Quisiera cerrar los ojos, no porque tenga sueño,
quiero cerrarlos,
soy una persona que añora…
soy una voz detrás del teléfono….
soy un aliento…
soy un llanto….
una maraña de sentimientos,
de matices, de susurros…
de un amor que florece en un momento…..
pero acostumbrado a instantes solamente….
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Relatos
Llueve
Llueve, y no puedes evadir la sensación de que afuera una nube gris lleva tu nombre. Llueve, y el agua que corre besando el cristal de la ventana se te antoja con sabor a lágrimas, como a aquellas que quisieras nunca haber derramado, pero sacudes la cabeza, ¡que vuelen esas ideas!. Todo esta bien ahora, es de lo más normal del mundo, sentir melancolía cuando sabes que esta lloviendo, imaginar que llueve afuera y que por mandato de algún dios ignoto también lleve dentro, en lo profundo de ti. Nunca has sido de los tipos esos que se obsesionan por la lluvia, así que sacudes de nuevo la cabeza, te olvidas de la tarde tormentosa, y continúas acomodando los papeles del día, todo esta listo ya para guardarse en algún cajón del escritorio y no volver a pensar en ello.
Pequeñas Antillas
Plantaciones de cacao, caña de azúcar y oro verde (banana)…tránsito por las calles estrechitas de adoquines infectos, blenorrágico. En la plaza del pescao, Zanba el demonio juega al Kou Kou djèdjè…letras quemadas leídas en papel limón con estupefacción…los almacenes con tejados de aguilón de curaÇao permanecen tapiados con un rito sangriento. En sus puertas coloreadas de ténebre oscuridad, los aires ventean huracanados. Asusta el temblor, el eco indeciso, unánime imagen de recelo. Las aguas altivas de los mares se alzan empuñando lengua asesina que engulle a sus presas, devolviéndola a las fauces de sus orígenes más ancestrales.
Por un poco de luna.
No puedo ver, me deslumbra la luz blanca chocando contra mis ojos. Me tapo para intentar coger un poquito de ella, un poquito de paz.
Vengo de la oscuridad, de los túneles, de debajo de la tierra, de las alcantarillas y me olvidé de cómo son las puertas abiertas hacia el exterior.
Un día, alguien me llamó, alguien me buscó y al verme allí, pérdida y sin nombre, estiró su mano y tiró de mi cuerpo con la fuerza de su corazón.
Alguien me liberó, me trajo hasta el deslumbramiento que mis vagos ojos niegan y ansían.
En un rincón del mundo
Una nube de helechos tapaba la entrada. La simetría bilateral de la mujer y el hombre se transparentaba detrás de la cortina dispuesta en forma de ingeniosa memoria. Dos velas grandes, en la mesa, hacían su reverencia formal en el descenso de la genuflexión de una mariposa de acero. Se hipnotizaban las miradas de la mujer mientras sentía en sus senos el palpitar de un dragón tragándose al instinto intuitivo. Él tenía sus dedos como dagas que esperan pacientes el incendio de los temblores de ella. Fluía el himno semental de las palabras ducles. Fuera de ellos lo único que importaba era lo invencible de sus ojos leyendo la geografía corporal que se despojaba hueso por hueso. El pez verde alargaba su alma de silencio en el centro de la noche y había, en el campo, una batalla entablada entre las azaleas y las estrellas.
Pinceladas del Alma errante
De nuevo hoja lúcida, quedo aquí contigo…lejos de masivos ordenadores de pantallas reflectantes que coartan mi inspiración…musa lírica…en estos días de sequía, siento la vulnerabilidad de estar preso, sí, como en otra entidad que no es la mía y sin embargo debo seguir penado, pues el miedo congela mi quehacer…temor, pánico a volver a un terreno que jamás habité …pero que adivino palpando mi piel, advierto su brisa y distingo el sendero y la luz que me grita…una frecuencia en off me dictamina…observo en pasivo, vegetando entre dos trincheras…recibiendo todas las balas en soledad…camino por mi celda, doy giros en tres metros cuadrados y recorro más vía que cautivo en libertad. No he llegado y tampoco he salido…
Premiado
Lo primero de todo, y antes que nada, querría expresar mi agradecimiento a todas las personas que han confiado en mí durante todos estos años en el caminar de este afán mío, pues sin su apoyo y sus palabras de aliento me hubiera sido imposible llegar hasta donde hoy he llegado. Mi reconocimiento así es para quién, a su vez, ha reconocido, valga la rebuznancia, con su seguimiento e interés mi humilde labor de aficionado.
Henchido de orgullo acepto este regalo vuestro. Lo acepto siendo alguien que ya ha traspasado la meta que nunca pensó traspasar, ya no como un desconocido apodado, si no como un aspirante calificado. Aspiro a continuar, a buscar nuevas metas inesperadas y a no decepcionaros en mis próximos trabajos.
Concluyo diciendo que recojo con alegría este simbólico galardón cuyo verdadero significado para mí es el de, ahora sí, poder llamarme Premiado.
Muchas gracias.
sola
Camino sola por el mundo,acompañada de los caminos,los
valles,los bosques,los lagos,los rios,los montes,
el sol,la luna y Dios y voy sola,si sola,no dependo de
nadie y nadie depende de mi,pienso,siento,rio,lloro,amo,
no desprecio ni odio.
Vivo una vida plena de encanto,por mi entorno de caminante
solitaria.
No tengo prisa ni ambiciones,solo quiero vivir libre en este
mundo de agonia,de desenfreno,terror,muerte y odio.
Solo tengo una bandera el sol,una amiga la luna,un amante
la soledad.
No quiero compañias,ni discusiones vanas solo me interesa
la vida,la vida para acariciarla.
Café, tabaco y unas huellas de carmín.
Aquel viernes no era, desde un principio, igual que los demás. Para empezar, Laura no había citado a Luis en la misma cafetería de siempre. Esta vez era un nuevo local para él, una cafetería situada en los extrarradios de la ciudad que Luis no conocía de nada. A mucha distancia de la cafetería del barrio central donde todos los viernes Laura le citaba para comenzar el fin de semana juntos. Una cafetería muy lejana de aquella donde todos los viernes reiniciaban su romance idílico. No. Aquella cafetería de este viernes era totalmente extraña para él. Sin embargo, ella, Laura, estaba allí completamente serena, segura de sí misma, completamente a gusto. Así que él dedujo que no era la primera vez que Laura tomaba café y fumaba un cigarrillo allí, ante una de aquellas mesas de madera de color caoba. Era una manera de comenzar el fin de semana enteramente nuevo para Luis.
Cuando uno se pregunta… no existe el tiempo.
Todo un mundo de tierra mojada reunida en la concéntrica playa de los deseos. La barca es hogar para la arena húmeda mientras el viento levanta pájaros de la hierba. Al lado de cada grupo de ráices desnudas, los tilos abrigan a sus nuevas diosas en forma de girándulas aéreas. Detrás de todas las cosas existe el alma de las rosas blancas trepadas sobre un muro negro donde alguien ha pintado una luna azul que cae en el centro de las mariposas multicolores para cazarlas al vuelo. Alguien moldea flores voladoras que beben de los pechos del viento. No puedo olvidar el sueño y me quedo hondamente dormido en los ojos de los demás. Ya no queda más historia que el cuadro pintado bajo las lluvias del invierno. Cuando uno se pregunta… no existe el tiempo.
Danza Marina
Las olas se embriagaron de playa estatuaria en la anatomía de los pinceles de tu cuerpo y se dibujaron las bocas de las danzas que iniciaron las sirenas con sus pasiones. La eternidad del horizonte se fusionó con las pupilas de las miradas que se hicieron viento acoplado al sentimiento de las olas. Se hipnotizó el tiempo de las mareas y el movimiento ondulante del mar se transmutó en suceso voluntario. Todo el panorama se compuso en escultura.
“La Miserable”
Como a las tres de la mañana termino la película. Y el agua comenzó a borbotear en la estufa, la deshora del café llego temprano esa madrugada. Los vasos de vidrio para el refresco, las tazas de porcelana con grabados de imaginación para el café, barro o aluminio según el gusto para las bebidas con hielo, todo estaba sobre la tabla de la alacena. Dentro de la variedad de tazas y vasos había un trasto que llamaba la atención, era una taza de tamaño normal y de plástico rojo, la oreja y la superficie estaban gastadas como si la hubieran arrastrado y podía notarse que llevaba demasiado tiempo sin ser usada, “La miserable”, ese era su nombre y bebía allí el café por que sabia distinto como a tristeza.
Y si ya se me olvido
Como a las tres de la mañana termino la película. Y el agua comenzó a borbotear en la estufa, la deshora del café llego temprano esa madrugada. Los vasos de vidrio para el refresco, las tazas de porcelana con grabados de imaginación para el café, barro o aluminio según el gusto para las bebidas con hielo, todo estaba sobre la tabla de la alacena. Dentro de la variedad de tazas y vasos había un trasto que llamaba la atención, era una taza de tamaño normal y de plástico rojo, la oreja y la superficie estaban gastadas como si la hubieran arrastrado y podía notarse que llevaba demasiado tiempo sin ser usada, “La miserable”, ese era su nombre y bebía allí el café por que sabia distinto como a tristeza.
Suenan los vientos de la galaxia…
Suenan los vientos de la galaxia haciendo reverencias al parpadeo de los cielos tachonados de estrellas y yo me voy, una vez más, a vivir con la idea de que pertenecemos a todos los lados de este pequeño rincón llamado universo. Veo en el mapa nocturno a un vagabundo de costas lejanas y más allá hay tierra. Tierra llena de almas por todas partes. Tierra de rostros con colores distintos pero corazones iguales. En el ámbito de todos hay venas humanas trenzadas en un paisaje de pequeñas cosas cotidianas que se hacen sombra en esta noche callada. Y yo miro el anhelo de correr libremente entre todos (como cayendo de cualquier país) para sentir la historia humana en el centro de mi frente. Pienso. Y noto un efímero pasar ligero de las horas en este mundo transparente y nítido en el cual los corazones crean un instante de comunión conjunta con todo el milagro de la vida.
Es una tarde conocida
Dos caracolas con quienes escuchar en una playa donde se confirma que algo de nuestros sentidos se ha unido con la arena. El manojo del espacio es algo de nostalgia bajo el peso de una caliente tarde tan frágil como el herrerillo común con su plumaje azul y amarillo: mar y sol en el centelleo de la playa. Recuerdo sólo algunos sueños en medio del tiempo blanco. No me hace daño hoy recordar ese momento de la mucha luz escribiendo a alguien un “suelo llamar a todo un volver aquí”. Estoy en ningún sitio especial salvo aquel lugar en que escucho dos caracolas en la playa.
LA FAMILIA G
Estoy sentada en la casa de mi abuela con mi madre y mis hermanos. La televisión esta prendida, la luz tenue alumbra el pequeño cuarto en el que nos encontramos. Apenas y cabemos, lo cual parece ridículo considerando que nos encontramos dentro de una casa que abarca casi una cuadra completa. Mis ojos se enfocan en el televisor y mi cara no expresa la atención con la que escucho la conversación que flota a mi alrededor.
“ Se parece a Poncho”, comenta mi abuelo cuando un señor de unos 35 años, delgado y rubio aparece en televisión. Ese comentario desata una vez mas una conversación que circula alrededor de los miembros de la familia Guardado.
Mi mente vuela hacia la imagen de Carmina, aquella bisabuela que jamás conoci y sin embargo temo. Durante mas de cincuenta años yace colgada en una pared, en un retrato, claro esta. Desde aquel lugar venerable nos observa, y cada vez que me encuentro dentro de esta casa calcula mis movimientos, juzgándome.
Corazón/cerebro de lo tiernamente vivo
Mi mano sostiene la misma noche que busca una fuente y encuentra un alma. Busco una orilla donde recordar mi patria infantil; un corazón colocado en una suave mano; una caricia leve en el fondo d eun pozo; una dulzura escrita en el bronce del camino; una verdad de abedul bajo el disco de la luna. El país de todos mis deseos es una herramienta del Arte; un ensueño de la espera; un ardor de la palabra. Más allá está la pequeña lágrima de ojos golpeando el humus de la totalidad. El yermo es grande. A lo lejos murmulla la catarata de las emociones y la luna brilla por encima de los abetos.!.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas….The End…
Andy López caminaba rumbo a casa con una barra de pan y el libro de Nietzsche “Así habló Zarathustra”, bajo el brazo.
Se sentía contento, satisfecho de la labor del día en la oficina de la inmobiliaria en la que trabajaba desde hacía dieciséis años. Hoy le había dado una buena lección al encargado jefe y éste le había prometido un aumento para la próxima temporada.
Completamente feliz, tarareaba una canción sin saber cual ni de quién era, ¡que más daba! En el trayecto entró en una joyería y compró una sortija para Janina, su esposa. Una chica oriental preciosa. Llevaban seis meses compartiendo piso y las cosas iban francamente bien. Cerró la puerta del ascensor y extrajo las llaves del bolsillo, oyó ladrar a Jazz. ¡Hogar, dulce hogar! Más tarde, cenando a la tenue luz de las velas, le ofreció el regalo en un pequeño estuche de terciopelo.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 29
chissssttt, sssiiischt, chiiiissss…
Desde la esquina, un sombrero de fieltro gris, gafas oscuras, una gabardina beige y unos guantes negros, le hacían señas. Se acercó disimulando, no era aconsejable ser visto por Martínez.
Hola Andy, soy Gloria Colombia, ven, tengo el coche a un par de calles, además aquí sobramos. Dejemos al señor Sargento “no se entera de nada”, que saque sus erradas conclusiones avinagradas.
Veo que le conoces, acertó a decir Andy , un poco cortado al no verle los ojos, el cabello… las manos…
Por desgracia sí, y no sólo en esta vida…
¿Qué quieres decir con eso…?
La música de la araña
Y su sombra cayó al piso permaneciendo allí una cierta cantidad de segundos, sobre una colcha de algodón mojada mientras la araña, desde su ángulo oscuro, dibujaba una red de lo absoluto. Una copia de un hombre que se va pero deja el negativo de su imagen en esta su única vida descrita por el cronista de los dioses. Adioses. Cuando lo mejor ya ha pasado siempre queda alguna anécdota disparatada sobre la colcha de algodón mojada. O porque lo dio todo o porque no dio nada… el caso es que hay algunos que, aunque no salgan en la televisión, tienen cinco minutos de gloria en las telarañas de los famosos. Choque frontal. Una vida a medias. O el toque de un clarinete de jazz situado sobre el negativo de una fotografía de color sepia. En primera página los periódicos de hoy muestran un titular sorpendente: “Sobre una colcha de algodón mojada aparece un espejismo”. Todos están intentando interpretar la música de la araña.
Las crujientes hojas
Se mueven en la vida bajo el tiempo irregular del buscar a tientas puertas y ventanas por donde colarse. Alquimia de la redención. Todo es movimiento entre las raudas hierbas como manchas de humedad adosadas ligeramente a la tierra. Son las crujientes hojas; las que hacen meditar a la materia humana sobre sus raíces y sobre quienes juegan los niños a hacer sonar chasquidos en el reloj de los juegos. Tictac. Las crujientes hojas gritan canciones del pasado verdor y ahora, amarillas en su ocaso, llenan de diminutas porciones el pensamiento de los humanos. Son las crujientes hojas que traen al mundo mortal un oleaje de última energía antes de ser suspendidas por el viento en la demarcación de la nada.
Tú eres la niebla
Tú eres la niebla y siento tus besos en mis mejillas… ¿sientes tú mi boca blanca sobre la tuya roja?. Sí. Tú eres la niebla que busca eternidad en la existencia de los besos blancos sobre tu boca roja como un surgimiento de flores en tropel en este mundo donde la piel se vuelve sintagma de las emociones. Locura. Sueño. Sólo fantasía. Llámelo como quiera la prosa de cualquier futuro. Pero hoy, en esta amanecida, tú eres las niebla y siento tus besos en mis mejillas… ¿sientes tú mi boca blanca sobre la tuya roja?.
Eloísa
Me avisaron ayer y al principio me costó entenderlo. La había visto en enero y me pareció que estaba estupenda, con el mismo humor de siempre, el humor que le había hecho superar tantas dificultades. Porque ella se quedó ciega siendo adolescente, como consecuencia de la falta de nutrición durante la guerra civil. Siempre los ojos habían sido la parte más débil de su organismo, así que se aliaron en su contra el crecimiento y la guerra. Aprendió Braille inmediatamente, fue de las primeras personas en tener un perro lazarillo, para lo cual tuvo que irse a los Estados Unidos porque entonces no los adiestraban todavía en España. Se había casado, se ocupó de su casa, de su marido y de sus hijas. Ha llevado una vida feliz.
Agradecimiento de un escarabajo
La mirada inquieta
Nace el tiempo: historia de la voz errante derramando pasos y miradas de color esmeralda en el espacio de los senderos del mar y del viento sobre la meseta. Hay personas que saben transformar el viento en pájaros. Sobre las flores nevadas un día soñé con dragones domésticos que me transportaban al cielo de los caminantes. Los años han pasado y ya conozco el sabor agridulce de los perplejo que es transformar muchas veces en sueño las horas sin destino. ¿Cómo encontrar el camino de regreso?. Sobre el musgo del bosque hay piedras derramadas desde los días perdidos que van en contra del tiempo. Quizás si no fuera porque existen sinónimos en las noches de los viernes retornados a la nada y juegos de escaleras con subidas y bajadas no podríamos nunca regresar… pero es posible que esa sea la razón de prestar fe a la ilusión en este siglo veintiuno tan solo de referencias, tan ajeno a los demás siglos que debemos entrar en un océano de sueños para poder interpretarlo. Es la mirada inquieta llamada Ilusión.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 28
Sooo, caballo, paaaara, paaara, sooo…, ni puñetero caso.
Riiiiinnnnggg, riiiinnnggg, riiiinnnngggg…
Sí, ¿diga?
¿Andy López?
Sí, soy yo… creo, miró el reflejo en el espejo que estaba colocado enfrente del sillón de muelles chirriantes.
Sí, yo mismo, con más convicción.
Quería hablar contigo, oir tu voz… no me ha defraudado, es dulce y a la par varonil… me podría enamorar fácilmente…
Oiga, ¿con quién hablo?, me alegro mucho que le guste mi voz, pero en estos momentos no estoy para halagos y menos para bromas.
El Reflejo de los sueños en lunas rotas(Perdido en la eterna oportunidad) 27
Ya se escuchaban cerca las alimañas, los alientos presos de salvaje excitación violenta. Mentes huecas, vaciadas por líderes carismáticos, influenciándoles odio hacia las razas. Los primeros en llegar iban motorizados, otros con patines en línea y bates de béisbol les secundaban. Eran poco originales, sus rostros no mostraban restos de amabilidad y sí de sangrienta ansiedad enfermiza, sacaban espuma por la boca. Janina sin pensárselo, disparó tumbando a unos cuantos.
Imagen de lo que somos
Se levantó en un día cualquiera y fue al cuarto de baño.
Ante el espejo y con las gafas puestas, se miró detalladamente, guardó las gafas, abrió el grifo y lavó su cara con jabón de olor a fresa, secándose después con la toalla. En el retrete se deshizo de los deshechos corporales más inmediatos, limpiándose después a conciencia con toallitas de bebé, después de lo cual se desnudó y entró a la ducha. Ya dentro, con la cuchilla, la espuma, las pinzas y el espejo de mano, se fue deshaciendo de todo el pelo que molestaba, exceptuando el de la cabeza y las cejas; al ver el vello resbalar por la pared pensó que era mucho mejor así. Enjabonó su cabello con el champú idóneo de aroma a kiwi y cada centímetro de su piel con jabón de sales neutras y olor a lavanda, frotando con fuerza la esponja exfoliante por todo su cuerpo y la piedra pómez decapante en las durezas de sus pies. Una vez se hubo aclarado y aún sin haberse secado ungió con aceite aromático de aloe sus extremidades, torso y nalgas.
Memoria de lo interior
Inquietud. Con mi traje de baños de luna, en la orilla de un mar de algas enajenadas por la luz y con el viento rozando apenas los dedos de una mano que busca acariciar a las estrellas, me dejo llevar por el infinito afán de la existencia y entonces vivo dentro de una concha nacarada. !Qué suave es estar así por la mañana… con el momento entregado al sueño de mi noche interior!.
La última palabra
La maravillosa última palabra tardaba en surgir. Era un guión continuo de sorprendentes propuestas iniciáticas. Uno tras otro, en cascada torrencial , se agolpaban jolgóricamente (con sus brillantes presentaciones) los más célebres oradores que se dirigían al público con la inagotable apuesta sensorial de ocupar lo más alto del podio dialéctico. Pero ninguno de ellos obtenía el ansiado y definitivo galardón de alcanzar el triunfo descubriendo la última palabra.
Entrenados para una larga duración de la memoria, se llenaban de palabras hermosas y retumbantes con el súbito retorno del oleaje de sus sinfonías. Eran hombres canoros. Todos ellos cantaban sus sonoras oratorias como entonando una larga composición sinfónica envolvente en el repaso requerido de sus duelos interpretativos.