Esperanza vivía con sus dos pequeñas hijas gemelas Libertad y Soledad. Libertad era muy atractiva, bella y hermosa, y tenía un carácter alegre y jovial aunque pecaba de ser bastante vanidosa. Soledad, sin embargo, era poco agraciada y eso la había hecho desarrollar un carácter triste y apocado, sobre todo porque siempre la comparaban con su hermana; aunque viéndola de manera imparcial tenía un bello encanto. Mamá Esperanza, que había sido abandonada por el padre de las níñas (un gordo banquero truculento y despiadado con los seres humanos) luchaba ardientemente por ver crecer a sus hijas hasta convertirlas en felices mujeres. Trabajaba dia y noche sin descanso y sin desfallecer jamás en su ardua labor… pero su corazón se fatigaba mucho y un día dejó de latir…
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Cuentos
Los sueños de Soledad
Esperanza vivía con sus dos pequeñas hijas gemelas Libertad y Soledad. Libertad era muy atractiva, bella y hermosa, y tenía un carácter alegre y jovial aunque pecaba de ser bastante vanidosa. Soledad, sin embargo, era poco agraciada y eso la había hecho desarrollar un carácter triste y apocado, sobre todo porque siempre la comparaban con su hermana; aunque viéndola de manera imparcial tenía un bello encanto. Mamá Esperanza, que había sido abandonada por el padre de las níñas (un gordo banquero truculento y despiadado con los seres humanos) luchaba ardientemente por ver crecer a sus hijas hasta convertirlas en felices mujeres. Trabajaba dia y noche sin descanso y sin desfallecer jamás en su ardua labor… pero su corazón se fatigaba mucho y un día dejó de latir…
Palabras desde afuera
Es un lindo día ¿sabes? ¡Lastima que no vino Raquel!, pobre Raquelita siempre con sus problemas, el edema en las piernas, la inestabilidad laboral del marido, los nietos, su hija “La Moni”, mira que le digo no la llames La Moni Raquelita, suena tan feo! y ella siempre con su risa cristalina y ese ademán con la mano repitiendo – bahhh da lo mismo es mi negrita La Moni con La o sin La – esa hija que esta tan lejos! Allá en “La Norteamérica” buscando un destino mejor que el que le toco en suerte acá nomás, en la tablada, en la casita de techo de chapa con paredes sin revocar, con piso de cemento, con las hornallas siempre encendidas en el invierno, “pa calentarse las manos nena, el invierno es durísimo en la tablada!”, Mira si será loca esta Raquel!, como si en la tablada hiciese mas frío que acá en la capital!, que surte tuvimos en dar con ella no?, buscamos tanto te acordas?, si creo que te acordas, en ese tiempo todavía ….
La Locura [Mario Benedetti]
Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.
Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez,la Locura como siempre tan loca les propuso:¡vamos a jugar al escondite!La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse le preguntó:¿Al escondite?Y,¿Cómo es eso?
“El pollo de la discordia”
Estaban un día cinco amigos:Alegría Creciente,Tristeza Evidente,Pasión Enfermiza,Enfado Constante y Realidad Pesimista,reunidos en la casa de ésta última porque llevaban tiempo sin verse y quedaron para comer.Había pollo asado.
-TRISTEZA:”Dios mío,pobre pollo.Ha sido vilmente asesinado para que nosotros saciemos nuestros egoístas estómagos.Ese pollo tendría familia,y ahora ha sido reducido a un simple trozo de carne seca que se asa con una crueldad constante…Disculpadme…voy al baño a llorar sola y en silencio.”
Los pájaros de la libertad (versión sobre un cuento de Galeano)
Inocencio no puede comunicarse con nadie. No puede recibir dibujos de mujeres, parejas, mariposas, estrellas o pájaros. Inocencio gime desconsoladamente porque él no fue el autor del fallido atentado… pero Inocencio no pudo demostrar su inocencia por carecer de plata suficiente y ahora sólo viene su hija Anaí, de cinco años de edad, trayéndole un dibujo de pájaros volando sobre un maizal; un dibujo que el guardían de la cárcel lo ha roto en mil pedazos.
– ´!Tu papá no puede recibir dibujos de pájaros!. !Tu papá ya no puede ser nunca más libre y dentro de un mes el presidente va a ordenar que lo colguemos de un árbol!.
Las manos de Vandenberg
Mario Vandenberg se quedó mirando sus manos colocadas sobre la mesa. Comenzó a meditar. Levantó su dedo pulgar y vio que estaba demasiado gordo, pero no pudo descubrir otra cosa sino la prologación extrema de sus más de 130 kilos de anatomía corporal. ¿Qué le había sucedido?. La vida le había ofrecido la oportunidad de cumplir su ansiado sueño infantil: comer. comer. comer… comer todos los suculentos manjares que sus ojos había podido contemplar. Bajó el dedo y levantó su diestro índice que apuntaba al amplio ventanal. ¿A quié culpar del hambre de todos aquellos mendigos que pululaban por la macera?. Sentía remordimientos y el dedo índice tembló de incomodidad. LOo bajó y levantó el dedo corazón. Qué sentía él en realidad por los demás seres humanos?. Nada. No sentía nada. Levantó el dedo anular que ya no tenía anillo. Por qué fracasó su amor con Irene?. ¿Había habido alguna vez lugar en su corazón para el a mor?. Cansado, bajó el dedo anular y levantando el meñique sintió deseos de llorar como cuando de niño tenía soledad…
¡El Castillo del conde Rousco!
La tormenta estaballa por doquier. Densas nubes se apoderaban de las almenas, donde los criados se apresuban a cerrar las cortinas de terciopelo. En mitad de la estancia, el conde Rousco busca la solución al dilema planteado por la ingratitud de los señores del condado! Se sentó en su trono de finas maderas de oriente, y acarició su pesada cruz de oro y piedras preciosas. Nada podría interferir contra sus nobles intenciones. Su profundo sentidod el a Justicia había calado hondo en el Abad del Monasterio y espera de él la ayuda inestimable en su encuentro del día siguiente. Sus menjeros habían llevado la noticia a todos los confines y sólo esperaba que en el día señalado, las campanas del monasterio tocaran a Gloria, y él, saliendo en su caballo Blanco, elevaría su Cruz sobre los campos, sobre las gentes, sobre los nobles cortesanos como paladín de una nueva propuesta: Inciar la Santa Cruzada contra los gentiles, contra los infamantes, contra los infieles y contra todo aquél que no estuviera de acuerdo con su santa voluntad.
A esta cruzada se unirían cientos, miles de caballeros y voluntarios. Banderas al viento y blasones, himnos y cánticos, y un palio traído desde la catedral darían al encuentro el carácter suficiente para que el momento fuera sublime. Había hecho traer a cientos de damas vírgenes de otros condados, que a su paso, arrojarían pétalos de rosa. Pero lo más importante estaba aún por llegar: a un gesto de su mano, se abriría el cielo, y desde lo Alto una voz proclamaría su nombre como el Elegido. Y a la espera de que éste acontecimiento celestial ocurriera se puso su gorra protectora ante un sol de justicia. sin perder la esperanza, porque en su profunda convicción el mundo sólo debía pertenecer a quienes, como él, estuvieran en la verdad verdadera.
Al alba y oliendo a tierra
En el dibujo de los colores de la luz trazados en el cielo. Aún oscuro el horizonte y la niebla frágil, como un corazón de algodón peinado. En ese comienzo del alba, se incia el más espectacular de los movimientos. Bañados en la luz los montes se alzan poderosos, siniestros castillos donde los ángeles bordean sus cúpulas con cánticos. Y la luna…esplendorosa y redonda, toda ella insinuante, como la matriz vigorosa de la eternidad perdurable. Al Alba…y oliendo a tierra, sin zapatos, sin zapatillas, con las plantas de los pies tocando tierra. De este modo se perciben las vibraciones del corazón férreo de la Esfera en que vivimos, y se vuelven zahoríes neustras manos y se nubla la conciencia para aprender a soñar en la libertad de los campos, de las serranías pobladas de jaras y brezos. Nada es comparable a este virtuosismo natural. Las arañas, convertidas en artífices de sus hilos de seda, las mariposas nocturnas deambulando entre las margaritas, los primeros lagartos que se lavan en el rocío matinal sus pieles verdes, como las algas de las que surgieron.
Y sólo dura un instante; el tiempo josto para que la noche se rompa por completo y alboree el día. Es el parto de la luz, el nacimiento de la claridad, la plenitud de lo que significa estar vivo. ¡Es la grandeza incomparable de lo que jamás dejará de ser la vida!
Al compás del concierto barroco
Un extranjero escapado de las páginas entintadas de Camus llega también allí, al retablo donde Kandinsky ha intentado fusionar todos los colores… los endemoniados dostoievskanos danzan acaloradamente persiguiendo a la Venus de Milo que sigue esforzándose con enamorar al Pensador de Rodin. Pero el Pensador tiene muchas circunstancias que lo sujetan a su silla. Y La Gioconda sonríe melífluamente… Alrededor de ellos están bailando las ninfas que loan a Sherezade y Antonio Machado se ha acercado levemente, como de puntillas, para abrir la puerta y que entre el sol de los campos sorianos. En el exterior, bajo un cielo azul albertino, Platero trota como una suave mariposa mientras abrevan en la fuente el Rocinante de Quijote y el Bucéfalo de Alejandro… la Gran Madre Selva se ha llenado de cultura y hasta los indígenas shuaras buscan descifrar las amplias estancias por donde caminan todos los colores del entrañable Vorem, este Eldorado descubierto por los poetas que aman a las corpusculares esferas de Copérnico…
Concierto Barroco en un solo movimiento
Amplias estancias por donde caminar mirando los colores. El poema se diluye y se transforma en cuádrigas de caballos romanos, en ejercicios de literatura noble, resonante y certera. Borges aparece bucólico y pastoril apoyado en su bastón de plata mexicana. Minotauro esgrime su cabeza hedionda, su perfil de devorador de vírgenes, su talante de domador de hombres. Suenan los pasos a los compases acristalados; trompetería de un órgano barroco que invoca a lo divino en un baile de máscaras. ¡Venid a la celebración! Descienden por la escalinata de mármol los descendientes de los ángeles, los sabios que crearan anacondas y papagayos dorados. Todos se van sumergiendose en planos disonantes hasta perfilar la sinfonía de los invisibles. Es tan grande la intesidad que los pájaros se alejan y la estancia se cubre con velos caídos desde los párpados cerrados de Borges, de Goitisolo, de Pablo Neruda.
Pablo no deja de cantar a la noble virtud de la poética cebolla, al ajo, al escarabajo que hace de la tierra un continente virginal de vocablos.
Termina el concierto, en la apoteósis de la fusión efímera. Dalí trata a Velazquez con desdén y dibuja sobre las meninas dos rosados pechos de vírgen llamada Gala. Dalí ha renacido para ser cúbico, y ambigüo, como lo son los delfines que ahora saltan en medio de la impaciencia. Hasta donde hemos llegado, la gran Madre Selva gira en una danza embriagadora, llamando por su nombre a cada ser nacido de su vientre.
El lenguaje de los árboles
Hubo un tiempo, lejano y hermoso, en el que los árboles hablaban un lenguaje común. El viento era el camino por donde viajaban los pensamientos y las palabras. Los árboles, al reirse, movían sus copas produciendo un inmenso cosquilleo en las nubes lloronas. Los montes recogían estos ecos y todo el bosque sonaba a Naturaleza hablada, lenguaje primordial, verde o multicolor. Los más viejos hablaban de los tiempos en los que la palabra les fue dada. Los retoños crecían entre las hojas secas del otoño y las nuevas de la primavera. Sauces llorones, que no dejaban de derramar sus palabras pesimistas. El pino de montaña, siempre enfadado contra brisa constante y el manzano, durmiendo casi todo el día para que sus frutos fueran redondos.
Las acacias secas del África, sonaban a instrumentos de madera, ritmos continuados, sonoridades calientes y vibrantes. Aquellos decires dieron a la Tierra el don de la Palabra, el Sonido de las Esferas, el sentir la vida palpitando en azul.
Don Oswaldo (Y Tercera Parte)
– !Es verdad!. !Ahora me acuerdo!. !Felisa!. ¿Cómo no recordarla?. !Cómo me la arrebataste, bribón!. Pero… ¿qué fue de ella?.
– Felisa Alvarez Cienfuegos se marchó al día siguiente hacia Michigan, en los Estados Unidos, porque su padre, el famoso pintor, decidió trasladar su taller artístico a la ciudad de Detroit… mas todavía conservo, intacto, el Atlas de Geografía Universal que me regaló aquella misma tarde, paseando por el parque de el Ejido, con una cruz marcada sobre el lago Eire.
Don Oswaldo (Segunda Parte)
Día lectivo en el viejo Quito. La maestra traza en la pizarra la frase: ¨Lucho quiere mucho a su mamá”.
– !A ver, Oswaldito… díle a tus compañeros y compañeras dónde está el sujeto!.
– Doña Clotilde, el sujeto todavía no aparece.
-¿Qué dices, Oswaldito?. El sujeto es el animal, persona o cosa de la cual se dice algo…
– Eso es lo que yo pienso, Doña Clotilde… el sujeto es ese animal, persona o cosa que ha degollado ayer a dos jovencitas en las cercanías de Babahoyo… pero dice la radio que todavía no se sabe quien ha sido el autor. Unos creen que un lobo hambriento; otros dicen que un delincuente recién salido del penal y hay quienes piensan que…
Don Oswaldo (Primera Parte)
Sube Don Oswaldo, como todas las mañanas, camino de la panadería y sus sempiternos encuentros con la enosñación. Sube con su bastón apoyándose suavemente en el duro empedrado de La Gasca y, de vez en cuando, detiene su lento y pausado caminar para levantar la cabeza y observar a la pimpollera mañanera que todos los días le dedica una sonrisa especial. !Don Oswaldo siempre con su ensoñación!.
Es día fresco y, a la sombra de un velador, Don Augusto, el jubilado arquitecto de la Municipalidad, dibuja sobre un ancho papel de pergamino, los últimos detalles de su penúltima construcción. Don Augusto es otro veteranísimo de las lides existenciales de aquella época no conocida por nosotros en que llevar una flor en el ojal de la chaqueta dicen que suponía estar enamorado de las sonrisas.
Teresa (CUENTO DE MARIA ISABEL SOLANO)
Llegué a un puerto olvidado, invadido por un olor a descomposición, a pescado, a conchas, a mierda y a pena. Estaba infestado por oxidados barcos de grandes anclas aferradas en el fondo del mar; anclas que hace tiempo no ven la superficie, barcos que no recuerdan ya su recorrido porque el hombre los ha abandonado. Pequeñas covachas de caña y palma yacían aglomeradas a lo largo de la orilla. El grito de los vendedores, el llanto de los niños, el ruido de los viejos coches invadían el lugar y saturaban el aire casi imposible de respirar. El calor, la humedad y mi sudor adherían las prendas a mi cuerpo.
Camino de ida sin retorno.
Cuando él se levantó con la clara intención de marcharse de allí, todos los contertulios desearon, en su interior, acudir prestos a retenerle para evitar que saliese por la puerta y los abandonase después de haberlos perdonado a todos ellos. Pero ninguno de los allí presentes se atrevió a elevar la voz en una súplica de consuelo. Todos tenían en su conciencia el sentido de ser culpables, mas todos volvieron a la charla contaminosa, a la absurda elocuencia disipadora para ocultar su anterior silencio. Él salió de allí y se marchó. Todos desearon infinitamente que volviese pero el nunca regresó. Estaba ya demasiado lejos y había perdido la memoria.
Despertar
Se quedó dormido entre el ruido de la calle y la necesidad de abandonarse al sueño. Se sentó en un rincón, en un hueco, entre cajas que ya eran inútiles para nadie. Dormir le suponía ser alguien, despojarse de la realidad y fabular en medio de la nada. Las cajas de cartón le parecieron hermosas estructuras y el suelo tan acogedor como una cama. Esta seguro de que nadie se daría cuenta, y en esta sencillez de caja y suelo…se quedó dormido.
El Joaozinho (CUENTO DE LESLIE ORERO)
Se encontraba ahí, en la solitaria sala, sonriendo y dando vida al lugar. El reflejo del sol se encargaba todas las mañanas de recorrer toda su estructura, desde las patas hasta sus teclas. El me llamaba entre sonidos agudos, me tentaba tocarlo, puse muy despacio mis dedos sobre sus delicadas teclas, donde salían sonidos que hacían bailar las rosas del jardín de atrás. Los sonidos más hermosos con los cuales mis oídos se deleitaban y obligaban a mis ojos a cerrarse y empezar a soñar. Todos los días era un sueño nuevo, cada vez más me agradaban sus tonadas y cuando las aves cantaban el Joaozinho silvaba.
Crisálida
Aquel hombre se pasaba la vida mirando al mar. Siempre mirando al mar. Esperaba que las aguas se derritieran en tenues luces amarillas y después, cuando al fin se levantó, tenía ya cien años de edad y sobre la superficie del mar habían trazado mil rayas las gaviotas. ¿Has visto una mariposa de mar? preguntó el hombre de los cien años de edad al marinero. La vi. Tenía rostro de niña, era una mariposa azul, perseguida por el fantasma de una crisálida extinguida. Y el hombre de los cien años de edad se volvió a sentar, ahora mirando hacia la tierra, por ver si la mariposa se había convertido en mujer y estaba acariciando las flores del naranjo.
Esperanza y Soledad (breve cuento)
Acababa de morir Mamá Milagros y allí estaba, triste huérfana y abandonada, su hijita Soledad. Lloraba desconsoladamente Soledad porque ahora ¿quién la iba a seguir llenando de ilusiones su pequeña aventura diaria de soñar con soles en días llenos de luz y de color y con lunas en noches llenas de encanto y de poesía?. Pasó entonces, por el sendero, la tía Esperanza y recogiendo a Soledad la arrulló entre sus brazos y la consoló haciéndole saber que la amaba y que jamás quedaría abandonada, que limpiara sus ojos de llanto para contemplarla a ella, a la Esperanza, que venía a llenarla de nuevas ilusiones. Y así Soledad olvidó el llanto y supo que Esperanza era el milagro diario que seguiría originando dentro de su alma millones de sueños bajo el sol y la luna.
La noche de los búhos
En medio de la espesura danzaban los nubiles unicornios alrededor de la fogata, mientras el resto de la tribu, con los cascabeles de las serpientes venenosas enrollados en sus duras tobilleras, convulsionaban de espasmos la noche cerrada bajo la luna llena. Soplaba el viento y se oía el rumor de las hojas ulular como centinelas. Un aullido de fantasmas enloquecía el ambiente.
Nigorán, el robusto y burlón griot de la camada, había predicho, auscultando los amarillentos huesos del podrido elefante, que los dioses mandingas desencadenarían una feroz tormenta para saciar la sed de los rebaños; pero Nigorán se había equivocado ya en demasiadas ocasiones como para ser perdonado esta última vez.
perro bueno, perro malo
Éranse una vez dos perros: perro bueno y perro malo. Perro bueno era bueno pero perro malo no era bueno, sin embargo la gente sentía más simpatía por perro malo. Si perro malo hacía algo bueno sus dueños enseguida le regalaban caricias. Por el contrario si perro bueno hacía alguna vez algo malo, era severamente castigado.
Perro bueno, como era bueno, siguió siendo bueno y murió creyendo que algún día alguien se daría cuenta.
Vestiduras( para mi amigo Jose)
Cierto día Belleza y Fealdad se encontraron a orillas del mar.Y se dijeron”Bañémonos en el mar”.
Entonces se desvistieron y nadaron en las aguas.
Instantes más tarde Fealdad regresó a la costa y se vistió con las ropas de la Belleza,y luego se marchó.
Belleza también salió del mar,pero no halló sus vestiduras,y era demasiado tímida para quedarse desnuda,así que se vistió con la ropa de Fealdad.Y Belleza sigúió su camino también.
Y hasta hoy día hombres y mujeres confunden la una con la otra.
Sin embargo,algunos hay que contemplan el rostro de Belleza y saben que no lleva sus vestiduras.
Y algunos otros que conocen el rostro de Fealdad,y sus ropas no lo ocultan a sus ojos.
El hijo del coronel (II)
En mi casa la plata siempre ha sido poca. Mi madre trabajaba noche y día para mantener a mi y mi papá y para pagarme los estudios….!Pobre mamá! Fue secuestrada, separada del hombre que amaba, violada. Y los militares que le infligieron todos esos sufrimientos han quedado impunes y todavía hoy hacen entrevistas en que se jactan de sus crímenes. No es justo. No es justo. (silencio) ¿Por qué mis viejos no me contaron la verdad desde un inicio? Habría querido lo mismo a Gabriel, aunque no es mi verdadero padre. (silencio) ¿Si Gutierrez hubiera sabido quién es el hombre que dejó embarazada a mi madre me lo habría dicho, verdad?
El hijo del coronel
PERSONAJES
Gustavo Gutierrez, coronel jubilado del ejército argentino
David Gutierrez, su hijo
Esposa de Gutierrez
David niño
David adolescente
Gabi, hijo adoptivo de David
Soledad, hija adoptiva de David
Gael Diaz
Gabriel Diaz, padre de Gael, ex desaparecido
Soledad Bianchi, madre de Gael, ex desaparecida
Gabriel joven
Soledad joven
Padre de Soledad
Madre de Soledad
Gael a un año
New Olentzero: Cuento navideño
Nuestros hijos siempre supieron la triple historia de los Reyes Magos, Papá Noel y Olentzero.
En el País Vasco conviven tres tradiciones con personajes navideños que dan regalos a los niños. El protagonismo de cada leyenda es variable según la familia, pero toda la infancia vasca sabe que “existieron” y cuáles fueron sus orígenes. Cuando nuestros hijos fueron pequeños, y de esto hace ya unos lustros, aprendieron que la nochebuena del 24 de diciembre celebrábamos el Olentzero, la nochevieja del 31 de diciembre Santa Claus, y los Reyes Magos la mañana del día 6 de enero. Si deseaban un regalo en cada ocasión, debían escribirles en sus “idiomas propios”, respectivamente en euskera, inglés y castellano.
Luces de neón
Era fría la noche y todos los transeúntes caminaban demasiado ocupados en sus impertérritos pensamientos como para que aquel indiecito pequeño como un alfiler pudiese llamarles la atención. Solamente las luces de neón de un comercio de perfumería parecía saludarle a través de la bella modelo del escaparate y la sonrisa de ella, blanca como el marfil y enmarcada entre los finos trazos de unos labios de amapola, le atornillaba la conciencia en una desesperada soledad. ¿Y quién era él para poder seguir amándola bajo la niebla y el temblor de la piel?.
Lilo y las gaviotas…
Son marineras y todas las mañanas cuando Lilo se acerca a las cornisas del malecón de aquel pueblo impregnado de olores y sal, mientras las olas del mar azotan la playa rompiéndose en las arísticas piedras del muro de contención, ellas llegan para escoltar a las barcas de los pescadores y poder comer los pescados que éstos arrojan al mar. Y están también los otros. Los de la caña y el sedal -ajenos a la voluntad de las gaviotas- intentando capturar “tiburones” en forma de atunes, carpas y congrios; pasando sus vidas entre anzuelos y carretes mientras Lilo abandona sus abigarrados pensamientos y se sienta sobre la roca para descansar envuelto en las blancas presencias de las gaviotas. En esfecto, es Lilo contemplando las vaporosas nubes que impregnan, de blanca sensación, la llegada de ellas.
Jiménez
Jiménez es vago. Muy vago. Lo que más le gusta a Jiménez es ver pasar la vida por delante de sus ojos y, cuando llega la noche, oir entonar hermosos conciertos a los lunáticos grillos de su pensamiento.
Jiménez es tan vago como el tiempo de ociole permite; pero Jiménez es vendedor de libros a comisión y todas las mañanas, con los tambores del amanecer en sus ojos, el inhumano despertar le toca la diana de la rutina. Y entonces el hermoso concierto de los lunáticos grillos se torna pesadilla. Una pesadilla que se enrosca en su cerebro convirtiéndole en esclavo de esa humanidad que deambula por las calles cuando el sol, la lluvia o el viento, convierten cada día en una galera repleta de soledades: las soledades que Jiménez transporta dentro de su portafolios. Es como si cada uno de sus catálogos fuese un rival de su felicidad.