No tengo dinero, ni soy un esclavo de tu condición.
No tengo mechero, no tengo cigarro, ni puedo parar en una estación.
No soy delincuente, ni soy mensajero, no tengo futuro en tu extroversión.
No soy papeleta, con número exacto en tu maletón.
Relatos
¿Quieres que hable de ti y de tu historia?
¿Quieres que sepan como comenzó esta historia de victoria
y dolor en donde el ayer pareció tu enemigo y el hoy tu aliado?
¿Quieres que hablen otros de lo que vieron y escucharon al estar contigo
o prefieres el silencio como respuesta ante montones de palabras ajenas
a ese mundo del que viniste?
Si la noche fuesen cristales rotos, hallaría tu nítida imagen hasta en el sin fin del espacio.
Y descalzo por el silencio, mi alma te buscaría y el olor de esta piel mía, hallaría en ti criatura pendiente
Que hasta en este mundo loco yo seguiría amándote.
Si la noche fuesen soldados, el firme se rompería por la quiebra de no tenerte.
tras una pared de miedo me escondo para que tu amor no me encuentre
para que tu indiferencia no me dañe , no entiendo como puedo sentir tantas cosas en un beso que se convirtio en una eternidad en mis recuerdos en abrasos y caricias que emergen se convierten en un laberinto sin salida no puedo saber si lo que dices son palabras llenas de amor o vacias como la de los demas no se si me amas o si solo actuas hacerlo pero el amor se puede actuar ? como haran en la telenovelas como son capas de decir te amo sin sentirlo o eres el mejor actor o en realidad eres mi amor.
Por fin estaba conmigo, despues de lo que pasó, después de lo que hablamos. Por fin sus labios serían solo míos, por fin su sonrisa se la provocaba yo. Se recostó en mi pecho y la abracé. La abracé y pude oler su aroma, pude acariciar su mejilla, delicada y tersa. Estuvimos así largo tiempo, no me importaba nada, a nuestro alrededor todo continuaba inadvertido, mas ese abrazo lo grabé en mi piel.
El viento jugaba, la risa de la gente continuaba a lo lejos, el mesero de lado a lado se desplazaba apurado, el cigarro de otros se desvanecía en el aire, las bebidas se acababan y ella aun reposaba en mis brazos.
Un beso en la frente, un suspiro, sus ojos cerrados, su respiración cálida, su oreja sobre mi corazón, el hielo se derretía, mi bebida se calentaba… pero ella está en mis brazos y yo en los de ella, sus labios, cerrados y femeninos, los míos en susurros dejan escapar dos palabras… “Te amo”
Carlos Montuenga
-Bueno, no me digáis que no os gusta el hotel, un antiguo palacio renacentista situado a dos pasos de la Piazza Venezia. Sí, de acuerdo, las habitaciones son pequeñas y las camas tienen somieres metálicos de esos que ya no se llevan por el mundo, pero ¿habéis subido ya a la terraza que hay sobre el último piso?
El panorama que se contempla desde allí es extraordinario: al frente, tras dos pequeñas cúpulas barrocas , casi adosadas al viejo caserón del hotel, surge majestuoso el monumento en mármol blanco de Víctor Manuel II, coronado por dos cuádrigas que conducen ángeles; a la izquierda, se extiende el perfil boscoso del Palatino, con el Coliseo asomando entre los pinos. Y al volver la vista en sentido opuesto, aparece a los lejos la cúpula de San Pedro, dominando un mar de tejados rojos, torrecillas y campanarios de innumerables iglesias.
Contaba la historia de un viejo amigo, de aquellas montañas, allá donde nació, que una mañana tras días de guerra, hasta el mismo sol , enemigo de la oscuridad, trajo bajo su piel el fuego de la vida.
Contaban relatos del ayer, que tras los viejos escombros, manos alzadas sostenían el aliento para el desamparado..
Y un día, escuchando a ese viejo y gran amigo, me pregunte:
¿Por qué no vieron amor allá donde el hombre lo pidió?.
Hablé al ladrón del infortunio para decirle que ya no…que ya no estás tu. Hablé a la risa y la pedí que te buscara, que al llegar te acompañase por siempre.
Y los fuegos me hablaron a mi del calor de mi pasión, esta pasión que con los días me acerca más a ti y a nuestro amor.
Grité a los infiernos, llevé la paz al cielo de tu calma y sonaron los aullidos de los lobos en la noche viva y encendida por la luna.
Era una oscura y lluviosa noche, las estrellas habían caído sobre Santiago de Chile. Estábamos todos en casa, la magia se sentía en el aire y el misterio en nosotros.
Los espejos cubiertos con trapos, tinta bajo las almohadas y vino tinto servido en copas.
Frente a la chimenea, yo junto a mis primos; decidimos contar historias : “¡Comienza tú!”, le dije a uno de ellos, pasado un ruidoso y temeroso trueno, mi primo comenzó: “Era una oscura y lluviosa noche, las estrellas habían caído sobre Santiago…”
Tu ausencia viste la noche con una túnica de luto y está oscura.Te extraño, el viento sopla, por momentos me parece que arrastra tu fragancia hasta mí para recordarte. No sé si lo hace por verme triste porque no estás aqui conmigo, o por tratar de alegrar y llenar mi soledad. Hoy no hay luna, hoy no estás conmigo, hoy estoy pensando en ti.
Imagino tu rostro iluminado con una sonrisa, tus ojos cristalinos, tus labios rosáceos, muero por abrazarte, sentir tu calor en mis brazos, hacer que sientas mi calor en tu cuerpo, apaciguar nosotros el frío que acompaña al viento. La tierra negra extraña la luz de la luna llena, y las estrellas su compañía, así te extraño ahora. No soy el mismo sin ti, la noche no es igual cuando estás conmigo. Sólo puedo decirte una cosa para que pienses en mi.
Cuando veas la luna llena, recuerda que hay un hombre que te ofrece un corazón lleno de amor y tratará siempre de verte brillar.
La brisa de la libertad y el fin de mi cautiverio.
En realidad debido a mi corta edad no sé exactamente los años que estuve en aquel centro de castigo para niños, si fueron dos o tres, o quizás más, ¡ pero que importaba ya! Lo importante es que mi liberación estaba ya muy cerca.
La Junta de protección de Menores de aquel albergue presionó y conminó a mi madre para poner fin a nuestra estancia allí. Este proceder por parte de la Junta fue motivado por las siguientes circunstancias: según estos señores habíamos sobrepasado el tiempo permitido allí, agravando la situación de falta de espacio que tenía el centro, ya que allí eran constantes los ingresos de niños hasta el extremo de llegar a colapsarlo y sobrepasar con creces las plazas permitidas.
Abrí los ojos y tan solo vi la oscuridad de la luna negra
Tirado en el suelo me encontraba,
Solo magullado, destrozado y ensangrentado
Como un viejo e inservible muñeco .
Fuerte e incansablemente abría y cerraba los ojos,
Creía soñar, quería salir de aquel catastrófico lugar.
Pero por mas que lo intentaba la oscuridad de aquella luna negra sobre mi se abalanzaba,
– No, no oigas al ruido de la calle. No vuelve. No puede volver.
Alejandro intentaba convencer, una vez más a Elvira; pero ella seguía alimentando el delicioso y doloroso final una y mil veces más. Los encuentros sexuales entre ambos, de esta manera, se hacían insufribles para alejandro lo mismo aquella noche que las demás. Diego seguía unido a las zonas concretas de la piel de Elvira.
– Elvira… tú me tienes para que te cuente la verdad. Y la verdad es que Diego no va a volver nunca más.
Elvira no le hizo caso. Como siempre. Ella sabía que Alejandro renunciaba siempre a las cosas que estimaba no poder alcanzar; pero ella tenía un cuerpo y tenía una edad como para ser mucho más optimista.
En estos momentos de desespero, de desilusión, de engaño, de realidad,
de todo es una mierda
sólo quisiera salir corriendo y gritar como una loca
o simplemente caminaría lentamente
y me perdería en las calles solitarias
y quizá le pida un consejo a la soledad que suele ayudarme en estos momentos,
aunque también me guían La luna y las estrellas,
ellas saben que es estar sólo en medio de la noche,
la luna por ser diferente a las estrellas prefiere alejarse para no sentirse tan señalada,
así que la Luna y las estrellas mantienen solas en compañía,
quizá yo sea como la Luna
tan diferente a todos que prefiero hacerme a un lado
o talvez las personas son la que me alejan
esto no me afecta por que sé que
NO NECESITO DE MIL PERSONAS A MI ALREDEDOR PARA SALIR ADELANTE,
puedo luchar sola y tengo la firme convicción de que lograré todos mis sueños.
Llegó el esperado día del cambio.
El nuevo comedor, además de ser mucho más grande ya que mediría sobre unos trescientos metros, incorporaba mesas y sillas como novedad. ¡Por fin podríamos comer sentados como personas!
El dormitorio se componía de dos salas de doscientos metros cada una. Las camas estaban alineadas en filas, con mejores colchones que las anteriores y, además, sus correspondientes sábanas.
En los aseos y duchas también hubo algunas mejoras, aunque seguiríamos duchándonos sin jabón y sin agua caliente para asearnos como Dios manda.
La anciana del 4º estaba alineando cuidadosamente los geranios de porte colgante y hojas carnosas en su viejo balcón, tanto los acercaba al exterior que parecía que éstos estuvieran observando con curiosidad el divertido ajetreo de la calle en un día normal. Mientras, en el 3º A, una linda adolescente, envuelta en una toalla, se estaba secando su rizada melena negra en medio de alegres melodías que una moderna radio emitía a gran volumen. Debajo de ella, en el 2º A, un hombre de mediana edad vociferaba y gesticulaba airadamente a través de su móvil, a su lado, la que podría ser su mujer se mordía nerviosamente las uñas a la vez que le observaba con preocupación. Simultáneamente, el editor del 1ºB, devoraba con ansiedad, no sé qué textos, en su ordenador portátil entretanto consumía con avidez, un cigarrillo tras otro. A todo esto, la pareja de profesores del 2º B, salía del portal con su perro, que como todos los días, levantaba la pata en la puerta del kiosco y nos obsequiaba, orgulloso, con un largo y uniforme pis.
Llevo veraneando en Galicia desde que tengo uso de razón. Como muchos otros emigrantes mis padres, por la “moriña”, aprovechaban cualquier oportunidad para volver a disfrutar de su tierra natal y con ellos arrastraban a toda la prole. Mis hermanos y yo, a pesar de haber nacido en Cataluña, crecimos en la cultura y el amor por todo lo gallego, así que con los años no es de extrañar que, como perfectos delegados de turismo, cantáramos las alabanzas de la tierra a quien quisiera escucharnos y que entre nuestro círculo de amistades consiguiéramos que muchos visitaran sus costas. De esta manera, y por bocazas, me atraparon este último puente de todos los santos tres amigas, Clara, Inés y Anabel. Pedían poco las peregrinas, total, que son mil doscientos kilómetros para cuatro mozas aventureras que desean hacer una escapada con el mejor combinado de mar y montaña.
Llueve, no hago más que mirar a través de los cristales de esta habitación con la esperanza de ver un rayito de sol a lo lejos, pero nada ni la más mínima luz se distingue a través de la tupida cortina de gotas. Y es un día más de mi eterna agonía. Intento buscar en mi algo de la antigua alegría de vivir, buf, es algo difícil cuando hasta el recordar tu propia risa te produce tan profundo dolor que acabas llorando como si te estuvieran arrancando el corazón. No dejo de repetirme que si resisto, que si aguanto un poco más, solo un pelín más, mañana será otro día y al otro quizá todo mejore un poquito…¿la vida no siempre puede ser mala? ¿no? Pero bueno, qui lo sa, a mi me ha tocado esta y no puedo cambiarla. Primero perdí a mis padres, y con ellos la oportunidad de tener algun día un hermano.
Paraíso de vida, universo de sensaciones provocadas por una ligera brisa. Tu rostro y el mío frente a frente, dos extraños que en un momento en el tiempo se encuentran. Casualidad o causalidad de unas vidas cruzadas al azar. En un instante mi corazón te mira, te llama mi alma, no respondes. Todo mi ser pide a gritos tus labios. Mírame, mírame como nunca nadie me ha mirado. Siente el correr del tiempo, el tic-tac se acelera, corre, corre estas perdiendo la oportunidad. Anclado en tus recuerdos, en tus reproches, en tus fantasías, no es real, todo eso no es real. La verdad la única verdad son tus ojos y los mios, mírame, mírame y siente mi alma gritar, en tus oídos oyes una melodía dulce, te llama sin cesar, corre, corre, estas perdiendo la vida. Tu mente corre pero tu sigues ahí parado, amarrado a tu mentira. Oye mi corazón, escúchalo como si nunca antes hubieses escuchado canción tan triste. Corre, corre, estas perdiendo la razón, y sigues anclado a tu irrealidad. Escucha a mis ojos, te llaman, escúchalos y llora, llora por lo que estas dejando pasar, mírame, mírame y dime que no me quieres, que no sientes nada por mi. Sigue corriendo, escapa de ti mismo y de tus sentimientos. Huye, corre, vete, que nadie te vea derramar una lágrima por algo que nunca fue, que nunca quisiste pero que te desgarró por dentro. Llora como un hombre y corre, corre, corre. Mírame, pero mírame como un niño yo te escucharé abriré mi alma y mi corazón, no me iré a ningún lado, no necesito correr si estás a mi lado, me detendré un momento y te miraré como nadie te ha mirado y te diré entre lágrimas lo mucho que te amo y lo mucho que te he esperado. Ahora ya no corro te he encontrado y me he anclado a tus penas para hacerlas mías. Amor te he encontrado en un momento en el tiempo, en un universo de sensaciones. Tu eres mi paraíso de vida.
Leyendo los relatos de CONEC me vienen a la memoria hechos importantes que no deberíamos de olvidar nunca, tanta hambre enfermedad y muerte como se ha padecido en este país, hace tan relativamente poco y por motivos tan conocidos y de nuevo inatentando explotarlos como si no hubiera memoria histórica. Yo no he vivido la guerra directamente, aunque sé lo que es pasar hambre, miedo de muerte y sufrir. Tengo varios sucesos familiares que por lo extensos os los paso en fascículos, CONEC no se como se pasaría en Valencia seguro que mal, pero en Madrid, tras soportar bombardeos sobre la población civil e impedir durante meses que entrara ningún tipo de alimento, la tuberculosis y la miseria campaban a sus anchas, sin embargo las personas se respetaban y ayudaban, mi madre era la pequeña de 6 hermanos la mayor mi tía pilar tan solo contaba 12 años, mi abuelo zapatero artesano ya preparaba el traslado de sus hijos a Francia eran las navidades más frías que se recordaban en Madrid, y no había carbón, llegó la noche vieja y lo único que tenia la familia López Moreno para “celebrar”
Miro a mí alrededor sin ver. Mirada tras mirada con el corazón en la mano, aprieto fuerte, bombeo sin descanso. He de revivir. Todas mis lágrimas, todos mis gritos, todas mis palabras no sirven de nada. No consigo llegar a ti. Me pierdo en el destino de mis sueños. Creo que es real y me equivoco. Busco sin descanso el significado de tus actos cavando en el foso de mis recuerdos, de mis impresiones, de mis dolores y no encuentro el control. Cada instante, cada suspiro es piel con piel que se eriza en un vaivén entre amor y desamor. Eres pura ilusión, fuego fatuo de mi imaginación que me confunde sin remedio. Y no hay más culpable que mi anhelo de amar lo que no tengo, de desear lo que me está prohibido, de buscar una mirada cómplice. Mi elección es la de siempre, la soledad por encima del miedo y la angustia. No quiero gente que no me quiera a mi lado. Aún así busco intimidad, destino, camino en cada extraña veta de tu iris jaspeado. Sé que eres tú. Se que has sido, eres y serás mi página. Una hoja en blanco en la que volcar mis niñerías de hadas y elfos. Magia desde la primera palabra escrita, desde esa primera bienvenida temblorosa, desde esa interna sonrisa al reconocer en ti los más dulces pecados de mi inconsciencia.
Hacia calor en esa sala de espera junto a los quirófanos, sin embargo la sensación era de frío seria por los anticuados asientos de escay color marrón oscuro, o tal vez por la potente y desagradable luz fluorescente que afeaba desnudando de lo bello cualquier cuerpo u objeto.
Cuatro mujeres esperaban nerviosas, tres hermanas y la esposa del paciente al que estaban operando en estos momentos a vida o muerte.
Lucia , la hija mayor paseaba nerviosa de arriba abajo como si en el patio de la cárcel estuviera.
Rosa la madre suspirando exclamó; Pobre Juan si no hubiera estado la friolera de 30 años en la cárcel, esos hijos de…. por el único delito de tener ideas progresistas y pertenecer al partido comunista, seguro que no hubiera contraído la tuberculosis, ni la hepatitis ni tantísimo regalitos como se trajo el pobre Juan de carabanchel, aquí tenéis el resultado, todo se le ha complicado y ahora a rezar, no eso no que soy atea pero casi….
Mi enfermedad y el día a día en el Colegio.
A pesar de la ayuda de mis hermanas yo seguía pasando mucha hambre. Entre el hambre, la falta de higiene, la apatía y tristeza que me invadía caí gravemente enfermo y poco faltó para que la vida se me escapara.
Todo empezó en que poquito a poco fui dejando de comer los escasos alimentos que allí nos proporcionaban, al igual que el chocolate que me daban mis hermanas. Llegó el día que no tomaba alimento alguno, se los daba a otros niños. Aparte de ser el más pequeño de todos los que nos encontramos allí, era muy tímido y ni mis cuidadores se enteraron, ni yo les dije nada de lo que me estaba pasando, hasta que un día en el recreo, cuando todos los niños jugaban, perdí el conocimiento y caí al suelo desplomado. A partir de ahí no recuerdo nada más.
Esteban se nota cansado de sentir siempre la presencia de un vacío crepuscular en sus caminares sedientos de la vida. Diana ha desaparecido ¿para siempre? Escondida en esa impasible fuga de ser alcance infinito; tan infinito alcance que no es posible retenerla en el corto abrazo del espacio de sus anhelos. Y es por eso por lo que Esteban viene a escuchar los susurros del atardecer junto a la fuente nacarina que hay en el jardín del parque donde unos pavos reales despliegan sus plumajes de mil ojos azules. Es azul ya el tiempo. Es azul también la composición pictórica que Esteban está plasmando en el lienzo con sus pinceles llenos de nostalgia. Es azul el recuerdo.
¡Hace ya mucho tiempo desde que dormi tan bien!. Ni siquiera recuerdo, cuándo fué la última vez. ¿Será que habrá pasado algo especial anoche?. No lo sé. Al despertarme ésta mañana sentí energía como de haber dormido hasta el mediodía. Eché un vistazo al reloj y éste marcaba cinco horas menos de las que esperé ver. Increíble la energía que siento a tan temprana hora. Voy al sanitario y me miro al espejo por impulso. Había algo peculiar en mí. Mi cuello tiene tu nombre y aún puedo sentirte. Me doy cuenta que no fue un sueño. No quiero acostarme de nuevo, a pesar de ser sábado no quiero dormir más. No me gustan las ilusiones, los sueños, me gusta la realidad… aunque tu realidad sea otra diferente a la que yo espero. Aunque tengas novio y yo tenga miedo a enamorarme de nuevo… mis brazos te buscan pero ellos saben que tienes el calor de otro. Otro que no soy yo.
Aun no me he olvidado de ti, tu recuerdo me acompaña a todas partes.
Pienso en quién salvará los besos que están atrapados en mis labios, aquellos besos que un día te quise regalar.
Mis manos están colmadas de caricias que tendré que arrojar a la arena por que ya no estas.
Infinidad de sentimientos guarda mi corazón y jamás sabrás de ellos, los dejaré guardados en un baúl y luego los enterraré para que no me hagan más daño, quizás me equivoque al esconderlos pero sé que si te digo que TE AMO y TE EXTRAÑO será como hablarle al viento porque no me escucharás y me dejarás a un lado como lo has hecho antes.
Los adultos lloran y los niños mantenemos la compostura. A mi hermana Lorena, de 14 años, al menos se le humedecen los ojos ante la caja de pino. Me gustaría llorar por ella, pero tengo dormido el corazón y no me salen las lágrimas. Y no es que no sepa lo que es la muerte, pero me parece tan ajena, tan impropia, que no me estremezco como los demás ante su incierta compañía.
Pobrecita. Está pálida como un paño de lino. La han vestido muy elegante. ¿Por qué llevó toda su vida aquellas ropas andrajosas si ahora, en su propio luto, viste sedas y tiene de maquilla la expresión?
No sé cómo pasó, pero pasó. No sé cómo llegué a ese punto, lo que sé es que llegué. Habíamos compartido ya poco más de 2 años juntos, ella nunca esperaba que llegara a suceder, yo no supe cuando comenzo. Simplemente me fui secando. Nunca la quize lastimar, jamas, pero supongo que ese es el riesgo de amar. Llegó la noche y se lo dije, ella no supo cómo reaccionar y sin mentirles pense que se iba a desmayar. Me abrazó con fuerza, sus lagrimas corrieron, yo me desmoronaba por su tristeza. Pero debía continuar, así debía ser. Sino con el tiempo sus lágrimas serían más amargas, la bola de nieve no podía seguir creciendo. Hablamos, lloraron nuestros corazones. Hasta ahi estaba dejando ese amor que una vez fue tan fuerte. Sí la amé, amé con mi ser, nadie sería mejor que ella para mí. Sin embargo, ahi estaba yo, rompiendo sus ilusiones.
Me marché, ella me dio unos libros, dijo que luego me daría el resto. Me sentí un desgraciado por haberle roto su corazon. Pero aun pienso que fue mejor así. La calle, humeda por la lluvia de la tarde, me despedía, mis pies no me volverían a llevar a sus brazos y me dirigí a mi enclaustramiento voluntario a mi soledad, condenandola a ella a una soledad forzada.
Duele no haber sido amado eso lo viví, duele amar eso lo vivo ahora, pero ¿Cuanto duele amar a alguien q no lo merece?. No merezco su amor, es cierto pero lo tengo. Ella merece que la amen intensamente y no lo tiene. En verdad, Dios le da pan al que no tiene dientes…