El Doctor Don Armando Álvarez se acercó al cadáver de “Gadaffi” y empezó a buscar por el interior del cinturón con que éste se sujetaba la túnica de color anaranjado. En breves segundos consiguió encontrar lo que buscaba. En un bolsillo camuflado por dentro del cinturón, Manésh guardaba una pequeña tarjeta electrónica. Era lo que sacó El Doctor.
– ¿Qué es eso? -preguntó José.
– Ahora mismo lo vamos a comprobar. !Ven conmigo!.
– !Espere un momento Don Armando!.
– ¿Qué quieres hacer?.
– Sólo es un momento.Sigue Leyendo...
Rápidamente el caballero desconocido se levantó de su silla y fue a comprobar el estado en que se encontraba el agonizante Manésh.
– Este hombre está agonizando, Paúl. Ya no tiene prácticamente pulso.
Paúl se acercó al moribundo “Gadaffi”.
– !Escucha “Gadaffi”!. !Tienes, al parecer, muy pocos minutos de vida!. ¿Díme dónde está Bianca?. !A ti ya no te vale de nada intentar poseerla porque estás prácticamente muerto!.
Huellas. Pasos lentos del reloj de la existencia sobre esta Vida llamada Tierra, llamada Mar y llamada Aire. Desde las distancias siderales entre planeta y planeta dejamos huellas humanas a través del Cosmos. Huellas. Sueños plasmados de caminos por las galaxias de nuestro pensamiento. Miles de ideas encadenadas haciendo hundir en la bruma del pasado la injusticia y el dolor humano. Huellas presentes en nuestras conciencas blancas, negras, rojas, amarillas y verdes. Los cinco círculos de la Tierra labrados por las manos artísticas de la Poesía. Poesía con mayúscula para demostrar que hoy, desde este hoy mismo, el sueño de la Libertad es posible.Sigue Leyendo...
En ese mismo momento sonó el móvil que llevaba Paúl.
– Perdonen, caballeros… pero tengo que contestar si ustedes me lo permiten…
– Por supuesto que sí -respondió Manésh- con libertad, Paúl… con entera libertad…
Abrió la comunicación.
– Hola.
– Hola Paúl. Soy Arthur. Te llamaba para saber si necesitas que suba yo para poder ayudarte.
Paúl se encontró, en el segundo piso del viejo caserón del Salón Tesauro, una amplia galería adornada con bellas flores en las paredes. Flores y escenas de la mitología egipcia. Allí estaba multitudinariamente representado un dios egipcio. No había ningún despacho por alli. Rememoró al dios representado. Era Baal. Su memoria comenzó a funcionar y pensó para sí mismo: “dios semítico cananeo; una divinidad
(probablemente el Sol) de varios pueblos situados en la Antigua Asia Menor y su origen era fenicio, cartaginés, caldeo, babilónico, sidonio, filisteo y, sobre todo, egipcio”. La proverbial memoria e intuición de Paúl se puso en movimiento. Si había alguien en Tesauro que adoraba a Baal tenía que ser el famoso Gran Señor del Mal.Sigue Leyendo...
– Arthur, ahora nos toca resolver un aspecto de suma importancia.
– ¿De qué importancia me hablas?. ¿Qué es?.
– Sólo te pido que tengas todos tus reflejos en perfectas condiciones. Toma el fusil ametrallador.
– Te advierto, una vez más, que yo no soy como tú. Si tengo que disparar disparo.
– Lo sé. Por eso cuento contigo.
– Para todo, Paúl, para todo.
– Bien. !Ustedes, señoritas, no se asusten!. ¿Hay aquí algún comedor?.
– Sí. Hay un comedor -dijo Andrea.
Arthur cruzó rápidamente la calle. Un automóvil estuvo a punto de atropellarle… pero, milagrosamente, Arthur dio un salto hacia adelante. Un salto que había aprendido en los gimnasios de las escuelas especializadas para Agentes de la Interpol. Se levantó del suelo y corrió hacia la puerta del Salón Tesauro en donde se encontraba su amigo Paúl.
– !Felices mis ojos!. !!Estás vivo!!.
– ¿Es que acaso tenía que estar muerto?.
– Pasaban los minutos y pensé que te había sucedido algo grave.
– Algo grave sí sucede aquí… pero no a mí sino a otras personas.
– ¿Cómo es eso?. Sigue Leyendo...
Caminando lentamente y observando bien a las bombillas descubrió que no eran bombillas sino simplemente en su forma exterior ya que, en su interior, lucían unas antorchas que eran las que alumbraban el pasillo. Y también observó que debajo de cada bombilla (seis a cada lado del pasillo) estaba grabada una calavera hecha con trozos de huesos humanos. !12 antorchas y 12 calaveras!. Rápidamente le vino a la memoria el sueño de la noche anterior…. !y aquel era el día 12 del mes 12!.
– Dios mío… ¿habré llegado demasiado tarde?…No. Estoy seguro de que en el reloj que vi en el sueño eran las 12 del mediodía. Tengo tiempo suficiente para encontrar a Bianca o al menos eso creo. Es hora de poner en funcionamiento todos mis sentidos. Sigue Leyendo...
Un repugnante enano, de 1,50 metros de estatura y de color verdoso, apareció en el umbral de la derribada puerta; con una superlintena en la mano derecha y una pistola de rayos láser en la mano izquierda. Sobre el pecho llevaba un rótulo fluorescente que decía: “The Left-handed one” (“El Zurdo”).
El Zurdo comenzó a caminar por la oscura biblioteca guiándose con su superlinterna y pronto encontró los dos gruesos volúmenes tirados en el suelo mientras, a muy corta distancia, Paúl permanecía escondido entre las dos estanterías. Sigue Leyendo...
Doña Lucia estaba en el porche de su casa, contemplando el campo y el atardecer. Era invierno…. y miraba a su alrededor la extensión del campo, todo estaba en silencio….
Poco después aparece su hijo Andrés…. y en ese momento la madre, con la mirada en el horizonte: “Hijo mío, esta alteración del clima, no es normal”.
El Joven como siempre, desoyéndola volvió a entrar a la vivienda…
Ya era más de media noche, el chico y su madre llevaban horas durmiendo, pero…. Andrés estaba intranquilo en la cama, no podía dormir, algo había afuera….
Más o menos serian las 3’30 h. Finalmente el chico salió de la cama. Con cuidado se acercó al gallinero… Y efectivamente otra vez, volvió a pasar, se había repetido el fenómeno. Sigue Leyendo...
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miércoles 2 de diciembre de 2009
La noche del Tesauro (24): Novela.
Con el mechero encendido en la mano derecha, Paúl comenzó a ojear algunos de los títulos de los libros que se encontraban apilados.
Después de una larga hora atravesando la gran ciudad desde el extremo norte hasta el extremo sur de la misma, Paúl y Arthur llegaron, por fin, a la Moon Street. El número 12 de aquella calle era un viejo y enorme caserón abandonado, de dos pisos de altura, situado en medio de un laberinto de calles oscuras en aquella noche fría que dejaba las manos congeladas. Aparcaron el automóvil y, con las manos en los bolsillos de sus pantalones para calentarlas y resguardarlas del frío, observaron el destartalado caserón.
Al llegar al domicilio de Katy, ésta se despidió de Paúl (ambos viajaban en el asiento trasero del automóvil) con un cálido y emotivo beso en la mejilla izquierda de él. Después abrió la portezuela, salió del coche, se despidió de Arthur con un ligero apretón de manos y exclamó dirigiéndose a Paúl.
– !Muchas gracias por todo, Paúl!.
– !Ni se te ocurra volver otra vez por allí!. !Búscate otro trabajo pero no vuelvas nunca más al Bar Brentvood!.
– !No lo haré!. !Te lo prometo!. !A partir de ahora me dedicaré a estudiar Historia Universal!. !Ese es mi gran sueño dorado!. !Sé que tengo que buscar un nuevo trabajo pero tengo un excelente currículum y no habrá problemas en que estudie y trabaje a la vez!. !Nunca te olvidaré, Paúl!. Sigue Leyendo...
Después de transitar durante un cuarto de hora por las calles de la gran ciudad y todavía por la zona norte de la misma, Arthur se sintió profundamente agotado.
– Paúl… estoy agotado… necesito tomarme un café caliente porque me estoy durmiendo.
– Sabes que no tengo tiempo que perder. Necesito llegar cuanto antes al Salón Tesauro.
– Te prometo que será sólo un momento. De verdad que me estoy durmiendo. Un café caliente despertará todos mis sentidos. Además, a ti también te vendrá bien.
– De acuerdo. Sólo un cuarto de hora. Sigue Leyendo...
Cordura.
Uno puede pasarse la vida diciéndose que la vida es lógica, prosaica y cuerda. Sobre todo, cuerda. Y creo que así es. He tenido mucho tiempo para pensar en ello. Y siempre vuelvo a mi memoria la declaración de la señora Underwood antes de morir: “Así, se entiende que cuando aumentamos el número de variables, los axiomas en sí no sufren cambios.”
Estoy realmente convencido de ello.
Pienso, luego existo. Tengo vello en la cara, luego me afeito. Mi esposa y mi hijo se encuentran en estado crítico tras un accidente de coche, luego rezo. Todo es lógico, todo es cuerdo. Vivimos en el mejor de los mundos posibles, de modo que opnme un cigarrillo en la izquierda, una cerveza en la derecha, sintoniza Starky y Hutch y escucha esa nota suave y armoniosa que es el universo dando vueltas tranquilamente en su giroscopio celestial. Lógica y cordura. Como la coca-cola, la vida es así.Sigue Leyendo...
El hombre que salió detrás de Katy y Paúl los alcanzó antes de que diesen vuelta por la esquina de la calle. Se dirigió directamente a Paúl, sin dejar de admirar la belleza de la portorriqueña.
– Buena compañía, joven.
– ¿Le importa a usted?.
– No. No es eso. Mire, quiero presentarme, aquí está mi tarjeta de identificación.
El hombre de edad madura sacó del interior de su chaqueta una tarjeta. Era algo más grande que las clásicas. Se la entregó a Paúl y éste la comenzó a observar.
En la puerta del Bar Brentvood apareció una gigantesca figura de un hombretón de dos metros de altura. Un hombre que parecía, verdaderamente, inhumano. ¿Sería humano o humanoide aquella mole de músculos?. La verdad es que Katy demudó su bello rostro y quedó completamente pálida del susto. Aquel monstruo tenia una violácea cicatriz recorriéndole toda la mejilla derecha, desde el arco superciliar de su ceja hasta la barbilla, y poseía un par de ojos profundamente negros en el fondo de dos cuencas óseas. Verdaderamente era aterrador mirarle a la cara.Sigue Leyendo...
Salgo de la casa y comienzo a rodear con la bici uno de esos parajes artificiales lleno de casas para gente millonaria y con suerte. Aquí pillo cacho fijo. Es tan sencillo. Tan fácil. Ahora aparco la bicicleta a un lado de la carretera y le pongo la cadena, aunque no creo que esa gente robe tal porquería. Aparco y ya está, ya lo veo. Ya veo a una chica rubia, de unos 18 años, típicamente vestida como para ir a jugar al tenis (es decir, con la ropa que usa la gente normal para salir por ahí). Y masca chicle. Y el bolsillo derecho se engorda un poco. Y ya está, que fácil. Ahora tan solo me acerco a ella, y cuando la tengo a tres metros de distancia me dirige una miradita de aristócrata cuando ve a los niños pobres de África, como un fingido anda que pena, pero con un asco impresionante.Sigue Leyendo...
– ¿Qué va a ser, Manolo?.
– Un anís bien dulce, Paco… que la vida ya es demasiado agria como amargárnosla más.
– ¡Vamos, Manolo!. ¡Un poco más de optimismo!.
En esos mismos instantes está Gloria abriendo su quiosco de prensa. En Casablanca un terrorista islámico se ha inmolado en un cibercafé. Se trata de un joven de 23 años de edad que estaba consultando páginas sobre el terrorismo.
– Paco… ¡aquí te dejo el periódico!.
– Está bien, Gloria. ¿Te apetece uno con leche bien calentita?.
El Brentwood era una especie de bar para sonámbulos. Todos allí mimetizaban sus movimientos mientras una música sinfónica de ritmos ondulantes hacían notar la sensación de que se estaba flotando en la atmósfera. Era algo que las nuevas tendencias musicales habían logrado hallar y se imponía como moda en todos los locales nocturnos. Una especie de caminar sobre las ondas del pensamiento mientras los agudos sonidos del conjunto musical de turno servían para sedar los nervios de quienes se encontraban estresados por la centrípleta clase de vida a la que habían llegado los humanos. Sigue Leyendo...
Las lágrimas surgían de los ojos de la bella portorriqueña mientras Paúl guardaba silencio pues a su memoria le llegaba, nuevamente, el recuerdo de Bianca… hasta que Katy dejó de llorar y comenzó a confesarse con él.
– Paúl… yo me quedé huérfana de padre y madre hace 12 años; cuando tenía, exactamente, 12 años de edad.
– Eso quiere decir, si no me equivoco, que tienes 24. ¿Qué te sucedió cuando tenías 12 años de edad y quedaste completamente huérfana?.Sigue Leyendo...
Paúl se apoyó suavemente, con la mano izquierda, en el borde superior del cubo metálico dispuesto ya a saltar sobre el gigantón e hincarle el cuchillo en el estómago. Sintió cómo se cortaba el dorso de la mano con la tapa abierta de una lata de sardinas. Un ligero dolor seguido por un hilillo de sangre. Soportó el dolor sin bacer gesto alguno. Dejó que la sangre siguiese manando de su mano izquierda. Era necesario estar sólo atento a los movimientos de aquel monstruoso personaje que le estaba buscando para asesinarle. Se centró de nuevo, con el pensamiento, en el esbelto cuerpo y el lindo rostro de Bianca. Sigue Leyendo...
A Paúl le dolían profundamente las sienes; quizás a causa de los nervios o la tensión a la que había sido sometido o quizás por las emociones vividas en los minutos en que había estado en el callejón. El caso es que sentía su tensión arterial un poco alta. Decidió acudir a una farmacia donde se encontraba despachando una linda mujer de aproximadamente 20 años de edad.
– Hola, buenas tardes, ¿podría tener la amabilidad de examinarme la tensión arterial?. No importa el precio que tenga que pagar por ello.
“Había un hilo color plata atado a mi tobillo y a todas mis mentiras. Se llamaba silencio, vergüenza.”
Es que tú no entiendes mi deseo.
Me hice la dormida cuando sentí la mano madre abrir mi puerta. Me hice hoy también la dormida escuchando un corazón roncar, un corazón que no era mío. Ni para mí.
En el largo camino que duró toda la mañana, y tras comer abundantemente en el Bar Seléne, encontraron algo horrible: un taxista yacía inerte dentro de su automóvil. El hombre permanecía con los ojos abiertos, un aire de cierta irrealidad suprema y sin respiración. Peter le tomó el pulso.
– !Está muerto, Paúl!. !Vámonos de aquí cuanto antes!.
– Espera Peter… ¿qué tiene en la mano derecha?.
En la mano derecha del taxista muerto relucía un medallón con los cuatro puntos cardinales (el anagrama de la Biblioteca Memphis)… y el número 12 en su centro. Sigue Leyendo...
La soledad llegaba para enroscarse en las entrañas de Paúl. La vieja soledad. Su mejor amigo le abandonaba… pero él lo podía comprender. ¿Qué podía ya contribuir a que Peter arriesgase su vida por una mujer que le había rechazado?. No era para Paúl un argumento válido pero comprendió que su amigo también tenía sus límites. No podía exigirle nada y él no era quién para juzgarle. Quizás la verdadera y profunda amistad debería ser otra cosa pero… ahora se encontraba solo ante lo desconocido. El camino que tanto ansiaba experimentar, el de la desgracia o el de la felicidad (todo dependía de la voluntad de Dios pensó en esos instantes), estaba abierto para él. O tiraba también la toalla al menos hasta recibir la llamada de ella… o se lanzaba a la peligrosa aventura, sabiendo que ya la muerte también jugaba parte de la historia. Dudaba. ¿No sería mejor irse al hotel y esperar acontecimientos?. Sigue Leyendo...
A la mañana siguiente llamó por teléfono a Peter. Una hora después éste se encontró con Paúl en el Memory Park. Peter estaba irreconocible. Desde la última vez que lo vio se había vuelto mucho más introspectivo. Ya no era el vehemente parlanchín de antaño. Había que sacarle las palabras con mucha paciencia.
– Pero ¿viste o no viste a Bianca?.
– Escucha, Paúl, olvídate de ella. O mucho me equivoco o está metida en un enorme lío.
– Peter, tú le diste mi dirección. Ahora es mi obligación encontrarla.
Paúl y Peter caminaban por el puerto cuando un descargador del muelle se les acercó con la respiración agitada.
– Escuchen… buscan a una jovencita ¿no es cierto?.
El descargador respiró profundamente para retomar el aliento. Era bastante gordo y había venido corriendo, hacia ellos, desde el otro extremo del muelle.
– Sí. ¿La ha visto usted?… ¿la ha visto?… -preguntó Peter con ansiedad mientras Paúl mantenía, una vez más, su sempiterna calma.
Hoy por fin me atreví, a sentarme en el rincón oscuro de mi corazón, a ver el tránsito de mi complicada vida. ¿Acaso busco expiar las culpas? ¿Acaso miro al pasado, buscando un culpable del dolor de mi presente?
Siempre a la luz de las mentiras propias y ajenas, vivir, queriendo morir en cada adiós. Ciudades, personas, sentires, uniones, olores, colores, pieles, ausencias, llanto, risas y recuerdos…Esta vida mía, haciendo nidos y dejando todo atrás, mil comienzos. ¿A quien le importa? Cuerpos hermosos en camas cálidas, manos ávidas de placer, sensualidad indómita…Que pase el próximo…
Amor esquivo, cierro mi corazón. Dios! Anhelo sentir, latir, suspirar, cerrar mis ojos y llegar al lugar perfecto, donde AMOR no sea una simple palabra… Noche de Mar, olor a sal, brisa que despeina los anhelos por los que suspiro…Sigue Leyendo...
Llegaron al King’s Cottage. Paúl subió a su habitación con enormes deseos de dormir… pero no podía conciliar el sueño. Recordó los acontecimientos del día de manera conturbadora. Se levantó de la cama, tomó una pastilla e intentó comenzar a dormir. Nada. No podía. Se volvió a levantar. Bajó al vestíbulo y allí hojeó lentamente el libro de Goytisolo que se había traído de la Biblioteca. Después recordó nuevamente la Invitación al Salón Tesauro del extraño anciano Manésh. Miró la parte trasera de la cartulina. Allí seguían los dos cuartetos que le hablaban de un cosmos por recorrer. Y de nuevo el número 12 penetró en su conciencia cuando observó que aquellos cuartetos estaban compuestos de versos dodecasílabos. ¿Qué significado esencial tenía ahora el número 12 en su vida?. Aquel número le tenía inquieto. Sigue Leyendo...
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