Sobre las críticas estimulativas

Hoy me he levantado con ganas de pensar en la crítica y los críticos. Dicen que hay crítica constructiva y crítica destructiva, crítica participativa y crítica antiparticipativa, crítica buena y crítica mala, crítica bienpensante y crítica malsana, críticas de todo tipo y género pero yo quiero hablar ahora de una clase de crítica que no está expresada en ningún libro ni clasificada por el nombre que yo la doy. Es la crítica estimulativa. Y para hablar de ella me voy a retroceder a mis años de infancia.

Siendo yo muy niña todavía, pero ya con suficiente desarrollo de la conciencia y el sentido común, era por cuestiones familiares y sentimentales seguidora acérrima de un equipo de hombres adultos de categoría completamente amateur. Este equipo se llamaba La Gasca Club de Fútbol y estaba compuesto por una serie de jugadores de bastante calidad pero destacaban, por encima de todos, el número 8 y el número 10. Sin embargo ambos eran completamente diferentes. Sigue Leyendo...

El Cóndor (III): Asistente del Silencio

– Qué fue lo que sucedió entonces?.
– ¿Entonces?
– Sí. ¿Qué fue aquello que convirtió la historia en leyenda de amor?.
– ¿Cómo adivinaste que la historia pasó a ser una leyenda amorosa?.

Mas él volvió a guardar silencio. Yo sabía que la búsqueda del misterio de las “chullpas” estaba en él, en su mirada, en su expresión… dentro de aquel hombre irisado de fronteras sin pronombre, se encontraba la respuesta a todas las inquietudes de las ñustas, los ayllus, las coyas, todos los “intis” y “viracochas” originarios del lago titicaca… y algo más que sólo pertenecía a él y, posiblemente, a mí misma… Sigue Leyendo...

… y Albalaria 3

Azul y verde. Verde y blanco. Blanco… y tus ojos tejiendo los hilos entre las algas saladas de los ultramares, allí donde me he quedado colgando la costa a lomos de un navío que flota entre las olas de tu rojo farol. Bajan del cielo las gaviotas para trazar la raya añil de tus amores.

¿Hay también naranjos en el mar?. Posiblemente. Naranjos marinos que crecen en algunas fragatas furtivas y perdidas junto al faro de tus ojos negros. Azul y verde. Verde y blanco. Blanco… y tus labios arduos besando al alba de los naranjos marineros. !cuánta sed tienen las algas que rodean el azul del mar!. Sigue Leyendo...

Descenso de los cielos.

Me acerqué lentamente a la espalda de Dios, sin que el lo notase, y entonces, apoyado en su hombro izquierdo, te miré con odio, tanto que él ni se atrevió a moverse, otorgándome la panorámica perfecta a tu figura. Siempre perfecta te movías entre la gente, rígida e inquiebrantable ni una sóla grieta en la sequedad de tu alma, jodiéndome la mueca, contracción de tus labios con destinatario, a pesar de saber que yo no estaba ahí, incluso, incluso por si las dudas, nunca miraste hacia atrás.

Luego me apoyé en su hombro izquierdo y te veías más libre, te veías más frágil, menos tensa, y entre la muchedumbre diste media vuelta para recordar donde yo siempre estaba, y con una sonrisa te fuiste más calmada, más feliz y menos preocupada, sabrá quién por qué, yo no lo se, nunca te entendí bien, ni las razones de tus acciones, ni las mías, sólo se que nos movía el amor, lo sé porque aun recuerdo que cuando dejaba el cielo y le daba la espalda a Dios, me tocaste con tus dedos la nuca y me miraste, una última vez, en la que no fue necesario ni hablar, la comunicación había cesado y los sentidos serían para siempre nuestro último lazo de conexión en la infinidad de los caminos. Sigue Leyendo...

Hubo una vez un gregario…

Alberto Contador, el ciclista madrileño nacido en Pinto y con abuelos de Extremadura, es, al día de hoy, el último de los grandes héroes deportivos de España (y ya son muchas decenas de grandes héroes deportivos que ha dado y sigue dando la patria hispana) y ahora todos los medios de comunicación social, a nivel mundial, dan a conocer pelos y señales tanto de su vida profesional como personal y familiar; la vida y las gestas de este excelente ciclista que, a sus 24 años de edad, se presenta como una de las grandes promesas de futuro mito legendario de este deporte. Pero no es de Alberto Contador de quien quiero hablar en esta larga reflexión… Sigue Leyendo...

Por ti…

Por ti mis pasos
en medio de la tempestad…
por ti mis horas
regando los caminos…
por ti mis huellas
como golondrinas al viento.

Por ti soy pétalo de orquídea
en forma de arco iris…
por ti soy cielo o soy mar
ajeno a esta tierra…
por ti soy sólo sueño
que se vuelve a soñar.

hablemos antes de decir adios

Hola pequeña:
Hoy estoy triste sabes, el recuerdo de la persona que una vez fuiste, de la cual me enamore con locura y no me tenia que preocupar por no haberla escuchado y que un simple “que” le molestara, con la cual hacia el amor las veces que fueran y no pensaba que estaba enfermo, por que a lo mejor ella como yo quería unir su amor con el mío, no se si sea yo quien este mal o tu, no es necesario el encontrar al culpable sino la solución, por que este amor me esta doliendo, ya no se si me amas, te molestas con facilidad conmigo, quisiera que tu vivieras este amor como lo vivo yo y eso de que tu no eres así no es disculpa, por que tu no siendo así me haz llevado a tocar el cielo, solo es que quiero estar mas en ese cielo que en el suelo, que con la incertidumbre de no hacerte enojar estoy. Sigue Leyendo...

Albalaria 2

La planta de los suspiros mira a la estrella fugaz. !Qué tarde es para ponerse a volar!. Pero ¿sabes tú, corazón, que el viento silba canciones?. Te ofrezco una begonia hirviente para saltar del lecho e ir hasta el lucero de la mañana por ver si los mares de menta saben de cantares dulces.

Ya estan los luceros alumbrando las llanuras del litoral. Dentro, tan dentro que no los puedo ver, hay huertos submarinos para arrullarte con sus algas verdes, con sus algas azules, con sus algas rojas…

Contigo me vuelvo fuego cristal ardiendo entre corzas marinas y cocodrilos de plata… y entre los islotes del cielo me pongo a navegar bajo la aurora en este desnudo verano de amor descalzo. Por la playa camina el corazón sin banderas, el corazón que sólo es sueño. Mi vida es ahora y más que nunca una cometa en busca de sirenas. Sigue Leyendo...

Noche herida

Fuera de la guarida la noche está herida.
Sangrando en recuerdos, mojado en el
Remordimiento del pasado, bajo los escalones
Del olvido, de la taberna “Trago amargo”.
Ya escucho la música de Jazz y el entrañable
Olor a madera vieja carcomida del whisky y
Las vigas del techo. El ambiente está cargado
De humo. Ilumina la oscura estancia, el aspirar
De los cigarrillos y unos focos sobre la tarima
Donde músicos negros versionan temas de Charly
Parker, Miles Davis y alguna pieza de Soul de Otis
Redding y Aretha Franklin.

Una mañana en el café

Otra mañana, otro café matutino. Siempre era el mismo local, siempre la misma camarera, siempre el mismo amigo.
Nunca monotonía, al contrario, lo único que la rompía.
Desde hace ya cinco años que vengo a este café con mi amigo de la infancia. El porqué es algo muy raro. Siempre pasa algo interesante en este café.
Siempre amanezco preguntando: ¿Que pasará hoy en el café?, y siempre me respondo: Descúbrelo.
– ¿Que piensas tanto? – Preguntó mi amigo, jugueteando con la cuchara, mientras llegaba la orden.

El Cóndor (II): Primera Parte de El Lechero

Entonces fue cuando comencé a narrarle:

“En el mes de septiembre, cuando llega el turno al equinoccio de otoño, nuestros antepasado celebraban el Raymi, la fiesta que se ofrecía a la Luna que, como esposa y señora del Sol, era la Coya Mayor; la reina de todas las estrellas y todos los planetas del cielo…

Entonces todas las mujeres, especialmente las Señoras Coyas, las Damas Reinas, Copac Uarmi, Señoras casadas con sangre real Aui, Grandes Señoras y otras Principales mujeres de este Reino, invitaban a los hombres para que acudiesen a las fiestas; y ellos bebían chichas (sobre todo el Amur Aca o especialidad del Inca Mayor) y toda la gente del Reino comía y bebía hasta hartarse a costa del citado Inca. Sigue Leyendo...

La cultura de “la caña” (III): ¿Qué pasó con la cerveza en Grecia?

Hacemos la tercera parada para tomarnos una cerveza en este caluroso verano que ya está llegando a cerca de 40 grados centígrados bajo el sol. Pongamos que estamos en el Restaurante griego Delfos de la ciudad de Madrid (ubicado en la Cuesta de Santo Domingo número 14, muy cerca de la parada de autobuses y de metro de Ópera y relativamente cerca de la Plaza Mayor) y después de comer una meysaka (pastel de carne con berenjenas, calabacines y patatas) o un suvlaki (carne de cordero al grill) o si gustáis mejor un sahanaki (de pollo) regado todo ello con vino Agioritiko, nos disponemos a tomarnos una “cañita”… mientras hablamos de la cerveza en la Antigua Grecia imaginándonos que estamos en el verdadero Delfos, en la Fócida, sobre la ladera suroeste del Parnaso griego (con sus oráculos de Apolo incluidos). Sigue Leyendo...

El pícaro “Teté” (cuento “kafkiano”)

Cuando perdió el primer peón no le dio ninguna clase de importancia; ni cuando perdió el segundo ni el tercero… pero comenzó a preocuparse cuando, de repente, en dos jugadas seguidas perdió un caballo y un alfil. Pero Teterioukin era siempre así, un jugador de ajedrez enigmático que nunca jamás borraba la sonrisa de su rostro. Una sonrisa de triunfador. El problema fue cuando perdió, de manera seguida, el segundo de sus caballos y un cuarto peón…

A Teterioukin se le conocía, por su forma de jugar al ajedrez tan de manera anárquica, como “el Bakunin de la FIDE”. Y es que, para más “inri” había nacido en el mismo pueblo (Priamujino, en el departamento de Tver, al noroeste de Moscú) que el célebre Mijail Bakunin. Sigue Leyendo...

Naturaleza.

Si al nacer hubiese nacido hombre,
yacería entre tus senos y me alimentaría
del carmín de tus rojos frutos.

Mas mi cuerpo fecundo,
es mujer como tu…
¡que más que admirarte!,
¡que mas que hablar a tus ríos
o mostrarte el ocaso de mis elogios!.

¿Escepticismo se escribe con equis?

Según decía Ramón Gómez de la Serna, el verdadero escepticismo empieza cuando dudamos si esta palabra se escribe con equis. El escepticismo fue, en su origen, una doctrina de algunos filósofos griegos que dijeron y afirmaron que la verdad no existe o que si existe el hombre es incapaz de conocerla. Al decir el hombre ¿incluían también a la mujer?. Supongo que sí pero escuchando el debate dialéctico entre Pedro (el profesor de Historia) y Eva (la empleada de la Agencia de Turismo) me entran serias dudas.

Delante de mí, Pedro y Eva están discutiendo sobre la verdad en el hombre y la verdad en la mujer en esto tan de moda como es el amor. Pedro es muy escéptico y niega tal verdad tanto en el hombre como en la mujer; mientras que Eva es muy epicúrea y ferviente feminista y niega la verdad en el hombre pero no niega la verdad en la mujer a la hora de sentir el amor sincero. Sigue Leyendo...

Nostalgia por el terruño

No han sido vanos los esfuerzos que hice por recordar; en algún lugar de mi cabeza tengo amontonados tus recuerdos entre telarañas mentales. El noble refugio que me brindaste dió a mi ser fortaleza interna aún cuando la muralla exterior se supiera derribada.
Siempre fuiste extraña. Árida y seca unas veces, fría y húmeda otras tantas. Los vientos que sobre tí soplaban, vientos del Norte de fuerza desmedida, agitaban la hierba escasa. Entre cardos y matorrales, arbustos y roca volcánica los caminos que serpeaban, me llevaron tantas veces a mi destino, siempre nuevo, siempre incursionando en nuevos dominios. Tierra mía, tierra campesina a la que nunca dí semilla, tierra noble que en cada pliegue, en cada elevación del terreno hacía verme inalcanzable a las criaturas que habitaban el valle, allá tan abajo,tan lejos de mí. El cielo que rozaba mi cara y las nubes que humedecieron mi cabello me dieron alas para volar ahí, en las alturas; donde me atreví a soñar muy cerca de Dios y las estrellas. Sigue Leyendo...

Mediterráneo, años 70

Mediterráneo. Sol. Calor. Ausencia de humedad en el ambiente. Elegía griega de palmeras de talles cimbreantes y copas benignas que se derraman desde lo alto. Nidales de dátiles aún en maduración, como colonias de insectos colgantes. Playas doradas con niños haciendo moldes con la arena. Chiringuitos donde tomar la cerveza, siempre bienvenida. Las tapas. La arena quema las plantas de los pies al ir y volver, pero uno siempre va. Dunas con su vegetación dispersa, anuncio de oasis inacabado.

Familias que esperan debajo del toldo, sentadas alrededor de una mesa. Llega la paella. Ritual de reparto, la niña pequeña no quiere. “Te la tienes que comer, no hay otra cosa”. Sigue Leyendo...

El Cóndor (I): La estación de “Los Helechos”

El Cóndor (I): La estación de “Los Helechos”

Él se despidió de mí cuando florecían los cigofiláceos y arbóreos guayacanes en la estación de “Los Helechos” y desde allí, desde los doce metros de altura en que su beso, de sabores duros, dejó el grosor de su persistente sentimiento blanquiazul en el fruto capsular de mi conciencia, quedó mi carne apretada en la distancia. Y sé que volveré a verle regresar con su trigueña piel tostada por el sol de los rubiáceos cafetales de Pereira y empapada por las perlas acuíferas del Urubamba. Sigue Leyendo...

El Reflejo de los sueños en lunas rotas (II parte) -Novela-

Brillaba el suelo mojado y de los adoquines renqueaba una nebulosa que lo envolvía todo, creando una atmósfera surrealista que le recordaba el ambiente de las películas de Ridley Scott, en especial Blade Runner. Un futuro de lluvia ácida, superpoblación y alquileres en el espacio, con automóviles surcando la estratosfera. Sin bien ni mal… Alegato de replicantes con necesidades terrenales, buscando el milagro de la vida que sus propios creadores les privaban. La lluvia es una huida de la polvorienta secta existencial. Da sensación de libertad, de caminos sin rayas de horizonte, con puertas abiertas a lejanas tierras donde nadie es conocido. Sigue Leyendo...

El Reflejo de los sueños en lunas rotas (III y última parte)

. Pronto pusieron tierra por medio y terminó aquel toma y daca. Todo hacía sugerir que estaban salvados… o no, pregunto…
¿Te duele mucho? Has sabido comportarte con valentía. Ánimo, te llevaré a una cabaña despoblada y tranquila donde nadie nos encontrará y podré curarte esas heridas.
Todavía no sé porqué nos perseguían… ¿qué hacía en aquella camilla?, ¿quién eres tú que apareces y desapareces?, ¿quienes eran los presuntos médicos y esta banda de… zumbaos motorizados…?

La sed de las aceitunas

!Que me muero! le dice el olivo al viento
y éste, poniéndose en movimiento,
le pregunta el por qué…

!Porque estoy sediento!.

Ya lo sé, le contesta el viento,
mas yo le daré alimento
a tu ser.

Y unas gotitas de lluvia ligera
acarician la cimera
del viejo olivo ceniciento.
!Las verdes olivas primeras
brillan bajo el firmamento!.

Albalaria

Desarrollo esta noche un radiograma polar, amarrado a este mundo de tórtolas doradas bajo las palmeras, los laureles y los pequeños lotos de la fantasía. Y me hago amaranto, coral y luna para vivir estas claridades de alba en que vivo esta noche tras las vidrieras del vaho y la rosa fría. Helada terraza que con sus senos al aire parece el nácar de la golondrina convertida en estrella tornasul. Quisiera ser el duermevela de la luciérnaga encendida.

!A volar!. !A volar el alma mía de calandria y ruiseñor!. !Hacia el aire!. !Hacia el aire amante grabado en los cielos de mis sueños!. Y camino junto a los ríos del agua de la aurora para decirte que soy pañuelo de bienvenida. !No!. !No me iré nunca de tu gruta y tu bosque!. Aquí, entre los almendros frescos y las mentas verdes, me digo a mí mismo que soy como cigüeña que anida o como mirlo que se baña en el estanque… o quizás solo como una tortuga verde que despierta junto a la mariposa y el saltamontes. Sigue Leyendo...

El último dee la fila.

Llegó, sudando y con el corazón agitado, al Banco y entró con una sonrisa predispuesta. Se encontró con una larga… larga… larguísima fila de hombres y mujeres tras la célebre rayita del “espera aquí su turno”.

-¡Hola, buen día!. ¿Quién es el último de la fila?.

Nadie respondió…

-¡Perdón… ¿el último o la última?… porque esto del género hay que respetarlo mucho hoy en día!.

Nadie respondió…