piel dorada.
No hace falta nada,
¡Que se pare hoy el mundo!, que se detenga por entera la ciudad y nadie camine solo.
Somos dos y una sábana de algodón que pareciera de seda fina.
No me importa nada, ni si el mundo se acaba. No me importa caer en el fondo de tus ojos.

La tristeza sabe escuchar.

La tristeza dulce y oscura
se enamoró de mi y de mi alma
no se separa.

Porque solo yo la entiendo,
porque solo yo la escucho y lloro
por ella.

La tristeza me habla de amor,
la tristeza es mujer como tu
y siente la piel que no tiene
como parte de su mundo.

Olvido.

Me derrumba el pensamiento,
los ácaros no se apiadan de mis ropas
y brotan los ríos de recuerdos alejados
por la inercia de los días.

Todo parece cerca,
todo queda lejos hoy de mí,
pero los relámpagos de mi tormenta
Iluminan al rostro joven que aun sigue vivo.

Mi verdad.

No puedo enseñarte el aire
que recogen mis manos
porque no puedo hablar
con palabras.

N puedo ser la mariposa
posada en tus mejillas,
ni saltamontes alegre
porque no soy hada,
porque no soy poeta.

Primavera en tu piel.

No me importa vivir engañada
si creo que es verde el verde
y azul el azul.

No me importa ser mujer
si nací del fruto de los árboles
y me hice carne con tus besos.

No me importa perderme
por tus brazos si son las barcas
que me lleven a la otra orilla.

Por un poco de luna.

No puedo ver, me deslumbra la luz blanca chocando contra mis ojos. Me tapo para intentar coger un poquito de ella, un poquito de paz.

Vengo de la oscuridad, de los túneles, de debajo de la tierra, de las alcantarillas y me olvidé de cómo son las puertas abiertas hacia el exterior.

Un día, alguien me llamó, alguien me buscó y al verme allí, pérdida y sin nombre, estiró su mano y tiró de mi cuerpo con la fuerza de su corazón.

Alguien me liberó, me trajo hasta el deslumbramiento que mis vagos ojos niegan y ansían.

Te esperaré.

Caen cenizas de las hojas, polvo de de tus ropas, humo de tus palabras cobardes al dolor, y no ves el horizonte que camina en tu busca para taparte con una nueva tierra, con el rocío fresco que te bañará la piel.

Porque caminas solo, con los hombros caídos, con el pelo perdido de tanto viento que azotó tu alma.

Tus manos se caen en pedazos por no tocar a la flor roja como la sangre que yace bajo tus pies.

Anímate ruiseñor, que te oiga cantar desde mi balcón, que te sientan las estaciones que te abrieron las puertas mientras morías despierto. Sigue Leyendo...

Bandejas de laurel.

Serena mujer, que vistes de hojas y miel
esa cálida piel de tu cuerpo bajo los vientos
fríos de mi soledad
.

Mujer ajena que callada sonríes, y miras,
y no ves que no estoy, que no soy beso
que habla, ni mirada que te acalla al no
ser mi corazón tu tren.

Eternamente joven.

Dime que sigo siendo joven, que te gusta mirarme,
que te gusta sentir mi suave piel, y escuchar mi risa
imperfecta que es más perfecta que ninguna.

Dime que soy viva con el viento, fugaz como la noche,
serena como la mar, y que por ello eres mío, que me
seguirías hasta donde el sol alcance, que te quedarías
eternamente abrazado a mí.

Besos callados.

Que callen los besos si beso,
que no hayan palabras de más,
que el mundo gire en tus labios
en este mundo de paz.

Cuando olivos nazcan en tierra,
con ellos te alimentarás,
de los olivos de mis sueños,
de los olivos de mi verdad.

Yo

Yo,

soy de la penumbra,
de las cenizas muertas,
del edén apagado,
de las hojas sin flores,
de la tristeza, del violín,
y tú de la brisa, de la calma,
de ese reino aparte,
de la gloria dichosa.

Mi calle.

El rojo de los tejados,

es mojado como mi sangre,
como mojado es él roció,
como es el néctar de tus manos,
como mis lágrimas de sal seca.

Las calles,

son calladas como el alma,
como la añoranza de tus abrazos,
como el sentir de este rebelde amor
que habla sin ser oído.

Quiero sentir.

Quiero que me lleves a la cima de tu alma y me susurres palabras de amor.

Quiero ser prisionera de las estrellas que iluminan tus ojos en una noche cualquiera, en un atardecer de sombras sin nada que ofrecer,rehén de tus brazos fuertes como las ramas en Otoño.

Ámame, dijeron los duendes cómplices de las hojas, de la eterna dicha abstracta disfrazada de piel, de tu piel morena traída de los más lejanos desiertos a beber de las lágrimas de mi espera, de una espera triste e inexperta que nace ahora con cada beso tuyo.

Y se iluminarán faroles, flores mustias por el pasar del tiempo bajo un ardiente sol, se iluminará mi alma al verte como te veo y sentirte como te siento. Sigue Leyendo...

El ansia de amar.

Tu indecisión me mata, me eleva hacia la rabia por no tenerte, pero tu risa me hace reír, compartir ese pequeño y gran espacio que ocupas en este mundo de color.

Y no me ves, aunque me mueva deprisa para no perderte… no me ves.
No sabes lo que te quiero, que me falta tiempo para ofrecértelo todo, para ser la razón del nuevo día.

Quiero verte conmigo, junto a mí, y recordar por lo que pasé olvidando el dolor de las lágrimas ocultas cuando no me mirabas, cuando bailabas aun sin estar yo.

Por tu amor.

Tu cariño es la vida que me mantiene, la risa sincera que envuelve mi rostro y acalla mis miedos, y cuando llega la noche, es tu cuerpo quien me protege, tus manos caricias de aire fresco en un mundo de eternas llamas.

Buscaré día a día tu voz para caminar por senderos que no sé, por las rutas del amor para ser huracán que arrastra al desierto hacia el mar.

Viviré siendo mujer, siendo luz de esperanza aunque el mundo se detenga y así sentir tus dedos en mis mejillas sonrosadas de una niña que no crece por la inmensa ternura que me dás. Sigue Leyendo...

Por no tenerte.

Me perdí mucho de ti,
una sonrisa flotando en el aire,
nadando en la nada,
riendo por cosas que yo nunca oí.

Me perdí mucho de ti…

Tanto…que soy quien soy
de las muertas migas
de este placentero cielo
que vive por tu latir.

Me acordé tanto de ti…

Palabras dormidas del alma.

El pasado se ensombrece en vagas y lentas palabras,
que breves son en la memoria caduca de este hoy que será
el mañana.

Y sus voces se acallan en una guerra por seguir
viviendo en la prosperidad de los recuerdos, mas solo
las fuertes sobrevivirán al después, hasta que cuerpo y
mente pierdan su fuerza en el suspiro.

Palabras dormidas del alma.

El pasado se ensombrece en vagas y lentas palabras,
que breves son en la memoria caduca de este hoy que será
el mañana.

Y sus voces se acallan en una guerra por seguir
viviendo en la prosperidad de los recuerdos, mas solo
las fuertes sobrevivirán al después, hasta que cuerpo y
mente pierdan su fuerza en el suspiro.

Y el pasado se ensombrece,
y las voces se acallan.

Por un montón de rosas.

Aseo cada centímetro de tu piel
con la espuma de algodón
que cae suave como plumas
sobre mis manos.

Aseo a la gloria de tus besos
con el manantial de este querer
dócil y sincero de mis labios.

Y miro atentamente a nuestros
cabellos enredados, bajo la suerte
de un vivo y afortunado amor.

Golondrina dormida.

¿Cual golondrina dormida
son tus ojos en este amanecer
sin rumbo del que emergen mil amores?

¿Cual risa es la clave,
de esta sutil proeza
de tus inequívocos encantos?

¿Donde nacen los dátiles de
esos labios robados al más fecundo
de los dioses?

Mente en blanco.

Dejas la mente en blanco
para verme blanca como
el azúcar de tu ensoñada
poesía buscándome más
allá de lo perdido.

Y me vistes como a la reina
de tu conquista adornada con
flores de tu jardín, para sentirme
mas tuya que ayer, para sentir
que vuelves a ser amado.

La Dama Blanca.

En aquella mansión desperté en una larga y espantosa pesadilla. En aquella mansión las almas volaban como penas arrepentidas de las tinieblas y del suspiro colado por entre las rendijas de sus puertas.

Las cortinas penetraban en su interior sin apenas el recuerdo de lo que fueron, y los arañazos de sus paredes desconcertaban al más traidor de los traidores.

No quedaba luz en los candelabros volcados, y las llamas dejaron de quemar fotografías de antepasados malditos por el caos del odio y del rencor.

Segunda oportunidad.

Hay un soplido en ti, un soplido áspero y amargo que cuando callas se acerca y en voz baja, en una voz camuflada entre las motas de polvo te dice su nombre.

Y en los rayos de sol que atraviesan las cortinas del salón, observas su imaginaria imagen fruto de tus deseos e impotencia.

Nada es como quisiste, nada se asemeja a esos sueños de ayer, pues ella será quien marque el final de aquella etapa, de aquella historia de amor que cada día mereció un te quiero en tu diario viejo y de hojas amarillentas.