Tenemos que salir hacia la Sabana Central Africana pero se nos han pegado las sábanas un poco más de la cuenta y ahora nos toca ir más deprisa de lo debido. Así que dejamos el jeep y alquilamos un Chevrolet último modelo con su conductor nativo del grupo tribal de los zagawa. Antes de entrar en más detalles históricos y sociales debo explicar que la sabana (voz taína de Haití) no se debe confundir con la sábana (voz latina). La sabana es una llanura característica de las regiones tropicales con prolongada estación seca, con la vegetación herbácea y árboles aislados.
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Diarios
Cuadernos Africanos (4): Recorriendo la Sabana (EN FASE DE ELABORACIÓN)
Tenemos que salir hacia la Sabana Central pero se nos han pegado un poco las sábanas y ahora nos toca ir más deprisa de lo debido. Así que dejamos el jeep y alquilamos un Chevrolet últiimo modelo con un conductor nativo del grupo tribal de los zagawa. Antes de entrar en más detalles históricos y sociales debo explicar que la sabana (voz taína de Haití) no se debe confundir con la sábana (voz latina) y que la sabana es una llanura característica de las regiones tropicales con prolongada estación seca, caracterizada por la vegetación herbácea y árboles aislados.
Cuadernos Africanos (3): Bereberes y Cirenaica.
Otro nuevo pergamino que, ahora, nos traduce Mimoun Ben Alí, un melillense que fue, en sus tiempos, uno de los mejores boxeadores del peso gallo (Campeón de España) que hemos tenido los españoles a lo largo de toda la historia pugilística de nuestro país; de piel cetrina y cabello ensortijado, me mira fijamente a los ojos mientras inicia su trabajo: “Según la tradición algunos griegos se instalaron en la región de Cirenaica después del siglo VII antes de Jesucristo. Hallaron una población de bereberes y fundaron algunas ciudades, entres ella la de Cirenaica. A partir de finales del siglo IV antes de Jesucristo, la Cirenaica pasó a formar parte del país de los Lágidas, que reinaban sobre Egipto. Uno de estos lágidas, llamado Ptolomeo Apìón la legó a Roma en el año 68 antes de Jesucristo. Los romanos tomaron posesión en el 75 antes de Jesucristo. Posteriormente, el emperador Augusto la convertiría en residencia de veteranos, siempre respetando a los griegos que ya la habitaban.
Viernes por la tarde
Z/ Oreja de Van Gogh, nuestra casa a la izquierda del tiempo.
Fin de semana.
Esta tarde tocaron a mi puerta y al abrir, dejé entrar al viento cargado de tu presencia.
:Tomabamos el sol por las tardes, subidos en los remos de metal que había tirado desde el cielo algún ave.
Salí del resquicio para asomarme hacia las nubes y vi cómo se hacían abanico con nuestras risas, allá en lo lejano del ayer.
Cuadernos Africanos (2): Con los Omoro.
Penetramos en Oromo, María Augusta y yo, en un jeep que maneja un descendiente de Mikael Sehul, un “rai” o “ras bit-wodel” que fue un líder guerrero que se opuso a los oromo, pero después se volvió contra el negus Iyoas, a quien atacó y mató en 1769. Vamos comiendo algunos puñados de ñame en pasta que lleva nuestro conductor en una bolsa de tela. El ñame es una planta herbácea de tallos débiles, hojas grandes, flores pequeñas y verdosas en espigas axilares, asi como una raíz comestible del mismo nombre, de corteza casi negra y como parecida a la batata. !Y cuánto añoro las batatas de mi infancia en aquellos inviernos crudos de Madrid!.
Buena digestión
No se rompe con el pasado, no existe cura para las equivocaciones de ayer.
Al pasado se le supera, igual como se hace con la adolescencia, sin querer.
Los hay que nunca maduran
y también, quien para madurar
ha de ver la resignación sin lucha.
La resignación combativa
corresponde a una época de mártires,
no de proxenetas.
Lo que hoy te digan es más o menos
con la intención de hacerte sentir mal;
lo que no esperaban era curarte del remordimiento.
Cuadernos Africanos (1): En Kordofán.
Llegamos a Kordofán bajo un sol sofocante, después de habernos bañado en las aguas del Nilo Blanco, y nos dirigimos a la capital de la regn mientras encontramos, a ambos lados de las carreteras, un alto número de personas hambrientas. Sólo tenemos unas cuantas cocacolas y un poco de latas de queso y leche en polvo que, por caridad, se las regalamos para que, al menos, llenen su estómago con algo más que raíces.
La capital de Kordofán es El Obeid, un sitio arqueológico de la baja Mesopotamia, a 6 kilómetros de Ur de Caldea (el pueblo donde nació el personaje bíblico Abraham, el patriarca que se estableció con su clan en Palestina, donde llevó una vida de pastor seminómada).
Alegría
Hoy es jueves, 10 de febero de 2010, día de mercadillo y vocinglería general en Librilla. Los jueves tienen un sentido especial para la vida de los humanos; un sentido tan especial como para sentir la alegría de que estamos llegando a alguna imaginaria meta de felicidad. ¿De dónde sale esta sensación especial que produce el jueves en el ánimo de los humanos?. De la consciencia. Somos conscientes de que los jueves rejuvenecemos (por cacofonía lingüística) hasta convertirnos de nuevo en chavales y chavalas más o menos quinceañeros. Quince años tiene mi amor cantaba El Dúo Dinámico… y yo lo escuchaba los jueves. Es por eso por lo que el jueves, como hoy, es el día de la semana cuando más predispuestos estamos para vivir. Y vivir es simplemente algo así como tomar un café con leche en la Cafetería Alegría de nuestro corazón.
Exámenes
Todo era un sopor. Aquellos exámenes sólo servían para poner números más o menos altos o más o menos bajos pero, en realidad, no servían para otra cosa sino para numerar a los estudiantes (seres humanos) cual si de ganado bovino se tratara. Por eso aquellos exámenes sólo eran fatuas apariencias y era mejor hacer uso de la imaginación para no aprender de memoria tanta Comunicación Social y tanto Derecho del Periodista y tanta Tecnologia y tanta… tanta estopa y retórica teórica que nos metían como un calzador en el pensamiento. ¿Para qué tanta Ética del Periodismo si después sólo trabajaban en el oficio los “niños bien” y las “niñas pijas” que ya tenían asegurados sus puestos de trabajo gracias a los dineros de papá, de mamá o de ambos juntos?. Por eso aquellos exámenes no eran, en verdad, más que absurdos existenciales.
Hoy soy un nuevo ser.
Cada noche me transformo sin dejar de ser yo. Cada noche se transforma sindejar de ser ella. Cada noches nos tranformamos sin dejar de ser nosotros. Un hilo de plata, proveniente de la luna, nos tiene unidos en un mismo y único soñar. Cada noche me tranformo y soy un nuevo sueño sin dejar de ser yo. Cada noche se transforma y es un nuevo sueño sin dejar de ser ella. Cada noches nos transformamos y somos un nuevo sueños din dejar de ser nosotros. Y así hasta el infinito.
!Y otra vez Lina en mi corazón!.
Y otra vez me he levantado. !Y otra vez Lina en mi Memoria haciendo dibujos, con sus labios, sobre mi corazón!. Esposa libre, bella, hermosa… que sigue creciendo en mi alma como hiedra adosada a mi existencia. Y otra vez me he levantado y he vuelto a ofrecerle mi canto abierto en las edades juveniles de mi Tiempo Eterno. !Otra vez Lina en mi corazón aunque la envidia intente despojarme de ella!. No. No la cambio ni la cambiaré jamás salvo por la Transformación Divina que Jesucristo hace en ella. Y el mundo despierta con una sola razón: la Vida. !La Vida en todo su esplendor!. Las amapolas que crecen entre los trigos alargan su rojo silencio en este pulso que existe entre el Bien y el Mal. !Triunfamos, Lina!. !Triunfamos!.
conectando inconexiones
Espero nuestro encuentro y desespero por usted; encuentro ansiada nuestra espera y me desencuentro cuando la ansío; me encanta caminar hacia tus brazos y me camina un desencanto el cuerpo porque aun no estás conmigo. Frena mi andar al llegar a tí y me anda un desenfreno por abrazarte después de haberte visto de lejos.
En otros me invento y en mi me derroto, como un perro suelto que en los bajos anoto… falta mucho texto para completar un tomo… Por hoy solo escribiré un poco, saludos.
De cuando las cigarras y los saltamontes.
Las cigarras rondaban mi mente mientras los saltamontes brincaban en mi conciencia que era, entonces, una especie de agujero de escarabajos de donde pude escapar gracias al trabajo de las hormigas. Los días pasaban/paseaban por entre las hojas del papel periódico donde yo forjaba artículos enrollándome con las palabras y atropellándome con los sentimientos. Eran días de cigarras por el día, con algún cigarrillo por medio, y de saltamontes por las noches, con algún monte que otro en la mitad del trayecto.
Subía yo por los renglones de las páginas que escribía al sonar de las teclas de la Remington y en el exterior los transeuntes paseaban con sus nostalgias a cuestas, cargándose de panfletos. Yo, minetras tanto, seguía con mis cigarrras y mis saltamontes dando rienda suelta a mis emociones. Eran días cernidos por el tragaluz de las sombras de la luna.
Paseando con la luna
Desnuda y plácida en medio de tu cama de seda negra, te mueves silenciosa cruzando por Aries y Piscis, de vez en cuando cubres tu figura con suaves linos, envolviéndote en ellos y jugando, seduciéndonos, para soñar contigo, para dormir con la ventana abierta. Desde donde estoy me baño en la luz de tu piel virgen, misteriosa dama sin acompañante, exquisita amiga de bohemios, vagabundos, poetas y viñedos. Hechizas mi mirada, inundas en paz mi espíritu cuando escucho tus palabras calladas, confortando mis tribulaciones en tu sencillez. Tomemos un coctel de estrellas, hablemos con los ojos, recostémonos a los anillos de Saturno y besémonos a la orilla del cálido sol. Quiero bailar contigo la última balada de la noche, acabar rendido en las montañas que te reciben, desde donde esperaré la próxima luna llena.
Pero ya estaba yo vivo.
Vengo de estar contigo en esa hora olvidada en que tú dijiste un “te quiero” que era la falsa moneda que el viento dejó en mi mano tendida… y yo la miré tu cruz y me fui despacio, muy despacio, con las manos en los bolsillos del aire… sin más memoria que el olvidarte con un par de minutos sinceros. Después nació otra vez el alba, pulsé los latidos de mi corazón y supe que estaba vivo. Tu figura se fue diluyendo en ese cristal de la escarcha y al tumbarme sobre las rosas había olvidado ya hasta mi nombre y tu ojos. Más allá resonaba el espacio de la soledad pero más acá mi corazón latía en una nueva aventura pasajera… sólo para vivir del aire sin la moneda perdida en no se qué rincón del desván de mis apuntes. Apunté tu nombre en un poema silente y el silencio me volvió, de repente, aeronatura de los mares. Y hasta allí me fui… hasta las costas opuestas donde brillaba la luz con más calor en mis labios. Y trazé un poema en el viento:
Yo tengo un reloj de agua…
Yo tengo un reloj de agua que me hace conocer todos los segundos que palpitan en tu corazón. Yo tengo un reloj de agua y tú una sonrisa bella que llena mis horas de minutos pautados como sinfonía de colores. Me gustas tú, Liliana, porque cuando llegas a mi lado mi reloj se adelanta varios segundos de tanto que se pone a latir. Es un reloj sencillo, muy lejano de los Rolex dorados, pero sus horas son los cantos de los pájaros, el piar de los polluelos, el suave volar de las palomas y ese pleamar de olas que surcan mi humilde bahía o esa nube pasajera que me hace un guiño en el aire y me pone a soñar. Yo tengo un reloj de agua que, submarino de la fantasía, me cuenta historias de ti.
Fotografíando la madrugada
Había frío y antes de dormir al despertar el gallo me asomé a la ventana y la vi, aprovechando ese momento magistral de vida, para capturar la belleza de su espalda, que me mostraba inadvertida.
Huyó. Detrás de unas ramas lejanas escondió sus caderas, tímida al lente y al sonar de mi diafragma. Redonda y hermosa cara imperfecta, hoyuelos arcaicos dueños de mil misterios, cremosa reina de la noche, ojo nocturno de Dios. Mantequilla era tu color, parada en medio de toda esa ausencia y vacío, me viste en mi ventana, recubierto del frío y te marchaste con vergüenza.
Ya han sido varias las veces que corres por el cielo alejándote de mi enfoque. Pero sé que volverás a estar ahí, en la cúpula azul, y distraída te tomaré por sorpresa, porque eres bailarina de las horas, mi acompañante silenciosa.
Veinte palabras solo
Y llovía llovía… (Diario)
Y llovía llovía y la estatua permanecía muda. Y anduve observando la lluvia ácida caer sobre mi cuerpo… hasta que una luz del cielo bajó para secar todo mi cuerpo… y una voz me dijo. “Sigue más”… y seguí andando hasta la misma puerta donde bramaban los de siempre… y me sequé con la luz del sol… y llovía llovía… y una voz me dijo: “Entra ya”… y entré y todos se quedaron mudos del asombro… y llovía llovía… y una voz me dijo: “Habla ahora”. Y en ese ahora hablé y todos quedaron callados… y llovía y llovía… y los demás se quedaron en aquel lejano ayer que ya quedó seco para siempre.
La vida sigue ( II)
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La anteriormente mencionada suciedad de la chimenea está empezando a obsesionarme. Sólo a alguien tan poco consciente de las complicaciones y entresijos de la limpieza del hogar como yo se le ocurriría colocar estanterías de madera negra junto a la chimenea. Sólo pensaba en lo bonitas que quedarían, con mis libros alineados en ellas, cual soldados esperando órdenes de su superior. Lo malo es que el aforo de las estanterías es limitado, y los libros comienzan a amontonarse también en columnas verticales en los bordes. Eso sin contar los que aún están en casa de mis padres. Me gusta pensar que algún día mi hijo o bien los guardará con mucho amor, o hará una pequeña fortuna vendiéndolos. Por otra parte, la chimenea aún no me saca de quicio lo sufiente como para no encenderla.
Invisible
Día
En la invisible presencia de los sueños duermen los signos emocionales de esta profunda y honda comunicación que es tu esencia en el intérvalo de mis apasionados viajes por el círculo de esas manifestaciones de tu singular presencia. En el fondo de todas tus miradas existe esa invisible magia que procesa este mi caminar trashumante por los países de tu cuerpo. Comunicación. Esa es la verdadera proposición de tu misterio en el ámbito de mis memorias; esas plurales intuiciones de saber que estamos unidos por el horizonte, allí donde tus besos se enredan con mis palabras. Palabras. Sólo palabras para convertirte en mí.
Cocodrilianos
Soy un niño y me comporto como un niño mientras espero a la niña que me robará, definitivamente, el corazón. Los Reyes Magos han tenido la gran gentileza de regalarme un libro sobre los cocodrilianos. Y mientras espero a la niña que, definitivamente, me robará el corazón, aprendo que los cocodrilos son reptiles carnívoros de gran tamaño, del orden cocodrilianos, que viven en los grandes ríos de zonas intertropicales, o sea situados entre los dos trópicos que son los de Cáncer (y sueño con la ni´ña que, definitivamente, me robará el corazón) y de Capricornio (donde tengo mi propio refugio familiar).
Liberando a los fantasmas.
Camino por la senda del bosque intrincado mientras mi pensamiento vuela más allá de los horizontes. En el altiplano los fantasmas se diluyen liberándose de sus cadenas y resuena en todo el valle el ruido de sus presencias que se van alejando lentamente con su cansino andar hasta dejar despejada la corriente del río y las orillas del lago. Tú y yo estamos… haciendo el amor de los poetas…
Y pasan las horas…
Y pasan las horas como un tren de recuerdos que traspasa el túnel de los sentimientos y se afloran en la piel los minutos de este silencio entre la luz y la sombra como si de una tarde de duelo taurino se reflejase en las pupilas del atardecer. Entre las nieblas y el viento se escucha el leve sonar de un campanario que, en la lejanía, repica sus súplicas de paz en el corazón del tiempo. Pasan las horas y los vencejos sueñan en la arboleda. Un riachuelo de sonrisas blancas va serpenteando por las laderas de la monotonía y bulle un corazón intrépido en el centro del bosque. Los duendes flotan por el aire y una fragancia de tomillo y canela endulza a la memoria de las margaritas. Hay una especie de fuente elevada en la cota más alta del nevero…
vida ajena
A mi EX
La vida sigue ( I )
www.oceanoentierra.blogspot.com
Vivo en una casa muy desordenada y con mucho encanto. La chimenea da calor pero la ceniza y la suciedad que desprende, y que cubre las dos librerías que están a cada lado me agobia bastante. El hecho de que las librerías estén llenas de libros me consuela. Me gusta pensar, de una forma secreta y un tanto rimbombante, que le da un aire intelectual a la casa.
MEMORIAS DE LA GOTERA
ENERO: Pirracas.
El gato siempre corría a lo largo del pasillo y saltaba por encima de mí mientras yo dibujaba con mis lápices de colores “Alpino” un triángulo equilátero en la hoja blanca de mi cuaderno escolar. Eran tiempos en el que la vía del tren estaba poblada de bulliciosos niños jugando a ser mayores. Yo seguía leyendo “Peñas arriba” y “La venta de los gatos” de José María Pereda mientras Pirracas me miraba desde la sombra del largo pasillo con sus hondos ojos de color azul. Las tardes eran como sueños salidos de Robert Louis Stevenson; relatos fantásticos envueltos en los contraluces de la existencia. “La isla del tesoro” me guiaba hasta la taberna a donde mi padre siempre me enviaba para llenar la bota de vino y, después, marchábamos, él y yo, hacia aquel riachuelo donde me entretenía con los sonetos de Santillana. Pirracas seguía saltando por encima de mí en aquellas tardes madrileñas en las que la luz se reflejaba en los ojos azules del gato.
Playa…
Playa… tus ojos miran la ola que me da el beso mientras tú respiras… y en en tu cuerpo se queda grabada mi alma en forma de clavel. Un clavel apretado entre tus senos mientras la playa arde de conquista recordada. Playa… una fuerte corriente de suspiro me abre el pecho y se enrosca en tu cintura ajustándose a tu vientre. Playa… Reecuerdo que nunca muere. Recuerdo eterno. Un amor nunca vencido que se columpia entre tus brazos y lo acunas y me lanzas al mar para que me hunda con tus sonrisas submarinas. Playa… Jugamos al amor rodeados de caracolas y allí, en la fina arena, tu cuerpo descansa lanzándome sus llamas. Playa… Me quemo entre tu boca y tus labios trazan un perfil profundo en mi corazón. Playa…