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Poesía

Para sentir que no muero…

Quiero elevar la voz en medio de la tarde
crepúsculo abatido de la vida…
quiero elevar la voz y no puedo
más que sentir la triste despedida…

Para sentir que no muero de abandono
me siento en el borde de la vida misma
y quiero elevar la voz a los abismos
que encuentro al lado de esta sima.

Carta de Amor de Virginia Woolf a Leonard Woolf

“28 de Marzo de 1941

Querido,

Me siento segura de estar nuevamente enloqueciendo. Creo que no podemos atravesar otro de estos terribles períodos. No voy a reponerme esta vez. He empezado a oír voces y no me puedo concentrar. Por lo tanto, estoy haciendo lo que me parece mejor hacer. Tú me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todas las formas todo lo que alguien puede ser. No creo que dos personas hayan sido más felices hasta que apareció esta terrible enfermedad. No puedo luchar por más tiempo. Sé que estoy estropeando tu vida, que sin mi podrías trabajar. Y lo harás, lo sé. Te das cuenta, ni siquiera puedo escribir esto correctamente. No puedo leer. Cuanto te quiero decir es que te debo toda la felicidad en mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bondadoso. Quiero decirte que todo el mundo lo sabe. Si alguien podía salvarme, hubieras sido tú. Nada queda en mi salvo la certidumbre de tu bondad. No puedo seguir destruyendo tu vida por más tiempo. Sigue Leyendo...

Suave sueño de farol

Siempre sueña con la luz
del farol de su existencia;
suave roca…
suave mar…
suave luna que presencia
a la barca que navega
en las aguas del amor.
Suave sueño de farol.

En la borda hay un marino
con recuerdos de mujer;
suave roca…
suave mar…
suave carta de papel
que refleja a medianoche
las palabras del amor.
Suave sueño de farol.

Las palabras

Las palabras surgen como los cuerpos
en medio del vacío de las manos
y laten en el aire sus caprichos
para entrar en el alma como dardos.

Las palabras acunan el romance
o rompen las cruces del martirio
pero siempre nos inundan de luceros
por donde caminar en medio del destino.

Pluma Azul

Pluma azul suave y anchurosa
del ave marina de mis sueños,
en ti me hago golondrina
y me envuelvo en la voz de los silencios;
en ti, remedo de madrugada,
recojo el recuerdo de las horas
y, asomado a una ventana abierta,
escribo en la bruma mil palabras.

Abrazo

Los mil jardines del grande abrazo
que de amantes nos cobijan ampliamente
me llenan de límpida simiente
que engendran en mi alma ya su trazo.

La madeja del tiempo es el brazo
asido al corazón vivo y caliente
y sé que me cuerpo entonces siente
la caña brava reírse en el ribazo.

Amoroso pálpito

Te contemplo leve y a escondidas
corazón encendido por las luces
y no te das cuenta de que observo
el presuroso silencio de tu pálpito.

Unido a mi secreto más interno
queda tu jardín henchido de poesía
y en la hiriente madrugada del invierno
un espacio azul se me convierte en vida.

Sólo tú

Sólo tú eres mi mágica conciencia
mi Todo, mi Nada, mi existencia…
y envuelto en tu insigne encanto
me llenas de perpetua consistencia
con tus ojos, con tu risa, con tu llanto.

Sólo tú con tu leve persistencia
le traes a mi cuerpo la esencia
de tu bello y saludable canto
mientras llenas de eterna ciencia
mi alma con tu suave manto.

¡Oh, Don Quijote Agotado!

¡Si tú supieras de qué vá este inmenso marasmo!
Un hombre en mitad de la llanura.
Armadura hecha añicos.
Caballero de una España Hidalga.
Todo apunta hacia tu origen, y tu locura
es la única razón para que los demás seamos cuerdos.
¡Cuerdos en el el día de hoy, ayer y mañana!
¡Que todos digan tu nombre!
Y el que no…se lo harán decir.

Ternura

Ternura
suave mano de dulzura
que acaricia la mejilla
del sufriente…
florecilla
que crece de la semilla
de tu vientre
y siempre
tú, ternura sencilla,
del corazón a la frente
das a mi cuerpo sombrilla
para hacerme hombre que siente
cómo vuela el avecilla,

Descansa el ser humano

Fumando la existencia
surgida en los vacíos,
bañándose en los sueños,
anclándose en los ríos…
parado el pensamiento
en las alas del tiempo
perdido entre la nada…
varado en la explanada
de las huellas de su mano…
descansa el ser humano
entre aromas de alborada.
Un amanecer distinto
tropieza en su mirada.

Ausente la palabra y el corazón abierto

Dame palabras, como si derramaras sobre mí
el ansia de un saber secreto, la lujuria del sentir,
la esencia del sentido.
Sonoridades abiertas a la excelencia de la tarde
y éfímeros cantos.
El sol se alza sobre su pedestal romano y se proclama dios.
Nada se ausentará de tan intenso instante;
nadie abominará de su razón humana,
y el caminante se detendrá en la bodas del eterno ciclo.

Ya desclavado

Deja que barra yu anclada barca,
marinera de corazón acongojado,
y que aparte la pesadumbre cierta
de tu místico anhelo golpeado.

Deja que se haga olvido tu tristeza
y quede tu doloor en la bahía anclado
para llenarte de la materia inmensa
de todo lo que Dios por ti ha creado.

Otra vez a reencontrarme

Hallado en la conciencia del espacio
otra vez a reencontrarme yo retorno
y me quemo como pan en el horno
cuando camino por el callejón despacio.

Otra vez a reencontrarme en el amparo
del corazón metido en el entorno
y me vivo en la noche del contorno
en que sueño vigilias y me comparo.

Soy solamente un ser humano
que, mirando el dorso de su mano,
con lo injusto del engaño disconformo.

Soy solamente enigma llano
que, amando del alba su arcano,
con las líneas de mi espíritu me formo.

Algún día

Cuándo habrán de caer rosas
desde tu pedestal…
cuándo habrán de llorar perlas
los ojos de Lucifer..
rendidos en el mar…
cuándo acabará esta triste realidad
que mis ojos no dejan de mostrar
cuándo habremos de volar
o ver a un hombre amar sin pecar…

Volverán…

Volverán las etéreas golondrinas
sus caminos de amor a señalar
y las amistades, alegres peregrinas,
de nuevo en nuestras almas anidarán.

Volverán las humildes margaritas
en los campos soleados a brillar
y, compañeras del abrazo y de las vidas,
sus pétalos de nuevo se abrirán.

Beso reimpreso

El beso es una forma romántica de diálogo, que se firma con los labios.

En 1950, Francoise Bornet y Jacques Carteaud se besaron ante el fotógrafo Robert Doisneau que se apostaba en la terraza de un ‘bistrot’ parisino. La imagen de un muchacho de pelo alborotado besando apasionadamente a una estilizada chica se convirtió en un símbolo internacional del amor cuando se difundieron millares de copias en forma de póster en la década de los años ochenta, siendo récord de ventas en 1992.

Luces de bohemia

Estalla la bombilla de la luna
en pálidos reflejos de fulgor.
Suena el acordeón tanguista.
En el callejón
riela la plata de la lluvia
y los versos que desgrana el poeta
se llenan de café y tabaco.

Bajo la sombra del teatro
los arlequines dialogan con las damas
y hay un farol encendido
que habla…

Contigo

De la claridad diáfana de tu presencia
emerge el código del sueño repentino
y recorren el sendero de tu vientre
mil paradojas de anáfora en camino.

Besar la sinfonía de tu cuerpo
es entonces fulgor de ardoroso destino
y en la sombra nocturna de la alcoba
la luna clava su parabólico respiro.

Quiéreme

Sé que me quieres
aunque diga yo lo contrario:
sólo es que quisiera
despertar en tí, la ambición
de quererme un poco más
cada día, cada minuto:
hacerte ver la realidad
del amor que con mis fuerzas
no puedo ya controlar.