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Relatos

Palabras al borde

Es tarde. No queda tiempo para darse la vuelta y recoger el papel tirado al suelo. Asusta tanta quietud cuando el mundo se mueve inquieto y volcánico. Hace muchos dias que no escribo, que no dejo que mi mente sueñe. Se ha quebrado una parte de mi lenguaje y presiento que los dias se acortan. Si me quedo sin palabras…será como divisar un barco que se aleja y no regresa. Las manos tiernas se apresuran a taparme y creo haber callado lentamente. Alguien grita desde el otro lado de la calle. Alguien que acaba de reventar en su angustia, pero el silencio regresa tímido y cobarde. En alguna ocasión me hubiera gustado salir al balcón y gritar, gritar al aire, hacer del aire un grito, pero siempre llego tarde a esas emociones, como si debiera resignarme a esperar tanto, tanto…que pierdo el hilo de las horas. Sigue Leyendo...

Línea de Sucesos

El Chapas, es un individúo que se dedica a la delincuencia. Vive de robar coches. No se le conoce domicilio estable. Es un hombre muy astuto para unas cosas, pero de pocas luces para otras.

Una noche el Chapas estaba introduciendo algo en el cierre de la puerta de un turismo estacionado en la calle. Trataba de abrirlo por la fuerza… Miraba a su alrededor, asegurándose de que nadie lo viera. La luz de la farola llegaba con escasez… Llevaba una gorra que ocultaba parcialmente su cabeza.
De súbito, junto a él, junto a su delincuente mentalidad, junto a su pasado retorcido, junto a su estampa, apareció en el aire, una estaca de madera, en un extremo dos manos la sujetaban… Sigue Leyendo...

otro lote (de cartas se sobreentiende) para la Jefa (El Chivatazo)

Juan Ignacio García.- Tengo dos problemas: uno que peligra mi puesto de trabajo y dos que la amenaza va en serio.

Pablo Polo.- Tengo dos problemas: uno que no sé dónde está el Bernabéu y dos que me han mandado al Bernabéu a hacer una entrevista ¿pero cómo consigo dicha entrevista si no sé dónde está el Bernabéu?.

Txabi Ferrero.- Tengo dos problemas: uno que me aburro mucho en el campo del Almería y dos que sería muy feliz en el campo del Bernabéu entrevistando a Pellegrini; pero las cosas son como son y no como yo quisiera que fuesen así que me sigo aburriendo mucho en el campo del Almería que está más desierto en estos días que Librilla. Sigue Leyendo...

La carta del escultor (reedición)

Eva sintió la necesidad urgente de tumbarse en la cama en posición fetal, errante en el vacío perpetuo e incontestable de sus ilusiones; despojada de toda clase de revestimiento mental. Las lágrimas hicieron acto de presencia en el tiempo de desconsuelo en que había penetrado su conciencia. Se apoderó de ella una frágil y finita sensación de existencia esperando que la incertidumbre atravesara el imperceptible y quebrantado ánimo de su voz…

– Eva… deseo poseerte…

Notó una especie de caricia en torno a su cabello.

Marchó en busca de personalidad (A mi hija Carla)

Llenó sus ojos de palomas; inundó su corazón de un verde valle repleto de abedules y adentró en sus entrañas las misiones viajeras de quien toma el rumbo de lo desconocido para saborear su propia personalidad. Yo no la dije nada. Sólo miré sus ojos llenos de palomas; escuché latir su corazón de verde esperanza y me adentré en sus sueños de viaje. Sé que a veces acertará y otras tendrá errores… pero estoy seguro de que cuando volvamos a encontrarnos, con la próxima primavera cantándonos las edades de los tiempos, veré a una mujer mucho más completa, mucho más exacta, mucho más real. !Suerte!. Estoy seguro de que tus sueños serán experiencia para contarnos en la próxima primavera. Sigue Leyendo...

A-Z

Ahora bebemos copas de ensueños fieles, grandes, hermosos… imaginaciones jamás kilometradas,largas, llanas, mundiales… nunca ñoñas oraciones para saber tener una voluntad. !Ya zarpamos!.

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 14.

Pocos metros depués, apareció repentinamente un lobo silvestre, que venía directo hacia donde se encontraba El Extranjero. Llegaba con las fauces abiertas pero el Extranjero no tuvo ninguna clase de miedo, sacó un pedazo de pan de su mochila y,acariciando la cabeza del lobo, le dio de comer. El lobo comió tranquilamente y se sentó junto a él.

– !Vamos!. !Tú si puedes venir conmigo, porque eres de los que piden disculpas cuando matan sólo para comer!.

No se debe de parar la corriente de un rio.

Cerró la puerta tras de si, le dio dos vueltas a la llave y ajustó el cerrojo hasta el fondo. Allí quedaba bien cerrada la puerta de lo que hasta hacía poco había sido su morada. Pocos días antes la cerró pero no del todo, solo fue para cambiar de aires a otra casita al lado de la suya. Un hogar algo más pequeño y acogedor, pero no le sirvió de mucho, el cambio no fue muy fructífero, al contrario, desde que se instaló allí las cosas fueron desgranándose demasiado deprisa y con nefastos resultados.

Hacía mucho tiempo que llegó a la ciudad. Su escaso equipaje estaba formado por un kilo de ilusiones y otro de sencillez. No era muy instruida, apenas sabía comunicarse con los demás cara a cara, siempre se ruborizaba cuando se encontraba con alguien de frente y le regalaba unas palabras de halago o aliento. Muda quedaba, pobre chica, de familia tan humilde que ni hacerse entender sabía. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 13.

El sol se despertó caluroso. En la Gran Ciudad toda la población, agitada, llenaba los cafetines para comentar, en voz muy alta, los sucesos ocurridos en el partido de fútbol del día anterior. Todos discutían. Ninuguno se ponía de acuerdo. Había quiénes defendían a los vándalos fanáticos diciendo que sólo eran unos chiquillos. Otros les respondían que no eran tan chiquillos sino sólo gentes de mal vivir que, con plena consciencia, se estaban chuleando de la vida; que ya tenían edad suficiente para dar con sus huesos en la cárcel. Los neutrales sólo escuchaban y permanecían mudos mientras se les atragantaba el café y las copas de anís les sabían amargas a pesar de haberlas pedido dulces. ¿Dulces?. No era, precisamente lo ocurrido en el campo de fútbol, ninguna clase de dulzura. Nada de chiquillos malcriados. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 12.

Al llegar el alba el Extranjero se levantó silenciosamente para no despertar a nadie. Salió de la cueva y encendió un cigarrillo. Alguien le tocó en el hombro derecho. Era el jerarca de la familia gitana que no había podido apenas dormir ni una sola hora.

– ¿Se va usted ya?.
– Aquí no tengo mi Destino.
– ¿Por qué me dijo usted discúlpeme cuando estábamos hablando anoche?.
– ¿Ha observado usted a los animales?.
– !Muchas veces!.
– Por eso se lo dije.

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 11.

Hacia las tres de la madrugada, el jerarca de los gitanos todavía seguía sin poder dormir. Sentado en el borde de su hamaca seguía pensando. No sabía cómo aquel Extranjero le había dado una verdadera lección de libertad. !A él!. !Al jerarca!. !Al todopoderoso de la tribu!. Contó mentalmetne hasta cien ovejas por ver si así le entraba el sueño. No pudo. Se preguntó a sí mismo si los gitanos eran tan libres como se autodenominaban ellos. Supo que no. Que no eran tan libres como decían. Sabía que de aquel Extranjero había aprendido algo: que los gitanos seguían siendo esclavos de sí mismos. Que todo su mundo a él le daba lo mismo, pero en el fondo no era así. Era difícil entender aquello. ¿Le importaba o no le importaba el mundo de los gitanos a aquel payo?. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 10.

El partido de fútbol, aquel domingo por la tarde, había resultado tan frío como el ambiente. Eso hizo que las hordas de los aficionados se enfervorizaran, se crisparan los nervios de todos los espectadores y comenzaran las luchas sin cuartel de los unos contra los otros. Durante toda la semana cierta prensa deportiva no había hecho otra cosa sino incitar a la violencia entre los más fanáticos de ambos bandos. Alguien salió con la boca partida y, a los veinte minutos de la segunda parte, hora fatídica siempre en los partidos de fútbol de máxima rivalidad, el árbitro, totalmente asustado por la violencia desatada en los graderíos y la tremenda tromba de agua que había anegado por completo al campo de fútbol haciendo que el balón no se pudiera mover más que escasos centímetros a pesar de las fuertes patadas de los futbolistas, decidió suspender definitivamente la contienda cuando el marcador todavía permanecía en un desesperante 0-0. Sigue Leyendo...

Por esos pueblos del Wayne… (del guión 37 al guión 50)

Por esos pueblos del Wayne… : En rojo (37)

La extrañísima aparición de mi hada madrina (a la cual no he olvidado todavía) me ha hecho reflexionar profundamente y, para ello, me he acercado a un lejano horizonte de este hermoso país donde se estaba celebrando la ceremonia de una puesta de sol.
Es en la inmensa llanura de “Hala Zona”, donde todo es tan monumental que sólo se pede decir: ¡Hala que zona!. (de ahí el nombre dado a toda esta región).

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 9.

El jerarca de la familia gitana tenía una voluminosa barriga y unos enormes bigotes negros.

– Está bien, a pesar de todo reconozco que lleva usted razón. No siempre la sabiduría gitana es buena sabiduría.
– En realidad la buena sabiduría es, a veces, guardar silencio y a veces gritar a pleno pulmón. No existe término alguno en este sentido.. ¿sabe por qué?.
– Ni idea -contestó sinceramente el jerarca
– Por culpa de las injusticias. Pero sólo se lo digo para que medite…

Por esos pueblos del Wayne… : !Al fin!. (4)

Aquí por lo menos me divierto… bastante. No es que sea la sexta maravilla del mundo pero es gracioso ver a tanta cantidad de chiquillos colocando latas en los rabos de los perros y los gatos. Me di cuenta de qué clase de pueblo era cuando en la entrada había un cartelón que decía “Terrible Massaccre”.

Según me han narrado los más viejos del lugar el nombre del pueblo evoca a una estrepitosa batalla que hubo hace algo más de cien años. En ella perecieron todos sus habitantes, pero unos caravaneros que venían buscano un bello lugar donde plantar viñas lo volvieron a acondicionar. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 8

A las seis de la tarde los tranvías iban repletos de aficionados y aficionadas al fútbol. Era domingo de partido de la máxima rivalidad. Todos hablaban sobre el resultado final antes de haber comenzado el encuentro. Era esta una curiosa paradoja de este deporte. Y hacían apuestas entre sí. Un hombre de unos setenta años de edad vaticinó que llovería. No era un sabio precisamente, aunque tuviese setenta años de edad. Era pura lógica dentro de lo ilógico. Bastaba con mirar al cielo. Esta estaba nublado por completo. Grises y oscuras nubes amenazaban la lógica respuesta: !tormenta!. Sigue Leyendo...

Por esos pueblos del Wayne… : De mal en peor (3)

Me estoy arrepintiendo de estas vacaciones. El actual pueblo es tan “fantasma” que me paso el santo día conmtando las “pelusillas” que circulan por la calle principal movidas por el viento. !Menos mal que tuve la feliz ocurrencia de aprovisinarme de comida lo suficiente en mi mochila pues no quiero ni pensar qué hubiese comido!. Sólo he visto lagartos, lagartijas y alguna que otra culebra.

Yo creía que eso que me indicó el charlatán (que viajaba en su carromato vendiendo medicinas “milagrosas”) de que este era un verdadero pueblo “fantasma” sería uno de sus cuentos pero resulta que ha sido verdad. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 7.

Hacía un bello atardecer. Unas cuantas personas se encontraban por allí: una especie de pequeño bosque. Una mujer que llevaba un pañuelo bordado alrededor de su cuello se dirigió hacia él.

– Oiga… ¿es usted de por aquí?.
– Sí.

Era una mujer muy distinguida. Se notaba a simple vista.

– Comprendo muchas cosas, joven… pero hay algo que no entiendo…
– Si le puedo contestar a lo que no entiende lo haré con mucho gusto.

Por esos pueblos del Wayne: La peasadilla (2)

!Este pueblo es un “petardo”!. Con razón no hay “sheriff” pues, la verdad, es que no lo necesita para nada. Lo más grave que tiene este pueblo (“Velo Black”) es que la única chica joven y soltera que habita en él, tiene sólo 65 años (según dice ella) y se pasa todo el día metida en la iglesia poniendo velas al santo del lugar. El asunto no tendría peores consecuencias si no fuese porque desde que me ha visto llegar no hace más que perseguirme continuamente, pues cree que el santo le ha contestado y yo soy su futuro esposo. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 6.

En aquellos momentos en los que el sacerdote moría, el Extranjero ya había dejado atrás, a mucha distancia de él, al anciano que no sabía, en realidad, quien era.. y ahora estaba caminando por el sendero hacia la cima con otro grupo de jóvenes y jovencitas que anhelaban llegar a la misma.

– Antes de que anochezca es necesariio llegar allí -les señalaba el que hacía de guía, un joven delgado pero resistente a la fatiga
– Pues vamos a tener que acelerar mucho el ritmo -le respondió una jovencita que iba fumando un cigarrillo.
– Es mejor que, si deseas llegar, no fumes tragándote el humo -le advirtió el guía. Sigue Leyendo...

Ella

Ella es distraída y olvidadiza en algunas ocasiones, pero cuando quiere puede recordar con exactitud los detalles de algún acontecimiento en especial. Le gusta ser como es, melancólica, loca, alegre, arriesgada, persistente, confiada, fiel y soñadora.
Ha confesado bajito al oído, que hay días que se deja llevar, no le dan ganas de caminar, se siente tan cansada de caminar escuchando su propia voz, seguramente es cuando la somnolencia o el insomnio la acosan, y ese espíritu ermitaño la lleva encerrarse en arcones atestados de papeles, horas leyendo viejas cartas reviviendo momentos en palabras amarillentas. Sigue Leyendo...

Su caja de acuarelas

De entre todas las cosas que él hizo con sus manos, todavía conservo unas pinzas para los terrones de azúcar o los cubitos de hielo. Están hechas de acero cromado, son muy sencillas, pero de vez en cuando, al abrir el cajón de la cubertería, mi mirada va hacia ellas y las cojo. Siempre me maravilla que no siendo un trabajador del metal tuviera él la habilidad de realizar un trabajo tan perfecto.

Lamentablemente, el juego de café art-déco que también había hecho se ha perdido ya hace mucho tiempo, en alguna de las mudanzas que hemos tenido. Entonces sabía que era un juego de café sin más. No tenía idea siquiera de que existiera un estilo llamado art-déco. El juego acabó utilizándose más bien para la decoración y, con los años, sus piezas fueron perdiendo esa función para convertirse en simples recipientes para cosas diversas, de esas que no se tiran pero que no tienen una utilidad inmediata. Sigue Leyendo...

Por esos pueblos del Wayne…: Una de “sheriff” (1)

El “sheriff” es la máxima autoridad de “Atasko City” porque es el único. de los 127 habitantes del villorio, que sabe “leer la cartilla” a los demás. !Sobre todo cuando les pilla desprevenidos!.

El otro día me presentaron al “sheriff” y no tuve más remedio que tomarme la zarzaparrilla a la que me invitó. “!Yo que usted me la bebería, forastero”!. Y acompañarle en una interminable cabalgada por unos desmontes que daban miedo. Cuando emncontramos a “Whisky Chico” empinando de la botella junto a la fogata, al bruto del “sheriff” no se le ocurrió otra cosa sino lanzarle un “cantazo”” que lo desmoralizó y se entregó sin oponer resistencia. Sigue Leyendo...

Y las parejas se besan…

Y las parejas se besan, granadas ya sus bocas, como dos claveles clavados en la metáfora amorosa. El hombre y la mujer bebiendo de sus bocas enlazadas en un laberinto soñado bajo la luna. Y la sombra de una farola encendida por sus besos de verde rama. En los árboles del parque se han grabado las palabras de mil “te quiero” luciendo como estrellas en el alma del cuerpo. Y la esperanza de enlazarse sus miradas con la atmósfera de paz.

La luna es el paisaje de sus ojos. Y la fuente del poema desbordado anega todas las vías de sus mundos enamorados de fantasía y de sueño. En el aire vuela el gorrión escribiendo en las nubes versos. Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 4.

Siguió su camino el Extranjero hasta que, muy pronto, tropezó su vista con una iglesia. Permaneció durante bastante tiempo observando una de sus ventanas donde un sacerdote estaba, a su vez, observándole a él. Unos minutos después, el sacerdote le hizo un gesto con su mano derecha y el Extranjero se acercó a la ventana.

– Hijo mío…
– Perdone, pero no soy un hijo suyo.

El sacerdote enrojeció mientras intentaba ocultar s vergüenza; pues era cierto que bajo su negra sotana se escondía el misterio de varios hijos e hijas repartidos por la Gran Ciudad. Sigue Leyendo...

suicida

Violines suenan, la ventana esta cerrada, la luz parpadea, y mi aliento se entrecorta con el humo del tabaco.
Sentada, sin saber muy bien lo que espero, quiero hacer algo que lo cambie todo, pero tampoco sé el que.

(Los dias pasan tan y tan lentos, y tus abrazos son tan cortos y tan escasos que incluso duelen. No puedo mirarte a la cara, se que no es real, se que aunque quiera engañarme a mi misma, me mientes, me mientes y yo lo sé, pero no quiero creerlo…
Ahogan los dias sin ti, no se donde estas, no se que con quien, no se por que, por que no estas aqui. ¿Acaso solo yo tengo ganas de verte?, ¿de estar contigo?.) Sigue Leyendo...

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 3

Un grupo de mujeres se encontraba charlando cuando, de repente, una de ellas comenzó a llorar. El Extranjero no la conocía a ella ni ella conocía al Extranjero; pero las lágrimas de aquella mujer no cesaban. Así que se dirigió a ella mientras las demás seguían con su incesante parloteo de charlatanas.

– ¿Por qué llora usted, señora?.
– Por mi amiga que acaba de morir.
– ¿Y llora usted por una persona muerta?.

La mujer dejó de llorar y se le quedó mirando absorta.

Rodeando al Extranjero (Novela) Capítulo 2.

No supo nunca si ella entendió o no entendió su filosofía. Sólo se limitó a abrir la puerta del cafetín, salir a la calle y sentir el frescor de la mañana mientras sus manos se helaban lentamente.

En la calle no existe el tiempo. Vivir en la calle es un vivir sin horas. Vivir en la calle es una interminable sucesión de minutos pero no existen las horas. No. No era necesario explicárselo a las gentes que caminaban aquel domingo por las calles. Él sólo estaba buscando… y no lo podía explicar a nadie porque su búsqueda estaba dentro de él y nadie lo podría comprender. Sigue Leyendo...