No parece que pueda caber la poesía
donde tanto se expone oculto, medido,
iluminado falsamente, enardecido en precios
y ocasiones.
Una mujer callada en la puerta con vaso
me miraba.
En sus facciones sin risa, una sonrisa creaba
como delatando su humildad
de estar allí para no comprar nada.
Le di una moneda y me marché pensando.
¿Es poesía el momento?
¿Es poesía lo que siento?
Quizá, tan sólo es un momento.
En la infinita y oscura soledad de la noche
te necesito….
En la doliente y triste amargura de mi vida
te necesito…..
En la apatía y aridez de mis sentimientos
te necesito…
En la fragilidad de mi cuerpo y mi alma
te necesito…
En el devenir de mis sueños
te necesito….
En el maltrecho recuerdo ya perdido,
te necesito…
Si, solo con mirarme a los ojos,
supieras que te necesito,amor,
y no te tengo…
Se abren las palabras como ágiles mariposas
para acercanos, lentamente, a lo que somos.
Altivos rododentros, espigas altas,
ágiles palabras del lado de la vida,
cautivos del decir…soñamos ser más.
Nada es tan sencillo como caminar
sin rumbo, sin camino, sin vereda.
En la mano llevando la esperanza de un mañana,
tan incierto como el hoy,
tan lejano como el ayer.
Asomaba el día como una paloma,
que iba y que iba.
Desde mi ventana, apayada huía
en mis pensamientos viajando dormida.
¡Canto al saltar la piedra en un tris-trás!
¿Qué era aquél canto?
Quizá la paloma volando y volando,
quizá unos pasitos sobre el empedrado,
tal vez…¡una niña de bucles dorados!
Desde mi ventana la vi caminando
como una bube blanda,
vestida de blanco y en su albura,
la hermosura de un canto,
desde mi ventana.
Enmarcados los rostros
en cuadros del viento y del eco
¿acaso en todo éste paseo
no puedo adivinar quiénes son?.
No. En vano me empeño
en buscar una referencia.
Ya sólo deseo
paseo… paseo… paseo…
tomar un poco de aire
a ver si puedo
reconocer bajo las nubes
mi amor pequeño.
Redonda, sobre el inmenso arriba y sostenida
por la mirada amantes de los ojos:
Luna, cambiante redondez de fruta blanca,
espejo de diosa,primaveral tardanza
cuando las nubes ocultan tu esperanza.
Rezo femenino, nuestro
de cada día,
ruega por aquellas,
por las desaparecidas,
por las madres que agonizan,
por las otras,
por nosotras todas,
a las seis en punto…
un Ave María.
¡Ay qué bonita! Me dices
mientras juegas con mis senos
durante el escarceo amoroso
que nos inunda la tarde de febrero,
me miras con asombro, embelesado
y tu faz emocionada
penetra por el poro del deseo
Ardientes los alientos
se respiran
Las miradas sinceras, leales, valientes
son lamparitas de acite
danzando al compás de un viento
contento.
Cómo se alborozan cuando la risa ya viene
cuando el cuerpo se contiene
para no ser mariposa voladora.
Las miradas calladas, tranquilas, durmientes
son lámparas que callan su risa
y en aparente descansar
esperan regresar a la danza de la vida.
Madre Tierra, que soportas mis pasos,
que alimentas mi vida,
que serás el ocaso, lo último que vea,
para volver a ti
en un mutuo abrazo.
Ante ti
mi palabra te reza,
porque sin pedirme nada,
me das la belleza
de estar en tu seno,
sin pedirme nada,
dándome el consuelo
de un día y otro día.
Como los hermosos árboles de las selvas,
elevándose hacia la luz y atrapando nubes,
culminando la cúpula del verde prodigio
que ensombrece la tierra en íntima armonía.
Cerrar los ojos y tocar el cielo, donde sólo habitan
los sueños perdidos, escondidos de cuerpo;
ángeles inventdos por los niños más pequeños,
tulipanes con sonrisa y girasoles risueños.
Ronda de nacimientos, silencios…
Cerrar los ojos y tocar el cielo,
o la tierra, o el aire o el mar…
alcanzar el instante en el que nadie es nada más
que su prodigio escondidoSigue Leyendo...
El agua fría.
Sobre las manos y hacia el rostro,
cerrando los ojos en armonía.
Libertad y candor en la caricia,
pureza simple,
la brisa de un beso licuado.
Atrás quedaron aquellas infinitas
noches de calor.
Atrás quedaron esas largas conversaciones
sobre nada en particular y todo en general.
Atrás quedaron los largos paseos
por la ciudad de nuestros sueños.
Atrás quedaron sentimientos,pasiones,
amores y viejas amistades.
Atrás quedaron nuestras canciones favoritas
que nos recordaban a ti y a mi.
Nadie como tú, creyendose un dios sobre la tierra,
has fulminado libertades y aplastado con tu bota reluciente
la dignidad de mil pueblos.
Nadie como tú, Señor Presidente, conoce lo innoble de las
oscurares mentiras que la verdad esconde.
Frente el mundo desgarras con el fuego las tierras originales,
abrasas con tu palabra lo que no te impide ser la misma Mediocridad,
y te dispones a desafiar al Universo, simplemente porque rezas.
La vida se inclina ante el mazazo inexorable de tu orgullo,
y sabe bien,que los hijos muertos jamás regresan,
que las madres se asientan como árboles fecundos ante tus puertas,
y la desolación te acorrala en tu reclinatorio de ovales formaciones.
Todo sucumbe en la inesperada carcajada de la Tierra.Sigue Leyendo...
Sobre el frutero las frutas sin cielo,
calladas y quietas.
Frutas de verano, engañadas unas,
recogidas todas,
frutas de colores como mil palomas.
Sólo una naranja de piel de terciopelo
melancólica llora la ausencia de cielo.
¿Quién quiso dejarte tan sola?
Y en su silencio, la naranja implora
regresar al árbol donde el sol adora
ser piel e iluminar su origen.
sobre el frutero las frutas se ausentan,
escanpan corriendo
para regresar al árbol de donde vinieron.
Por tus dulces manos
rodó la pelota
botando en el suelo
una vez y otra.
Por tus dulces manos
se cayó el pañuelo,
doblado y sin llanto
se quedó en el suelo.
Por tus dulces manos
pasaron las mías,
dijiste, callando…
que estában muy frias.
El autor paeaba despacio, observando
su obra sobre la pared iluminada.
cuatro rosas sobre un liezo, luego
nada,
nada más hermoso que ese cuadro.
Rosas pintadas, sobre el lienzo blanco,
rosas imaginales mariposas,
pétalos ligados al bastidor estirado.
Y el pintor, a un lado, miraba
su obra, como oliendo sus rosas,
sus mil pétalos pintados.
Misterio indestructible de sombra perseguida
sangra el corazón cada vez que te oigo
en el centro del juego peligroso de los tiempos
y si un beso te sirve de placer
el tictac del tiempo te lo envia.
Es verdad pues:reprimamos
esta fiera condición,
esta furia,esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y si haremos,pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive,sueña
lo que es,hasta despertar.
Sueña el rey que es rey,y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso,que recibe
prestado,en el viento escribe
y en cenizas le convierte
Olor a campo, a verde expresivo, a dimensión de corazón.
Pasos en la tarde, paseos
entre limoneros.
Frutos de oro como tesoros expuestos ante la mano,
libertad de olor, libertad primero,
libertad entre limoneros.
Se inventó el dolor, y los dolores
y los gestos arrugados de las flores marchitas
sobre los balcones colgados.
¡No dejes que tus ojos lloren!
Déja de llorar y grita al viento tus sentires,
pálpitos de luz,
la cruz que pesa,
el insulto amargo que destroza el alma;
la calma huida entre sollozos.
Y toda la amargura de no poder sobreponerse.
Egoísta, te digo queno llores, porque
me asusta la oscuridad de tu mirada.
Simplemente por temor,
ausente del valor necesario
para dejar que seas la rosa abierta
que exhala su perfue en gotas
de rocío.
¡Déjame mirarte cuando estás desnuda!
Que mis ojos te modelen con mil luces,
hermosura de viento, verdad cruda
de la que naces y en la que existes.
Mirar no es amar, sino luz,
imagen primordial de tu cuerpo como estrella.
¡Déjame que no te deje nunca!
Y sin tiempo que te repita el verso
que más que te gusta,
y deje en tus manos el libro abierto,
el de la letra menuda,
en el capítulo incierto
donde el protagonista se asusta.
Tú dormías. Te miraba.
Una sombra se filtraba
y era una rosa.
¡Cómo estabas!
Como un silencio de piel
con vuelo de mariposa
durmiente, como en los cuentos,
como en la noria
donde gritabas desconocida y feroz.
Tú callabas. Te miraba
y al mismo tiempo decía mi corazón
que te amaba,
almohadón de sueños donde te
tumbabas…amor.
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