Ella, desde que le divisó sentado allí, apurando solemnemente su copa de coñac, solitario dentro de sus pensamientos, se sintió atraída por él, por un enigmático afán de acercársele; así que se atrevió a ir en su busca y pedirle fuego. Él la miró francamente a los ojos y la invitó a que se sentara a su lado mientras le encendía el cigarrillo…
– Parecerá una frase hecha, un tópico más, pero es verdad que me da la sensación de conocerle desde hace mucho tiempo – dijo ella.
– Y, sin embargo, es la primera vez que nos vemos – respondió él.
Y así, animadamente, él comenzó a hablarla de temas suaves, de lo bien que la sentaba la luz roja del local reflejada en su rostro moreno. Ella reía con verdadero entusiasmo de princesa halagada…
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Relatos
Marcos ha decidido cambiar de vida…
Marcos ha decidido cambiar de vida…
Hoy todo va a cambiar…
Se dirige lentamente hacia la puerta esta mañana, ya no quiere una marcha atrás…
Por primera vez desde que vive en este edificio sube las escaleras, lo hace despacio, pero decidido, por primera vez en mucho tiempo no duda, al menos hoy no…
Llega a la azotea, se coloca al borde y se queda quieto, sin miedo por primera vez. Pasan los minutos, un vecino sube. Se coloca a su lado, a un paso de caer. Marcos cierra los ojos, y cuando los abre…, está rodeado de gente, una fila de lado a lado del edificio, todos al borde del precipicio, en silencio…
Planta carnívora.
Hoy me he reido agusto con una compañera.
Ha empezado a llover y me dice:
– Qué pena, no he puesto el balde en el patio para llenarlo de agua para mi planta.
Yo le digo:
– ¿ Siempre la riegas con agua de lluvia?
– No, me dice, cuando no puedo la riego con agua destilada.
– Vaya señorita de planta que tienes le digo riéndome.
No te rías, me dice, se riega así, es una planta carnívora.
– ¿ Una planta carnívora?
Manuel
Manuel no deja de mirarse nervioso al espejo, el nudo de la corbata se le resiste, el pañuelo que quiere poner en su pequeño bolsillo, se le resiste también. Es el pulso que le tiembla un poco, son sus manos las que no pueden con tanta emoción. Se mira y se riñe:
– Venga Manuel, tranquilo. Míra tu cara, estos grandes surcos han soportado mil y una batalla. No vas a poder ahora con esta puñetera corbata? El espejo sonríe.
Sonríe igual que muchos años atrás cuando un Manuel joven y fuerte intentaba hacerse el nudo de su corbata para casarse con su gran amor, Inés.
El espejo oscurece. Manuel recuerda. Cuanto la amó.
Hubiese dado la vida por ella, pero la vida no quiso llevárselo a él, se llevó a una Inés joven, bella, en plena flor de la vida.
Cada día un poco más.
Sabes que te amo como a alguien a quien puedo hacer que crea en los anhelos antrecruzados; anhelos de labios contentos enviando alegría al mundo de los sí. Un sí para sentirte. Un sí para no herir a nadie. Un sí para la imaginación continua. Un sí para incluso el disparate.Al final, siempre consigues que la noche sea día y el día sea una necesidad de verte para poder decir a las horas del reloj que no cambies nunca; que seas siempre un inicio y nunca un final; con tu mano siguiendo en esta labor de moldearme como hombre y no como estatua. Que seas siempre escultora del alma y no de la materia.
Como cambia el cuento
7-5-2007 Holanda
Yofri Boudent
Redacción
Hoy me he levantado a las ocho de la mañana, mi madre y mi hermana Beatriz se preparan para sus tareas diarias, se duchan y arreglan, como yo soy aún pequeño mi mamá me viste y me peina, a veces, se enreda mi pelo en el cepillo y me tira de la cabeza a lo que contesto siempre con un largo aiiiiiiiiiiiiiiiiiii, y veo cómo parte de mis pelos amarillos se quedan colgando del cepillo.
Una vez todos estamos listos, bajamos las escaleras del molino, es que vivo en un molino, mi padre es molinero y no empieza a trabajar hasta que salimos todos de casa. Me llevan en el asiento trasero de la bici, por la orilla del canal Frenkel. Me gusta mucho porque desde allí veo los campos de tulipanes, amarillos, morados, rojos, azules, es como un arcoíris eterno que de vez en cuando cambia de orden, y altura.
albert y su corazon que se ahogan de desamor
Un día de playa con Mamen.
¡ Qué día tan rico! Dice Mamen tirándose en la toalla.
Yo ya me muero de calor.
Me pongo un poco de crema, la justísima, vaya pringue y me tumbo.
Ciero los ojos y siento, escucho. El suave ruido de las olas del mar. Unos niños haciendo castillos de arena. Una gaviota pasa por encima de mí. Abro los ojos y ahí sigue Mamen frota que frota, el de la tele se equivocó cuando dijo que el frotar se iba a acabar. Ni mil prontos juntos podrían dejar el brillo que tiene Mamen en su cuerpo.
EL HOMBRE QUE LLOVÍA
A los Prada y al Villaescusa, el más Prada de los Prada.
Manuel Prada fue un niño totalmente normal. No llovía entonces ni tan siquiera lloviznaba. Ya caía afuera suficiente agua para tener que llover por dentro. En todo caso, lloraba, como todo hijo de vecino, cuando su padre le pegaba una tunda por haber hecho saltar a una oveja por encima de la valla como si fuera un caballo, o cuando se caía del pajar, o cuando le entraba una cosa en el ojo, o cualquier cosa por el estilo. Pero tampoco hacía eso usualmente, ni tan siquiera cuando la señorita le pegaba con la regla por haber hablado en gallego en la escuela, ni cuando tenía que privarse del partido de fútbol porque tenía que recoger patatas o regar la huerta o dar de comer a los animales… Lloraba o no lloraba, pero de llover nada.
Deshojación
La tarde en que me vaya me tomaré todos los días de mi vida para dejarlos enlazados en un brevísimo pañuelo de despedidas y allá, a lo lejos, a la primera estrella palpitante del atardecer le contaré mis sueños. En la corona de la luna ya encendida colgaré mi corazón caliente y un ópalo de diversos labios hablará con versos volátiles, ingrávidos y sutiles, como substancias de barro desnudo. Por el sueño de las voces correrán los nervios de la sangre de mis aventuras y se descolgará la emoción de mis manos en una caricia al polvo humano. Entre el dolor y el placer el ánimo en ristre avanzará de puntillas hasta contar todas las estrellas unidas en el solo canto de lo inmutable.
La Plaza de las Palomas
– ¿Qué va a ser, Manolo?.
– Un anís bien dulce, Paco… que la vida ya es demasiado agria como amargárnosla más.
– ¡Vamos, Manolo!. ¡Un poco más de optimismo!.
En esos mismos instantes está Gloria abriendo su quiosco de prensa. En Casablanca un terrorista islámico se ha inmolado en un cibercafé. Se trata de un joven de 23 años de edad que estaba consultando páginas sobre el terrorismo.
– Paco… ¡aquí te dejo el periódico!.
– Está bien, Gloria. ¿Te apetece uno con leche bien calentita?.
– Estupendo. Hace frío hoy…
Chocolate
A mi madre, “una mamá estupenda”.
Tengo una legaña en el ojo y mi madre corre mucho para que podamos llegar a tiempo al colegio. Su enorme culo se bambolea con ligereza, mientras avanza a la velocidad del rayo. Yo voy como cola de cometa a un lado y a otro, pegando saltos atropelladamente.
Mi mamá no es como las demás madres. Mi mamá es una señora inmensa, estupenda, más grande que ninguna madre y de color chocolate. Yo también soy de color chocolate, por eso me llaman en el cole “Chocolate”, a veces también me llaman “negro”, pero la seño dice que así está mal dicho. Mi mamá es lo más. A veces voy por la calle y veo la cara de susto de la gente al ver a esta madre imponente que tengo. En el autobús, un par de culazos bastan para que encontremos sitios donde sentarnos. En nuestra escalera, en el edificio donde vivimos, hay una señora muy antipática que siempre nos mira por encima del hombro. Una sola mirada de mi madre es suficiente para que huya despavorida a su casa.
como intento vivir
hoy,
como siempre salgo a caminar por las hermosas calles de mi ciudad, de noche, honestamente la noche es para enamorados y gente sola que busca consuelo de aquella soledad sublime, aterradora y olvidada que es el amor y sus destierros y caprichos, yo un joven de 18 años que intenta vivir como viejo de 80 sin preocupaciones sin afanes de vivir lo que no pudo vivir, fumando, tomando cafe en una tienda, moviendo mis zapatos a los lados, quizas leyendo la prensa.
mi vida es algo extraña soy joven, pero vivo como viejo, la controversia no es esa, es la siguiente.
“si en este momento estoy solo siendo joven. intento ser viejo de joven para vivir lleno de amor y creyendo ser joven cuando a mis años sea viejo.”
Toby y yo
“Toby es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos del azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”… así describiría Juan Ramón Jiménez a Toby si éste fuera un borriquillo; pero Toby no es Platero, Toby es un perrito blanco, dulce como el algodón de azúcar y suave como la fresca brisa del amanecer, al cual siempre le acompaña la alegría suelta cuando lo saco a pasear al Jardín de los Romanos. Toby no es Platero pero también es tierno y mimoso como un niño.
No pasé septiembre
„Passer, deliciae meae puellae“. Latín, olor tierno de adolescencia olvidada, una nuca blanca y suave, sabor caliente, deseo. Las palabras de una aburrida traducción de Catulo vuelan como palomas, mientras mis ojos no miran hacia delante, sino que envuelven, acarician, lamen una dulce nuca adolescente.
Voy a ‘tercerodebup’ y mi padre me dice “cuidado con el latín, no te quede para septiembre”, pero, en clase, yo no escucho a don Luis, porque estoy en mi mundo de calidez suave y latidos del primer amor y vivo en la eterna duda y en el no me atrevo y en el que dirá.
A mi lado, mi colega “el Melenas”, me susurra al oido su personal interpretación de la vida sexual de don Luis. La fantasía vuela a la hora de abrir el diccionario de latín… La mía se evade en paisajes de un cuerpo joven, olor agridulce a sudor, anticipación del tacto de una piel caliente.
Bullen las ideas en el sector radical del fondo-izquierda. Mis colegas de juergas intercambian planes de fin de semana. Don Luis levanta la cabeza, preparado para tomar medidas contra la insurrección. Yo vivo en mi exilio interior, construyendo puentes que me lleven al deseo.
Creo en Utopías, imagino un mundo mejor, fabrico en mi mente realidades futuras, finales felices, deseos cumplidos.
En la lejanía suena un timbre.
Cerré los libros, ese año no pasé septiembre.
Odiar
Todos levantaron la mano, porque todos querían responder a la pregunta. Todos habían sentido alguna vez la necesidad de odiar. Alguien no quiso decir por qué. Odiar. En su pensamiento odiaba la estrechez de los injustos. Su humanidad era simple, y odiar no le suponía ser ni más ni menos humilde. Alguien le señaló con el dedo: él era odiado por los demás, sometido por el pensamiento y la burla. En su silencio odiaba sin conocer el por qué, simplemente la palabra estaba en el aire y la escucha sin querer.
Luna llena de mes de marzo
Cielo gris, gris ambiente… un gris monótono y sin gracia, pero el hilo azul de este mi sueño desvelado me ata a la hermosa morada de esta luna llena que es, hoy, sombra de mi misma sombra. Miro arriba, desde la ventana de mi corpuscular presencia, en este sueño de desvelo sin fin, y todos los colorismos de las líneas lunares me dan impulso (ardiente) hacia lo nuevo, hacia lo mistérico colgado del brazo de marzo para sentirme dentro de sus deseos: el universal canto de la imagen impresa en mis retinas. En tu blanca vestidura de aromas, luna llena del mes de marzo, estoy contigo en esta mitad de la vida en que todo se ciñe a lo intimista. Pintando veleros en tu pura libertad me veo en tu superficie, luna llena del mes de marzo, absorbido o penetrado por tus movibles ondas. Son las cosas rumorosas de este cielo desnudo de alba. Y mi tranquila mirada quiere volar pero sólo brilla el espejo de tu luz, blanca y tibia, de tanta vida mirándote.
De Algunas Soledades: Medito en Borges
Sobre mi rostro ninguna señal que no sea la que la vida marca. Un rostro para el mundo y otro para mi propio corazón. Sin saberlo crecí subiendo el último escalón de un sueño de eterna infancia. Allí, alimentado por la credulidad de mis castillos en el aire supuse ser feliz. ¿Qué me ha situado al otro lado del espejo? Como si un viento intenso hubiera borrado mis últimas carcajadas, ahora debo ver y ser visto. Oculto mis sentimientos, porque los desconozco. Oculto la ingratitud de un aparecer de repente delante de los demás para ser otro yo, para jugar un nuevo papel, para pertenecer al doloroso teatro de la adolescencia. Mi cuerpo se ha estremecido sin darse cuenta. No elegí ser ásí, pero me transmuto con la idea de una eternidad posible. Este leve dolor que permanece quieto, que polariza mis intentos de jugar de nuevo, que crece insumiso ante las ideas colgadas de los programas dela tele…
Mi frutera
Seguía aún allí, con su blanco delantal. Olía a frutas, a patatas nuevas, a invisibles mariposas que se posaban sobre las primeras fresas. Me gustaba mirarla y sin que se diera cuenta le pellizcaba un racimo o le daba la vuelta a alguna manzana. Tenía algo de ser vegetal, pero grandioso. Lo que le sobraba lo regalaba. Muchas manos supieron de grande tomates tocados, de puerros durillo, de hortalizas que lloraban lagrimones de huerto. Seguía aún allí cuando me marché a otra parte. Cada fruta es una carta de aquella flor eterna y dulce.
Nihil Nimis…
Hoy os cuento algo que no es mío…, pero que si me ocurrió a mi…y que me encantó como analogía de ser humano y naturaleza…, y que me habló de mi…
Paso mis días frente a un ordenador, en el segundo piso de una facultad, que resulta ser el último edificio por uno de los lados de la ciudad, así que al otro lado de los cristales de las ventanas nuestras miradas son verdes, o amarillas si es verano, pero se impregnan del color variable de la meseta…, y de algún que otro árbol que tenemos enfrente
Casi cada mañana, mi director de tesis (Félix, una persona adorable, que a sus 61 años, ama la vida y todo lo que ésta ofrece con todas sus ganas) entra a saludar en algún momento…, casi cada mañana nos regala alguna de sus anécdota, con los alumnos, o con cualquiera de los muchos temas y personas que trata…, siempre con una lección importante tras sus palabras…
No votaré nunca
Las votaciones estaban cerca. Votaciones para alcaldías. Alguien a quien elegir como el mejor, el más adecuado, el más justo. Le habían regalado una visera roja y una pegatina. Se sentía reconocido como ciudadano. Espera ansioso el día en el que conocería el gran misterio de votar, elegir y ser un voto. Esa noche encendió la tele y vio un debate. Su posible alcalde gritaba airado diciendo del contrincante una y otra otra vez que era vital el voto extranjero, el voto inmigrante, el voto útil. Él lo era pero se sentía miembro de un barrio, colaborador de una causa, y a la vez extranjero e inmigrante. Su alcalde insistía en llamar mano de obra, voto útil, necesidad de un aumento en la población activa. se sintiço tan defraudado como su visera roja, como su pegatina multicolor. Apogó el televisor y sonó con no votar nunca.
!Entró! !Entró!
Estamos ante el último juego del último set vamos 6-6 y hemos quedado en que quien llegue primero a los 7 gana el partido, por cierto yo ya estoy partido por dos… pero el caso es que aunque ella está sirviendo (no es que esté trabajando de sirvienta en casa de la marquesa sino que está sacando en este último juego) yo la aventajo ahora mismo por 0-40, muchísima ventaja a mi favor porque estoy sólo a un puntito de alcanzar a la victoria (no a la Victoria Abril sino a la victoria de febrero más bien…
Tormenta contigo
Juego con todo el corazón apostado al idéntico marcapasos de la mariposa azul que habita en tu mirada, Noto que no te escaparás de nuevo para volver desnuda de sentires toda la semana. Hoy no te escaparás desprovista de alimento. Temblando con todas las maneras de tenerte han pasado los segundos y te necesito más que en cualquier otro momento; porque para perderme o desaparecer en este tiempo enemigo sólo un par de palabras me son más que suficientes: tormenta contigo.
Sueños en rumbo
El semáforo me guiña peligrosamente su ojo amarillo y… el muy desgraciado!! Con su insolente pupila roja me detiene violentamente. El conductor del auto a mi derecha parece que no tiene prisa alguna. Se lo ve relajado, hasta canturrea! Claro, con semejante auto, seguro que es uno de esos ejecutivos o empresarios platudos, manga de ladrones que lucran a costa del pueblo, a costa mía, de mi esfuerzo, de mi miseria. Pero ya verán! Eso está por terminar. Ya verán. Uff! Qué calor! Me estoy derritiendo. Y el semáforo maldito sigue en rojo! Como si uno tuviera toda la vida para esperar. Como si yo pudiera seguir esperando! Y este asqueroso calor! Pero el pituco de al lado ni se entera; claro, en su auto brillante, con su regio aire acondicionado y su música de cd y su ambientador de pinos y brisa marina… Esa es vida. Pero ya verán. Al fin, amarillo… y en tres golpes de corazón, ya está! Verde, eso es. Vamos, vamos alma mía.
La llama
Otra centella brilló y el ruido desencadeno fracturó el aire.
Todos los músculos del cuerpo de ella se estremecieron y se convulsionaron.
El trueno se había convertido en una vibración sorda que aún resonaba.
Él dibujo el contorno de su sien, con dedos ligeros,
con la manera firme en la que la tenia abrazada.
Aquellas palabras iban dirigidas tanto a él como a sí misma,
por que el no la retenía contra su voluntad.
Encontró la candela justo bajo sus pies pero no tenia forma de encenderla.
Los rayos, lejanos , una iluminación aunque inútil;
La temblorosa luz de la llamas, cruzó la habitación,
Y acercó la vela a los carbones para encenderla. Ahora podrás ver el camino.
La miro por encima de la llama, la luz de las velas ilumino su rostro.
El jardín
A veces cuando soñaba despierta. Ella se imaginaba un jardín, pero nunca con una casa en el.
Era solo un jardín con espacio para todo lo que quisiese plantar.
Tenía lavanda en torno a él y un muro tras él. En primavera había guisantes, en verano verduras, en otoño árboles cargados de frutas y el jardín no tenia aire formal de los senderos rectos que cuyo único propósito era que la gente pasease por él y hablase de cosas superficiales, Con flores plantadas entre cosas más practicas.
¿Quienes somos?
Ella vio cómo el campo iba iluminándose y el castillo de enorme punto de referencia, aparecía y desaparecía al subir las cuestas o descender por las pendientes de la carretera. Ella fingio que no se daba cuenta y se puso a razonar que si él hubiese sido un paciente normal, un niño convaleciente o un vecino enfermo seguro que se había alegrado de poder proporcionarle los cuidados en un viaje fatigoso. Se dijo a si mismo que se cansaba con facilidad; hasta que ella misma sentía oleadas de de debilidad causada por la falta de sueño y exceso de miedo .Lo que pasaba era que la mano de él en la suya, apresaban los dedos con firmeza, irradiaba calor y vida;
Él murmuro algo entre sueños y se movió, levantando la barbilla como si no encontrase la postura mas cómoda.
Ella no creía que estuviese dormido, y lo vio confirmando el siguiente cambio de tiro.
Palabras
– Siempre me han gustado los telegramas, tienen algo especial, quizás es mi vena de romántica, las frases medio cortadas tienen algo de amor secreto, de romance a medias, de besos apurados en las sombras. Si señor, los telegramas son pequeñas historias escondidas. Es por eso que cuando me aceptaron en la oficina del correo, en este pueblo, a pesar que queda tan lejos de mi ciudad, dije que si sin pensarlo, ya ve usted que tengo mucho de romántica. Ayer llegó este, mírelo, léalo con calma, sin apuro, aún es temprano, a esta hora no entra mucha gente. ¿lo ve? Me imagino que tras esa palabra, hay todo un mundo, una intención, una necesidad, quizás una declaración…
El uno para el otro… (Teatro Virtual)
Febrero sin ti…
Febrero sin ti se aleja calladas las piedras. Me duele este morir siempre llorando por todo lo acabado, madrugándome de extrañas olas en mi corazón. Yo quisiera ser no amor perdido sino próximo reencuentro, sentimiento enclavado en tu pecho. !Ser siempre un querer decirte lo que siento!. Pero tengo miedo de que sólo estés viva dentro de mi mente.
Guárdate la poesía para un decir distinto, porque ahora sólo soy tortura de perderte, de entrañarte y extrañarte en los huesos del alma. Tengo miedo de haber sido solamente un pedazo de cartón sin memoria o un perro sin promesas para ti. Y este ausente amor me duele tanto que soy ave sin nido. !Qué vida ésta donde debo despertar para no verte!.